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Moreno sale a calentar por la banda de Ayuso
Va a ser la mar de entretenido observar en la derecha española cómo Isabel Díaz Ayuso y Juan Manuel Moreno Bonilla se disputan foco a lo largo y ancho del país. Allí donde va ella, va él. Si Ayuso piensa que Alberto Núñez Feijóo es la piedra en su carrera a la Moncloa, se equivoca; es Juanma Moreno. El andaluz le pisa los talones por donde quiera que vaya. El marcaje ha dado por pensar en algunos medios centralistas que Moreno pueda aspirar también a la dirección nacional del PP si Feijóo claudica. Pero esa no es la pretensión de Moreno, aunque al mirarse al espejo, de presumido que se ha vuelto, se lo haya preguntado alguna mañana.
El presidente andaluz, al que se le ve exultante y engolado por su mayoría absoluta hasta la vanidad de tatuársela en la muñeca, aún sigue en el equipo de Feijóo. No piensa postularse. No parece tan aburrido del virreinato andaluz como para esa aventura, aunque nunca se sabe… La borrachera de popularidad puede envalentonar al más sensato. Moreno se sorprende asimismo cada día de cuánto impone el traje de presidente absoluto de la comunidad más poblada de España, como un niño con zapatos nuevos chapoteando en el charco de la calle.
El presidente andaluz no está en el salto a Madrid, pero Madrid está siendo clave en su proyección política. La Génova de Feijóo, consciente de sus poderes tras el 19 de junio, reconoce en Moreno un puntal imprescindible para golear al PSOE en las municipales y generales, dado que arrastró un 15,6% de votantes socialistas a su candidatura en Andalucía. Y esta comunidad aporta 61 de los 350 diputados del Congreso. El PSOE de Pedro Sánchez también lo sabe y de ahí su exhibición de músculo en Sevilla en el nostálgico acto del 40aniversario de la primera victoria de Felipe González.
Tras conocerse que ha sido la presidenta madrileña la que dinamitó el acuerdo con Pedro Sánchez, con gran rapidez salió de Génova que Moreno Bonilla también estaba detrás
En buena lid, Moreno y Ayuso podrían parecer contrapuntos perfectos para el PP de Feijóo, la madrileña pescando en el caladero de Vox y Moreno en el de los socialistas. Cataluña, donde el PP está desaparecido y también es clave en unas generales, es un ejemplo. Ayuso abrió octubre con una conferencia en Barcelona y Moreno cerró el mes con otra en la capital catalana. La madrileña dijo que el 155 debió ser más duro y Moreno que no; presumió de su nacimiento en Barcelona y anunció una delegación de la Junta de Andalucía en esta ciudad. La suya es una estrategia ya trabajada por sus antecesores (Manuel Chaves anunció lo mismo en aquel eje Cataluña-Andalucía con Pascual Maragall en 1999). El objetivo es captar al más de un millón de catalanes de origen andaluz.
Pero con la lideresa del PP solo hay lid, puro combate, y si Génova ha puesto a Moreno a calentar en la banda de ‘influencers’ populares es para restarle influencia a Ayuso y apuntalar el liderazgo flojo de Feijóo mientras no gane las generales. En esa pelea importan los presupuestos. Si Ayuso ha sacado pecho de su talonario de 25.738 millones de euros frente a la cartera vacía de Feijóo para que los medios madrileños la respeten y adulen a ella y no a él, ¿qué pecho no puede sacar Moreno con sus 45.603 millones de euros de las cuentas andaluzas para promocionar al gallego? El pecho de hombre lobo, al menos.
Veremos qué poderes ganan la partida y si la fama de Moreno sobrevive en la cruzada pro Feijóo, porque cada vez que se sumerge en la movida madrileña pierde una capa de su cebolla moderada. Se vio con el anuncio de la bonificación de impuestos a ricos y se ha visto con la ruptura del pacto del Poder Judicial. Tras conocerse que ha sido la presidenta madrileña la que dinamitó el acuerdo con Pedro Sánchez, con gran rapidez salió de Génova que Moreno Bonilla también estaba detrás. Tan de sopetón pilló la ‘espantá’ al equipo de Moreno, que mientras unas fuentes hablaban solo de haberle mostrado su apoyo a Feijóo decidiera lo que decidiera, otras informan de una opinión del andaluz firme contra el pacto judicial que acabó por convencer al presidente de su partido. Un dato revela las contradicciones en el PP: En la mañana del jueves día 27 de octubre, el entorno de Juanma Moreno aseguraba a periodistas en el Parlamento andaluz que las declaraciones de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sobre la reforma del delito de sedición, no iban a torcer el pacto del Poder Judicial. Horas después se dio a conocer el comunicado con el bandazo de Feijóo para no cumplir con la Constitución. Y durante el fin de semana, Moreno aparecía como un ‘barón’ de peso en la decisión. Y sus declaraciones desde el lunes no variaban de las de Ayuso y del sector más conservador y radical de su partido, negando legitimidad a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y culpándole de que no se renueve el Poder Judicial. Y Moreno se avino a las instrucciones de Génova de fisurar al PSOE en Andalucía para que voten en los ayuntamientos sobre si reformar o no el delito de sedición.
Las capas de moderación de Moreno han salido volando del mismo modo que la promesa de "reforzar los vínculos sentimentales y emocionales" con su tierra de nacimiento solo tres días después de visitarla
En esa vorágine, las capas de moderación de Moreno han salido volando del mismo modo que la promesa de “reforzar los vínculos sentimentales y emocionales” con su tierra de nacimiento solo tres días después de visitarla. Su trabajado perfil de político dialogante, con sentido de Estado y capaz de acuerdos, se vino abajo como una torre de arena al aquilatar la huida de Feijóo del consenso y avivar el sentimiento anti catalán de octubre de 2017 solo con fines demoscópicos, porque no hay elecciones hasta mayo, solo encuestas. Todo para quitarle munición a Ayuso. Hasta que al séptimo día los de Moreno cayeron en la cuenta de la voladera y trataron de recomponer la situación con el mensaje de que lo suyo es preocuparse por la sequía. Y con el propósito de no cruzar demasiado Despeñaperros. No vaya a ser que Ayuso y sus apoyos mediáticos le tiren a dar con una bala de plata.
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