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“Los derechos laborales no se heredan, se pelean día a día”

Loli García, secretaria general de Comisiones Obreras Euskadi

Eduardo Azumendi

La secretaria general de Comisiones Obreras Euskadi, Loli García (1968, Barakaldo) , se marcó un objetivo muy claro cuando en junio del año pasado accedió al cargo: el feminismo como uno de los ejes transversales de su trabajo. Y en eso sigue, convencida de que la ola feminista que sacude los últimos meses los cimientos de la sociedad ha venido para quedarse y se va a mantener en el tiempo. “En este movimiento tienen que acompañar los hombres”, asegura. La lucha contra la desigualdad, la precariedad y la pobreza laboral, y la confederalidad, es decir, la representación general de los derechos e intereses de la clase trabajadora, son los otros ejes de actuación. “Hemos vivido años muy duros, de recortes de derechos laborales y democráticos y ahora ha llegado el momento de salir a la ofensiva”, asegura. García tiene claro que las dos reformas laborales han roto el equilibrio que existía entre la representación sindical y la patronal en favor de esta.

Cuando accedió al cargo fijó en el feminismo uno de sus ejes de actuación. ¿Por qué Comisiones Obreras no impulsa una jornada completa de huelga el 8M tal y como hace el movimiento feminista?

Compartimos las reivindicaciones del movimiento feminista, pero queríamos poner un granito de arena más. El movimiento feminista no convoca una huelga tanto al estilo laboral sino es más de cuidados, paralizar todas las actividades que tenemos asignadas con las mujeres con el rol reproductivo con la teoría de que si las mujeres dejan de hacer esas actividades el país se para. Lo compartimos, pero además queríamos poner el énfasis en todas las discriminaciones en el mundo del trabajo. Por eso convocamos al paro de dos horas a hombres y mujeres.

¿Y no resulta más contundente un paro de toda la jornada laboral?

No había un escenario maduro para hacer un paro de ocho horas. Es cierto que las mujeres tienen que ser la punta de lanza de la movilización por la igualdad, pero los hombres tienen mucho que decir. El movimiento de reivindicación de la igualdad ha venido para quedarse de manera definitiva. Por primera vez hemos conseguido poner en boca de todos la brecha salarial, el tema de los cuidados, las dificultades de las mujeres para optar a puestos de trabajo copados por hombres y eso es muy importante.

Sin embargo, convoca el Gobierno vasco una mesa con todos los agentes sociales para tratar sobre la brecha salarial y la foto sale muy borrosa.

Euskadi tiene esas singularidades. La brecha salarial es compleja, no se puede resolver solo en la negociación colectiva. Hay más trabajo que hacer en varios campos. Fuimos a la reunión con interés y propuestas. Y así seguimos de cara al próximo encuentro. ELA no participa y LAB dice que tiene pocas esperanzas. Pero tenemos una oportunidad única y la patronal va a tener difícil escaparse de este debate.

Da la impresión de que hasta se ha ideologizado una cuestión como la brecha salarial.

Sí, pero es responsabilidad de otros sindicatos. No he conseguido que nadie me expliqué cuál es el ámbito de los sindicatos si no es un ámbito tripartito de búsqueda de acuerdos.

Tal vez un escenario de confrontación.

Pero se plantea la confrontación para buscar soluciones y que las cosas cambien. Las soluciones solo se pueden dar en el ámbito legislativo, que es competencia de los partidos, y en el ámbito tripartito. Siempre hay que buscar una solución. De ELA no conozco ninguna propuesta para acabar con la brecha salarial.

La sociedad reclama ya soluciones concretas.

Es cierto. Y lo estamos haciendo con los planes de igualdad en las empresas, aunque se quedan cortos. Tenemos muchos problemas para que los sindicatos puedan incidir, pero seguimos dando la batalla. La brecha salarial tiene que ver con la especialización, la formación académica, con qué orientación estamos dando a las chicas, con qué roles asignamos a las mujeres desde que nacen….La brecha salarial en el acceso al mercado laboral es la culminación de todo eso. Tiene que haber medidas en los centros de trabajo y fuera de ellos. En este movimiento tienen que acompañar los hombres.

La directora de Emakunde comparte las reivindicaciones del 8M, pero no hará huelga. ¿Qué le parece?

No me parece un buen mensaje. Emakunde tiene que estar a la cabeza de las reivindicaciones y no siempre es así.

Los sindicatos han reforzado el 8M con su presencia, pero los jóvenes siguen distanciados de las centrales.

No comparto esa percepción. La juventud entra en el mercado laboral de forma tardía. Y cuando entra, pasa por un calvario de fórmulas de contratación a cada cual más precaria por parte de los empresarios y, en muchos casos, con financiación pública. Becas no laborales, prácticas de formación, programa subvencionado del Gobierno de primera oportunidad…..son varias las fórmulas de autoexplotación. No voy a decir que las prácticas no sean necesarias, pero deben estar vinculadas a un ámbito formativo. Pero cuando termina la formación, esa persona está cualificada para ejercer su profesión, pero tiene que pasar por el calvario de prácticas no laborales y becas diversas. Se abusa de sistemas de no contratación. Cuando un joven se incorpora de manera normalizada al mercado de trabajo es cuando también se pueden plantear lo de los sindicatos. Antes lo tienen muy difícil. Una persona con un contrato temporal si se presenta a unas elecciones sindicales se arriesga a que no le renueven el contrato o que no le llamen en la siguiente campaña.

¿Y cómo trabaja un sindicato con esos jóvenes con contratos en precario?

A nuestros delegados les hemos dado formación para que sepan interpretar los contratos de estos jóvenes y la preparación que reciben. Acudimos a todos los centros de Formación Profesional y damos una charla a los jóvenes sobre el tipo de contratación que se van a encontrar cuando accedan al mundo del trabajo. Les insistimos en la importancia de la organización colectiva, que es la que genera derechos. ¿Jóvenes desmovilizados? No lo que pasa es que tienen muchas dificultades para visualizar su movilización.

La crisis se ha llevado por delante los derechos de los trabajadores, lo que en el caso de las mujeres resulta aún más sangrante.

Los derechos laborales no se heredan, se pelean día a día. El Gobierno ha aprovechado la situación de crisis económica para meter una serie de reformas legislativas que no han mejorado la situación. Más allá de provocar precariedad laboral, lo más grave de la reforma laboral es el desequilibrio que ha creado entre la capacidad de los sindicatos y de la patronal. Antes de la reforma existía un escaso equilibrio porque la parte empresarial cuenta con más armas, pero la reforma prima la negociación colectiva en la empresa por encima de la negociación colectiva en el ámbito sectorial. En Euskadi la mayoría de las empresas no supera los 10 trabajadores y ahí es donde el empresario se ha hecho fuerte. La devaluación salarial ha venido por la inaplicación del convenio colectivo. Ha desequilibrado el papel a favor de las empresas.

También se han producido reformas legislativas con recorte de derechos.

Como la ‘ley Mordaza’, donde se recorta el derecho de manifestación y expresión. Aprovechando la crisis se han aplicado políticas de derechas liberales que inciden en que tengamos un Estado democrático de peor calidad.

Otra de las cuestiones contra las que tienen que luchar los sindicatos es el individualismo, esa especie de ‘sálvese quien pueda’.

Es un efecto claro de la reforma laboral. Cuando se lleva al ámbito de la empresa condiciones por debajo del convenio sectorial de referencia lo que estás haciendo es individualizar las condiciones de trabajo. Las empresas piden más actitud y obediencia por encima de la cualificación y experiencia. Esto solo se arregla con organización colectiva, que es la única que garantiza los derechos.

En Euskadi no hay manera de conseguir la unidad sindical.

Los sindicatos podemos actuar de dos maneras para mejorar las condiciones de los trabajadores. Comisiones Obreras apuesta por la negociación colectiva como un modelo de carácter sectorial porque cubre a más número de trabajadores más allá de la afiliación. ELA tiene otro modelo, que es hacer sindicalismo para su afiliación en exclusiva. Y monta conflictos estrella de cara a la galería donde puede lucir su ‘caja de resistencia’ y hay un abandono de los ámbitos propios de negociación. Comisiones defiende los intereses de los trabajadores y queremos incidir en las políticas públicas. Y solo hay una forma de hacerlo, mediante la concertación social. No abandonamos la confrontación, pero tiene que ir acompañada de una salida.

¿Se corre el riesgo de considerar un sueldo de 1.000 euros como el no va más?

Nunca vamos a considerar un éxito un sueldo de 1.000 euros. En Euskadi hay un alto nivel de sobrecualificación. Hay personas que ocultan su formación para acceder a determinados puestos de trabajo. Y mucha gente joven ocupa puestos que no tienen nada que ver son su alta formación. No es problema de formación. Hay que desmontar el discurso de Confebask de que no encuentran personas cualificadas en el mercado laboral vasco. No es verdad. Mediante la Formación Profesional y el Consejo Vasco de Formación Profesional hemos acordado con el Gobierno vasco un sistema de flexibilidad, mediante el cual cuando una empresa necesite un trabajador con unas características determinadas se puedan poner los recursos que hagan falta para formar a esa persona. Cuando le pides a Confebask la lista con los puestos no se están pudiendo cubrir no la dan.

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