Vox intenta que Madrid dedique una calle a Charlie Kirk y se lleva un revolcón en la derecha y en la izquierda
El Pleno del Ayuntamiento de Madrid convierte Cibeles en un lugar peculiar cada último martes de mes. Lo mismo se habla de un refuerzo para la limpieza en la ciudad después de que la basura desborde los contenedores, que también se felicita a la última Premio Nobel de la Paz. O un partido quiere dedicar una calle a un joven que nunca pisó la capital, porque coincide con su ideario ultra.
Que el Pleno del Ayuntamiento haga un reconocimiento público a la figura de Charlie Kirk y condene su asesinato, y que conceda su nombre a un espacio público que, preferentemente, tenga relación con jóvenes. Este era el texto que llevó Vox al Pleno este martes ante el asombro de algunos y el regocijo de otros, que veían en el debate un posible lodazal para el PP, al igual que sucedió hace un mes con la votación del síndrome posaborto, que propusieron los de Abascal.
Carla Toscano era la encargada de defender la propuesta. Lo hacía desde un tono edulcorado, asegurando que Kirk y sus virtudes “deberían ser una inspiración para todos”, citando entre ellas el “respeto al que no pensaba como él, su pensamiento crítico y la defensa con sus palabras y sus acciones de la libertad de expresión”. Luego seguía su glosa para el finado: “Se caracterizó especialmente por su capacidad de debatir siempre desde el respeto, fue también muy atacado por su defensa del valor sagrado de la vida de la familia y por querer poner a su patria primero, por encima de intereses extranjeros”. A veces, Toscano barría para casa, pese a que Kirk era evangélico: “Fue muy atacado también por sus convicciones cristianas, cada vez más cercanas al catolicismo”, aseguraba.
Andrea Levy era la concejala del equipo de Almeida encargada de defender su postura e intentar no meterse en ningún jardín: “El Partido Popular condena sin ambages el asesinato de Charlie Kirk”, puntualizaba desde el principio -luego la imitaron con esto en la izquierda- para después citar al izquierdista Bernie Sanders, en un inesperado giro para hablar sobre el asesinado: “Era alguien con quien discrepaba profundamente sobre casi todo, pero era claramente inteligente y efectivo comunicador y organizador de debates, que no temía salir al mundo, a interactuar con el público”.
Luego se olvidaba de la política norteamericana para empezar a citar al terrorismo patrio antes de arremeter contra los que “se han sentado” con gente que “se alegraba de los muertos de ETA”. Una pequeña licencia marca PP para volver a dirigirse a Vox: “El debate que nos trae hoy aquí hace distraernos. En lo que tenemos que estar juntos es a echar a Pedro Sánchez”, pidió a Toscano mientras despreciaba una propuesta que no veía lógica para Madrid, “que ni tan siquiera pisó Charlie Kirk”.
Eduardo Rubiño (Más Madrid) retrató al fallecido con sus propias palabras: “Charlie Kirk lo que decía es que los negros se portaban mejor y cometían menos delitos en los tiempos de la segregación racial, aseguró que el aborto es peor que el holocausto”, arrancaba antes de citar sus palabras textuales sobre Gaza (No creo que ese lugar exista, porque lo que existe se llama Judea y Samaria, no Palestina) y sobre la pena de muerte (Debería ser rápida, debería ser pública y debería ser televisada).
“Evidentemente no merecía ser asesinado por ninguna de estas frases, ni por ninguna otra idea que pudiera proferir, y por supuesto que condenamos su asesinato” añadió Rubiño antes de calificar sus expresiones de “completamente abominables que merecen también el rechazo de cualquier demócrata. Por eso sería una aberración que Madrid homenajeara, como pretende Vox hoy aquí, a una persona que hizo de su vida bandera de la discriminación, de la vulneración de los derechos de miles de personas, del racismo, del ataque a la identidad de las personas por su orientación sexual, por su identidad de género”.
El PSOE siguió en la misma línea con Jorge Donaire: “Ninguna idea, ninguna discrepancia ideológica, ningún debate político puede justificar jamás un crimen la violencia, venga de donde venga y se dirija contra quién se dirija”, arrancaba para recordar la ausencia de relación con Madrid del homenajeado: “No nació aquí, no residió aquí, no desarrolló aquí su actividad profesional y política, ni mantuvo vínculo con la ciudadanía madrileña”. Por ello, defendía que los espacios públicos llevaran “nombres que reflejen nuestra cultura, nuestra historia, nuestros valores compartidos” y dejaba un recado al Gobierno de Almeida, al recordarle que todavía tiene una deuda pendiente con Marisa Paredes, Jorge Semprún o Clara Campoamor.
El debate parecía llegar a su fin, pero el PP intentó un último giro de guion, proponiendo sobre la marcha cambiar la propuesta de Vox por otra que condenara el asesinato de Kirk “y que se retraten los que se tengan que retratar”. Después de un lío inicial del secretario leyendo este nuevo texto, Toscano se negó a cualquier atisbo de trilerismo ante un tremendo “ohhhh” de la bancada popular y todos los partidos salvo el suyo votaron en contra, añadiendo de paso que condenaban el asesinato. Kirk no tendrá una calle en Madrid.
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