Celadores de Urgencias de La Arrixaca denuncian total desprotección ante la Covid-19: “El virus no respeta categorías”

Juan (nombre ficticio) acumula unas cuantas décadas como celador del Servicio Murciano de Salud (SMS). En estos momentos de pandemia, en las puertas de las Urgencias del Hospital Universitario Virgen de La Arrixaca. “Sé que nuestra queja es una gota en el océano, pero no hay derecho a la desprotección a la que nos tienen sometidos”.

Juan se queja de que a pesar de ser los primeros en recibir a los pacientes contagiados por la Covid-19, no se les está dotando del material de protección adecuado. “Vemos cómo al personal médico y de enfermería no se les ponen problemas para pedir EPI; y nosotros que estamos en las puertas de entrada de urgencias, manejando a muchos pacientes peligrosos, no disponemos de equipamiento”.

Ni el jefe de los celadores, ni los supervisores de urgencias atienden a sus peticiones, relata este hombre al otro lado del teléfono con voz pausada, pero con el enojo de quien se siente “fuera del equipo, y vendido por las administraciones”. Juan es un veterano. “Ha habido veces que me he negado a trabajar porque se niegan a darnos las mascarillas FFP2”.

Las manos de los celadores son las que movilizan a los pacientes, las que les trasladan para que se les hagan las pruebas, las que los llevan a las cámaras de observación, para hacer los ingresos de planta; “en unidades habilitadas para infecciosos y a las que no se puede subir sin la protección necesaria y con unos protocolos muy estrictos”.

En el SMS aclaran a este medio que “hay un protocolo específico de uso y utilización de EPI y es el que se aplica a cada tipo de trabajador”. No se les considera personal de riesgo.

A Mari Ángeles del Amo, secretaria general de Sanidad de UGT Murcia, ese argumento no le convence. “El protocolo inicial les calificaba como sector de poco riesgo, pero el documento al final dice que el riesgo lo determinará la situación en la que se encuentre el trabajador”, recuerda al otro lado del teléfono.

Los EPI, por tanto, serán recomendados según la exposición, “y si un celador está en la puerta de urgencias y a menos de dos metros de un paciente con coronavirus o movilizándole tiene que estar protegido como el resto de sus compañeros del servicio”.

No tiene sentido, continúa, que si se hacen traslados de urgencia todos los demás sanitarios vayan con sus EPI menos el celador. “No tiene que ir ni más ni menos equipado que el resto del equipo, igual”. Igual que si en la UCI están ayudando en los aseos y o haciendo cambios posturales. “Así lo establece el protocolo”.

Desde UGT ya se remitió una denuncia a este respecto a Salud Pública. “Nos contestaron que se debía, esta situación, a la carencia de EPI, que se estaba priorizando el uso de material de protección y que se iba a subsanar”. Pero les consta, por denuncias que han recibido, que “actualmente este problema persiste en la Arrixaca”. Por lo que tienen previsto remitir de forma oficial este jueves un escrito al gerente del Área 1 del SMS. “No se puede priorizar con la salud de los trabajadores”. Y no dudan en que si no se subsana lo que consideran una discriminación, denunciarán a la Inspección de Trabajo.

En otros centros hospitalarios de la Región, añaden desde UGT, también ha habido quejas de celadores pero “o se les están dando EPI o se evita que participen en los traslados; pero lo de la Arrixaca es sangrante”. Mari Ángeles del Amo lo tiene claro: “No puede ser que estén en primera línea sin armadura; no se les puede mandar a subir en un ascensor con el enfermo y que sean los únicos que no lleven ni mono, ni gafas, ni EPI, tan solo una mascarilla quirúrgica”.

La misma mascarilla hasta 14 días

Si no le hubiera pasado a él mismo, dice que no se lo habría creído: “Hasta 14 días hemos tenido que usar la misma mascarilla”. Y se da la circunstancia, relata, de que en la misma sala otros profesionales “sí que llevan sus equipos y nosotros no; pero se supone que este es un trabajo en equipo y no entiendo por qué este agravio comparativo”. El virus, dice, no respeta categorías.

Hace poco todo su grupo de celadores tuvo que hacerse las pruebas de detección “porque uno de nosotros, que no quiso complicarse la vida y anduvo sin ninguna protección, dio positivo”. Él, que lleva muchos años en este sector, ironiza porque “hasta nos han dado unas mascarillas de tela que desaparecieron hace 25 años de la sanidad”. Intentó conseguir unas FFP2 por otros medios. “Pero no llegan, se pierden por el camino”.