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Ley de Servicios Sociales, mejor tarde que nunca

Elvira Medina

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La aprobación de la nueva ley de servicios sociales de la Región de Murcia ahora sí, parece cuestión de semanas. Mejor tarde que nunca. Tarde porque la vigente ley data nada más y nada menos que del año 2003 y diecisiete años dan para muchos cambios en la Región. El primer borrador del Anteproyecto de Ley apareció allá por 2017 bajo un supuesto consenso del sector, pero como casi todo lo que tiene que ver con los servicios sociales en esta Región, acabó muriendo de éxito y durmiendo en el fondo de un cajón.

La ausencia de compromiso y cumplimiento de las promesas en materia de servicios sociales es simplemente, negligente. En estos diecisiete años nos hemos cansado de esperar el desarrollo reglamentario de la Ley de 2003 y del Plan y Mapa de Servicios Sociales, ni rastro. Otros diez años tardó el Gobierno en desarrollar el Reglamento de la Ley de Renta Mínima de Inserción de 2007 y el anunciado Plan de Inclusión Social, ni está ni se le espera.

Lo curioso es lo rápido que se mueve el Gobierno para legislar y reglamentar cuando se trata de bonificar el juego, modificar la ley del suelo o sentenciar a muerte al Mar Menor. Cuando hablamos de reformar, reforzar y desarrollar el Sistema Público de Servicios Sociales, un derecho fundamental, mejor esperamos sentados otros diecisiete años. Made in Partido Popular.

Sería lógico pensar que si se ha tardado tanto –tantísimo, es porque no era necesario. Y es que en la Región de Murcia vivimos estupendamente ¡Que más quisiéramos los murcianos y murcianas!

Según el último Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en Murcia, la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social de la Región es de 34,7% ocho puntos por encima de la media estatal. La lógica de cualquier gobierno preocupado por satisfacer las necesidades de sus ciudadanos y mejorar su calidad de vida, sería apostar por un sistema público fuerte de servicios sociales, pero quizás sea mucho pedirle al laboratorio neoliberal en el que se ha convertido la Región.

Si nos fijamos en el Índice de Desarrollo de los Servicios Sociales (Índice DEC) dedicado a medir y evaluar la estructura y presupuesto del Sistema de Servicios Sociales y elaborado por la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, podemos comprobar que la Región ocupa el puesto nº 15 en una lista de 17. La Región de Murcia tiene un Índice DEC de Irrelevante. Es decir, que una Comunidad con altos índices de pobreza tiene uno de los niveles más bajos de desarrollo del Sistema Público de Servicios Sociales. Aquí es donde muere la lógica.

Pero ¿en qué se traduce el carácter “irrelevante” de los servicios sociales? En una sistemática infrafinanciación del Sistema dando lugar a una cobertura residual en materia de Renta Mínima de Inserción (3,6% mientras la media estatal es del 8%). En déficit en servicios para personas con discapacidad, pocas plazas de acogida para mujeres víctimas de violencia de género o insuficientes alojamientos para personas sin hogar. También resulta tremendamente deficitaria la cobertura en todos los servicios destinados a personas mayores: ayuda a domicilio, teleasistencia, centros de día o plazas residenciales. No olvidemos que en la Región, tres de cada cuatro residencias son privadas. Aquí sí funciona otra lógica, la del dinero y la mercantilización de la vejez y los cuidados.

La ventaja que suponía un sistema gestionado por la Administración Autonómica y los Ayuntamientos, basado en la proximidad, el sentimiento de pertenencia ciudadana y la capacidad de retroalimentación, capaz de conocer mejor las necesidades de vecinos y vecinas, ha dado lugar a un mapa de tremendas asimetrías. No es lo mismo ser usuario o usuaria de servicios sociales en Oviedo, Sevilla o Bilbao. No esperarás el mismo tiempo para que tu hijo con discapacidad vaya a un centro de día, ni te apoyarán igual en el cuidado de tus padres cuando sean mayores. Los profesionales que te atiendan no estarán igual de sobrecargados ni morirás esperando una ayuda para la dependencia. Las comparaciones son odiosas, pero en materia de servicios sociales, mejor vivir en otra Comunidad.

El Sistema de Servicios Sociales se diseñó para que los encargados de la organización y financiación lo hicieran pensando en el pueblo y no de espaldas al pueblo, así que menos ladrillo y más servicios públicos. Sin mucha fe, aguardamos la aprobación de la Ley y su desarrollo normativo pero esta vez no esperaremos sentados otros diecisiete años ni seremos cómplices de la inacción de Gobierno y oposición. Estaremos ojo avizor, vigilantes al cumplimiento de la Ley y si la calle tiene que teñirse de color naranja, el color de la Marea de Los Servicios Sociales, que así sea.

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