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“Detrás del niño vago y despistado puede esconderse un trastorno de hiperactividad”

Natalia González de Uriarte

Vitoria-Gasteiz —

Dada la prevalencia del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), TDHA, en los escolares -entre un 3% y un 6,5% de los mismos estarían afectados por este trastorno- todos los profesores se van a encontrar antes o después a un alumno afectado en su aula. ¿Pero están todos preparados para apoyar de manera correcta a estos niños o adolescentes y conseguir así ofrecerles las mismas oportunidades de aprender que al resto? A juzgar por la experiencia y los testimonios de las familias afectadas, no. La falta de formación no es algo exclusivo de los educadores. Se da también entre los especialistas de atención primaria.

El desconocimiento de estos sectores unido al de los propios padres contribuye a que se confunda el trastorno con conductas y actitudes perezosas. “Detrás niños vagos y despistados puede esconderse un trastorno de hiperactividad. Esto no quiere decir que todos los chavales que holgazanean tengan esta enfermedad, pero muchos sí y no lo saben”, asegura Javier Contrasta, presidente de ANADAHI, la Asociación de niños y adultos con déficit de atención e hiperactividad.

El diagnóstico llega tarde y el tratamiento adecuado, también, porque los síntomas se camuflan. Mientras tanto, las familias viven situaciones límite por no saber cómo ayudar a sus hijos. Y los niños sufren al percatarse del rechazo que su conducta diferente -que no pueden controlar- suscita entre sus compañeros y porque no rinden como se espera en un niño de sus edad.

Medicación y estigmas

Para combatir esta situación y el padecimiento que provoca en los enfermos y familiares, la asociación ANADAHI ha organizado por tercer año consecutivo una jornada informativa que se celebrará el 19 de octubre en Vitoria en el centro cívico Arriaga. Están llamados a participar todos los agentes implicados directa o indirectamente, para tratar de lograr, con la colaboración e implicación de todos, una mejora en el bienestar de los afectados por estos trastornos de aprendizaje. “Para que sus capacidades salgan a flote y conseguir mejores resultados se debe actuar en equipo, coordinados. La mejoría no solo va a redundar en estos chavales, sino en sus propios compañeros porque el aula fluirá de otra manera y todo será más fácil para el profesor”, resalta Javier Contrasta.

Otro de los problemas que preocupa a este colectivo es la medicación y los estigmas y reticencias de la sociedad a administrar fármacos a los menores. “Tenemos que enfrentarnos a comentarios y prejuicios a diario. Es triste oír que les damos la pastillita para que se porten bien cuando desconocen el calvario que supone para padres y los propios críos. No pensarían lo mismo si fueran testigos de la evolución que experimentan algunos niños medicados. El cambio es brutal porque ellos se sienten, por fin, completos”, revela Contrasta.

El portavoz de ANADAHI sale en defensa de los profesionales del ámbito de la psicología y psiquiatría por el control y seguimiento riguroso al que someten a los pacientes. “No se medica por decreto. Lo hacen con los niños que lo requieren. Están supervisados constantemente. El control es riguroso y exhaustivo, prácticamente semanal y, si no se obtiene el rendimiento deseado, se retira la medicación de inmediato”, advierte Contrata, quien se esfuerza a diario junto con las 170 familias que componen la asociación en Álava en divulgar el correcto manejo de un trastorno todavía desconocido para muchos sectores sociales.

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