Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Jornaleros de Murcia, sin posibilidad de cumplir las medidas de seguridad ante la pandemia: “Estamos en manos de Dios”

Jornaleros en la zona de Los Nietos, Cartagena (Murcia) / CARLOS TRENOR

Elisa Reche

Murcia —

9

“Desde el miércoles vamos dos personas por coche a trabajar en lugar de cuatro y llevamos una autorización para enseñarla a la Policía. Por lo demás, nada ha cambiado”, dice Mamadou (nombre ficticio), senegalés de 47 años que está recogiendo limones en la localidad murciana de Beniel. “Estamos en manos de Dios, esto es una cosa seria. Todas las mañanas rezo por la salud de todos; le puede tocar a cualquiera”, añade.

Mamadou, que lleva catorce años viviendo en España, asegura que en su cuadrilla hay dos trabajadores recogiendo la fruta por árbol y que no guardan el metro y medio de distancia de seguridad para evitar el contagio de COVID-19.

“Vivo al día; si no voy a trabajar, no cobro. Además de que tengo familiares que dependen de mí en Senegal”, señala el jornalero. Mamadou ha ido trabajando estos años en lo que ha podido: desde la construcción, pasando por el campo hasta de 'gorrilla' en la calle.

“Los trabajadores del campo son verdaderos héroes por los que nadie quiere preguntar. Eso sí, todos nos queremos llevar la comida a la boca”, dice Mustapha Ziani, líder del sindicato Alafa.

Abdul (nombre ficticio), de 33 años, recoge lechuga en el municipio murciano de Torre Pacheco. “No nos ponemos mascarillas ni nada y somos un peligro para nosotros mismos y nuestras familias”, apunta. El jornalero, quien lleva 25 años en España, señala que es imposible reducir los 50 centímetros de distancia entre los 'ríos' o filas de la maquinaria para la recogida de lechuga.

“También me dicen que en los almacenes no hay distancia de seguridad, pasan unos al lado de otros. A algunas empresas solo les interesa sacar el producto y ya está: le están dando medidas de protección a los mandos intermedios, pero no a los trabajadores de a pie”, dice Mustafá Sadir, delegado sindical de CC.OO. en Torre Pacheco. “Hay algunos jornaleros que están preocupadísimos y tienen que seguir trabajando”, añade.

Las mujeres se enfrentan al problema añadido de que no tienen con quién dejar a sus hijos. “Las personas que se encargan de los niños no quieren tenerlos por si tienen el virus”, apunta el sindicalista.

Trabajo a destajo

Abdul explica que en su cuadrilla han intentado cobrar más por pieza recogida, pero la empresa se ha negado. “Ahora la lechuga romana la pagan a 0,28 céntimos”. En la Región se trabaja mayoritariamente a destajo, es decir, se paga por el número de piezas recogidas y no por horas.

“Muchas personas no tienen carnet de conducir y tienen que ir en el coche de otros”, abunda el jornalero marroquí, quien sí conduce y viaja solo al campo. Otros trabajadores viajan, en cambio, en autobuses hasta el lugar donde recoger la fruta o verdura.  “Algunos autobuses están yendo la mitad de su capacidad y antes de subir toman la temperatura. Y no dejan que entren jornaleros de otras cuadrillas al tajo, aunque no siempre es así”, cuenta Sadir.

Por su parte, la portavoz de Podemos en la Asamblea Regional, María Marín, ha hecho un llamamiento a los empresarios a través de una nota de prensa para que “se establezcan las medidas que garanticen el cumplimiento del decreto” con respecto al transporte de los trabajadores hasta el lugar de trabajo. Hay que “asegurar la distancia de seguridad entre personas, adaptar los horarios de trabajo para evitar contactos innecesarios, y el establecimiento de turnos que posibilite una menor concentración de personas en espacios reducidos”, añadió.

Enrique Bruna, secretario de Industria de CC.OO. de la Región, dijo a eldiario.es que los delegados y afiliados del sindicato le han transmitido que “no se respetan los protocolos de distancia de dos metros”. “Habría que organizar las jornadas para que la gente no estuviera cerca. Me consta que las empresas están desbordadas y la mayoría de las veces no tienen medios, pero se corre el riesgo de que la gente deje de trabajar por miedo”, añade.

Este periódico intentó ponerse en contacto con varias empresas agrícolas de la Región para conocer las medidas de seguridad adoptadas para sus trabajadores sin obtener ninguna respuesta.

Etiquetas
stats