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Las críticas de Felipe González ya no retumban en Ferraz

El expresidente Felipe González.

Irene Castro

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Atrás quedaron los tiempos en los que las palabras de Felipe González se asumían como dogma de fe en las filas del PSOE o que sus advertencias provocaban temblores en los despachos de Ferraz. Los actuales inquilinos de la sede socialista ignoran las críticas que el expresidente vierte contra la deriva del partido desde hace muchos meses cada vez que tiene ocasión en conferencias, entrevistas o artículos de prensa. Sus mensajes se reciben no solo en Moncloa y en la coalición también en la dirección del partido donde lo fue todo: secretario general durante 23 años, entre 1974 y 1997, y el referente moral durante mucho más tiempo.

González no ha ocultado nunca su aversión a Podemos y las reticencias que le genera el Gobierno de coalición. El último dardo lo lanzó hace unos días, cuando aseguró que el bipartito le recuerda al “camarote de los Hermanos Marx” y reprochó que se diriman en público supuestas discrepancias que se producen en el seno del Consejo de Ministros.

Ya cuando PSOE y Unidas Podemos alcanzaron un acuerdo para la formación del Gobierno de coalición tras las elecciones de noviembre, González recriminó que se repartieran los “cargos” antes de plasmar un “programa” y lamentó encontrarse en una situación de “orfandad” representativa.

En pleno confinamiento por la peor pandemia que ha azotado a España en un siglo, el expresidente emplazó al Gobierno a labrar grandes consensos con la oposición y los agentes sociales y reprochó los “gestos de menosprecio”. A través de un artículo en El País, respondió a la reivindicación que hace Pablo Iglesias del artículo 128 de la Constitución, que subordina la riqueza de un país al interés general: “El interés general nos obliga a combatir la pandemia para preservar la salud de los ciudadanos, con todos los medios disponibles, públicos y privados, como prioridad absoluta; y ese mismo interés general nos obliga a defender nuestro aparato productivo sin escatimar esfuerzos, para mantener el empleo y la recuperación de la actividad plena de nuestras empresas lo antes posible. No habrá empleo sin empleadores, ni las empresas privadas podrán ser sustituidas por la tentación estatalizadora que nos conduciría al fracaso”.

Y últimamente incluso ha protagonizado actos conjuntos con quien fue su enemigo directo y sucesor en La Moncloa, el expresidente José María Aznar, ante el pasmo general de buena parte del partido.

Ferraz siempre ha dado la callada por respuesta ante esas acusaciones y evita replicar al expresidente, del que Sánchez está alejado desde hace mucho tiempo. Sin embargo, el malestar sí que lo dejan patente algunos cargos del partido.

Su relación con el actual Gobierno es opuesta a la que mantiene otro ex, José Luis Rodríguez Zapatero, quien cada vez que puede hace una defensa de la coalición. “Para nada”, respondió el exsecretario general del PSOE cuando se le preguntó si compartía la comparación que González hizo con el “camarote de los Hermanos Marx”. Zapatero, que tiene buena sintonía con Iglesias y mejor relación con Sánchez que González, cree que hay un “entendimiento razonable” dentro del Ejecutivo que considera que saldrá “reforzado” de la crisis del coronavirus. Y de paso recuerda que la oposición que recibe este gobierno desde distintos sectores económicos y mediáticos se parece mucho al recibimiento que tuvo él cuando llegó a La Moncloa en 2004.

No es el único que ha aludido a las posiciones del histórico líder socialista. “El rey Juan Carlos, Rato, Pujol, Felipe González... Siempre he pensado que lo más difícil en la vida política es mantener la coherencia con el paso del tiempo”, escribió en Twitter Odón Elorza, miembro de la dirección.

Que los tiempos están cambiando en el PSOE lo demuestra que incluso cargos menores del partido se atrevan a cuestionar al que fue durante tanto tiempo el líder y referente moral de los socialistas.

El secretario general del PSE en Guipuzcoa, Eneko Andueza, cuestionó la “lealtad” del expresidente con Sánchez y el partido. “Ya es suficiente”, expresó en una entrevista en la radio vasca cuando le preguntaron sobre la lealtad del expresidente con su partido. Y a continuación se le preguntó por una serie de noticias acerca de un informe desclasificado por la CIA en el aparecen párrafos de fuentes que no se identifican y que apuntan a que González estuvo detrás de la creación de un “grupo de mercenarios” para combatir a los terroristas “fuera de la ley”, en referencia a los GAL. “Sobre el GAL, la condena siempre. Es asqueroso. Si mi partido ha tenido algo que ver, el que la hizo que la pague”, dijo el dirigente socialista tras afirmar que es un asunto aclarado en los tribunales.

El asunto, a pesar de que son afirmaciones sin atribuir incluidas en un informe de la agencia de inteligencia norteamericana, ha llegado al Congreso. El PSOE rechazará la comisión de investigación sobre los vínculos de los gobiernos de González con los GAL impulsada por PNV, ERC, JxCat, BNG, CUP y Bildu. “Es el presidente que transformó este país, que modernizó este país y que hizo que este país entrara en la UE”, defendió Adriana Lastra. “Tiene todo el respaldo del PSOE. No somos nosotros de revisar cosas que, además, ya están juzgadas y sentenciadas”, subrayó la portavoz parlamentaria.

La iniciativa no saldrá adelante por que no tendrá apoyos suficientes en la Mesa del Congreso. El PP dejó claro su defensa de González, al que ahora ponen como ejemplo de socialista responsable algunos de sus líderes, y aseguró que no dejará que “humillen” al expresidente por el “respeto” que le tienen. Unidas Podemos, que siempre ha sido beligerante contra González, no ha secundado en esta ocasión esa propuesta. El portavoz, Pablo Echenique, aseguró que el informe de la CIA “no aporta nada nuevo” y recordó que está realizado en base a “recortes de periódicos”.

Las palabras del dirigente vasco y la presentación de esa comisión de investigación sí han hecho que ministros como Margarita Robles o José Manuel Rodríguez Uribes hayan defendido al expresidente ante las preguntas de los periodistas. “Yo estoy en el sector que creo que es el general del PSOE, de reconocernos en el pasado presente y futuro. Hay que aceptar lo bueno y lo malo: tenemos que hacer eso siempre en la vida”, expresó el titular de Cultura, que también es miembro de la Ejecutiva. “Yo lo acepto, con sus luces y sus sombras”, dijo sobre el partido Uribes, que pidió no hacer “reproches” en este momento.

La ministra de Defensa ensalzó la figura del expresidente, al que definió como “ un personaje clave en la historia del país” por poner en marcha “los mayores adelantos en educación, sanidad, derechos y libertades” y recalcó que cada momento “tiene sus particularidades”. “Ya en su momento la Justicia dilucidó las responsabilidades”, apuntó Robles en una entrevista en Telecinco. “Eso hay que mirar, el presente y el futuro. Al pasado hay que mirar para aprender de los errores y superarlos, siempre en clave positiva”, zanjó.

Los micrófonos aguardaban a Susana Díaz a su salida del Parlamento andaluz para dar respuesta al dirigente vasco que cuestionó al expresidente. La secretaria general del PSOE-A pidió no elevar a “categoría” la opinión de “un militante” antes de mostrar su “profundo respeto, reconocimiento y cariño” hacia González. “Siendo el padre de la educación y la sanidad pública en España, es lógico que todos tengamos reconocimiento y respeto a sus opiniones aunque a veces se discrepe de ellas”, remató Díaz.

La distancia, no obstante, de Sánchez con González no es nueva sino que viene desde el comienzo de su primer mandato al frente del PSOE, cuando recién elegido cargó contra el expresidente por decir que nunca Jordi Pujol le había parecido un “corrupto” tras conocerse sus cuentas en paraísos fiscales. “Podían estar más calladitos”, dijo entonces Sánchez, que también cuestionó la presencia de González en el Consejo de Administración de Gas Natural.

González allanó el camino de la caída de Sánchez como secretario general con una entrevista en la Cadena SER en la que le criticó duramente mientras parte de la dirigencia organizaba la dimisión de la mitad de su ejecutiva para derrocarlo. En las primarias en las que Sánchez se impuso a Díaz y Patxi López también lo hizo a buena parte de la vieja guardia socialista que se posicionó contra él. Tras retomar el mando del partido, el líder socialista intentó sin éxito volver a mostrar una imagen de unidad en la Escuela de Liderazgo y Buen Gobierno que se celebró apenas tres meses antes de la moción de censura que le llevó a Moncloa. A la cita faltaron González por un viaje a Portugal y Alfredo Pérez Rubalcaba por su disconformidad con la negativa de Ferraz a impulsar a Elena Valenciano como líder socialista en la Eurocámara. Sí asistió Zapatero. La relación de Sánchez con González es desde entonces -y antes- fría y distante.

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