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Urkullu aspira a un nuevo Estatuto vasco con rango “cuasi-constitucional” y acuerdo con el Estado

Urkullu pide a Sánchez cumplir el Estatuto y asumir la singularidad de Euskadi

Iker Rioja Andueza

“Cabe decir que el Gobierno vasco es previsible. Sí, sin problema”, ha admitido el lehendakari, Iñigo Urkullu, en su discurso de unos 75 minutos (25 folios) que ha abierto el debate de política general que celebra este jueves el Parlamento Vasco. Los años de sobresaltos y grandes anuncios de Juan José Ibarretxe han dado paso a los discursos pausados del “previsible” Urkullu. Este 2018, año de cambio de Gobierno en España, convulsión en Cataluña tras el referéndum de 2017 y pacto entre PNV y EH Bildu para superar el Estatuto vasco de 1979 para reconocer el carácter nacional de Euskadi y su derecho a decidir, el lehendakari ha optado por quedarse con una reflexión filosófica sobre el autogobierno vasco para desear que el texto que sustituya al Estatuto tenga rango “cuasi-constitucional” y dé más competencias a Euskadi dentro de una España “plurinacional”, pero se ha cuidado de alejarse del modelo catalán y ha reivindicado el acuerdo con el Estado.

De Cataluña ha dicho Urkullu que “la judicialización de la política es contraproducente” y que la “prisión provisional” no es una medida proporcionada ni justificada para los impulsores del 'procès'. En este sentido, ha pedido poner fin al “encarcelamiento preventivo” -que no a los procesos judiciales- de “todos” los presos. Urkullu se reunió en agosto con el reo Oriol Junqueras y pidió su liberación. El nuevo 'president', Quim Torra, contactó con él y le mostró su malestar por no hacer extensiva esa demanda a todos los reclusos. 

Por lo demás, ha pedido “distensión” y “diálogo”, además de “voluntad real de acuerdo”. Nada más. El lehendakari ha hecho una lista de “referentes” europeos para la actualización del autogobierno vasco y Cataluña brillaba por su ausencia. Ha citado el referéndum de Escocia pactado con el Reino Unido, el “federalismo asimétrico” entre Flandes y Valonia en Bélgica, el modelo cantonal suizo y la “lealtad multilateral federal” de Alemania en la que Baviera tiene la denominación de 'freistaat' o estado libre. 

Sin mayores precisiones, el lehendakari ha asumido la existencia de un acuerdo de PNV y EH Bildu para superar el Estatuto, un texto de marcado acento soberanista del que se han alejado no sólo PSE-EE y PP sino también Elkarrekin Podemos y que para Urkullu es una “orientación” que ha de “mantenerse”. Pero ha reiterado en varias ocasiones, en euskara y castellano, la necesidad de “ensanchar” o “ampliar” ese consenso. “Imaginemos hoy el escenario de un amplio acuerdo. Es positivo. Es posible”, ha enfatizado el presidente vasco. Actualmente, esas bases de PNV y EH Bildu están en manos de un comité de expertos que emitirá un borrador de reforma estatutaria después de las elecciones locales de 2019.

Sí ha sido más contundente Urkullu al pedir que, previamente a la reforma, el Estado se comprometa a “completar” el Estatuto de 1979. Un informe de 2017 cuantificaba en 37 las transferencias pendientes. Las “prioritarias” para el Gobierno vasco, una coalición de PNV y PSE-EE, son la gestión de las Prisiones y del régimen económico de la Seguridad Social. Las más factibles, en cambio, son de menor calado: dos líneas menores de ferrocaril del área metropolitana de Bilbao. 

El lehendakari ha reconocido un cambio “formal” de “actitud” en La Moncloa tras la salida de Mariano Rajoy -a quien el PNV había sostenido- y la llegada de Pedro Sánchez -a quien el PNV prestó sus votos decisivos en la moción de censura-. Pero se ha preguntado “cuál es la alternativa” si tras 40 años no se cumple el Estatuto, que es una Ley Orgánica del Estado, y “no se asume la realidad plurinacional” de España. “Mi propuesta es sustituir actitudes que pueden conducir a decepciones y frustraciones que nunca sabemos dónde acaban por una nueva actitud que genere ilusión y desemboque en una realidad de pacto y convivencia”, le ha dicho al Gobierno socialista, cuyo delegado en Euskadi, Jesús Loza, ha seguido atentamente el discurso desde la tribuna de invitados del Parlamento.

Sin grandes anuncios

Urkullu ha cumplido con su guion “previsible” y, como ya se había anunciado, ha dedicado gran parte de su discurso a enumerar sus logros de legislatura más que nuevos proyectos. “El 100% del programa está en marcha”, se ha felicitado Urkullu, que ha limitado la autocrítica a la falta de acuerdo para reforma la ley de garantía de ingresos, al problema demográfico de Euskadi o a la falta de ayudas para los emprendedores. Ha señalado, en todo caso, que el gran reto de la legislatura, la segunda para él desde que relevara a Patxi López en 2012, que el paro baje del 10%, se adelantará ya a 2019. 

El lehendakari ha indicado también que Euskadi camina firme para lograr un PIB 'per capita' del 125% de la Unión Europea (ahora es del 122%) y alcanzar el 14,1% de pobreza (ahora es el 14,5%). Al margen de estos datos, los proyectos nuevos anunciados han sido escasos y algunos de ellos incluso viejos, como el nuevo hospital de Eibar o la convocatoria de 780 plazas para la Ertzaintza.

En el discurso, eso sí, ha habido guiños a los pensionistas y a la igualdad entre mujeres y hombres. También ha insistido en la importancia de un acuerdo social en materia de migraciones. ETA, en cambio, ha quedado relegada a unas pocas líneas. Urkullu se ha limitado a destacar el final de la banda terrorista y a plantear la necesidad de incidir en el reconocimiento de las víctimas y en modificar la política penitenciaria. 

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