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Una mujer que salta al río huyendo de su maltratador, ¿es culpable de ahogarse?
Vaya por delante que soy hija de un abogado laboralista, Tomás Iglesias, muerto pronto, que fue militante antifranquista y, dicho por el magistrado emérito del Supremo, Perfecto Andrés Ibáñez, “un jurista de izquierdas cuando casi no los había”. Así me he criado admirando la división de poderes y la justicia, claves para una democracia sana. Dicho esto, el funcionamiento de nuestros tribunales, que a mí misma me ampararon cuando fui despedida de un periódico por ser delegada sindical o que he visto proteger a musulmanes injuriados como yihadistas por el ABC, a menudo me defrauda.
Pero lo del auto, revelado en exclusiva por SevillaelDiario.es, ya es el colmo. Resulta que la Audiencia de Sevilla culpa al vendedor ambulante senegalés Mamouth Bakhoum de su propio ahogamiento en el Guadalquivir, el pasado 29 de diciembre, cuando huía de dos agentes de la Policía Local motorizados, quienes lo persiguieron kilómetro y medio, hasta el borde mismo del Guadalquivir. Policías incapaces de atraparlo pese a que él iba a pie y con el hatillo de 34 camisetas de fútbol de marca falsificada. Ese botín que los agentes querían decomisar con tanto afán que acabó costando la vida de quien ha dejado, en Senegal, viuda, huérfana de año y medio y padres ancianos, todos dependientes de sus envíos de dinero.
Es demoledor. Me rebelo. El auto termina diciendo: “La presente resolución es firme y contra la misma no procede recurso alguno”, pero, a consultas de SevillaelDiario.es, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía confirma que cabe buscar amparo ante el Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Si no culparíamos a una mujer de ahogarse por imprudente al saltar al río huyendo de su maltratador, ¿cómo aceptar que se culpe a un mantero de ahogarse saltando al Guadalquivir cuando la policía lo hostigó hasta el borde mismo del agua por llevar 34 camisetas de marca falsificada?
Ojalá la familia pueda pagarse recurrir a tribunales superiores y estos corrijan la injusticia porque: ¿Acaso culparíamos a una mujer de ahogarse por imprudente si saltara al río huyendo de su maltratador?
¿Imperio de la ley o impunidad?
Pues Mamouth Bakhoum huía de la violencia sistémica, del racismo institucional, de una España y Europa que trata como criminales a meros infractores administrativos. Por ser inmigrantes, africanos, negros. Este no es un caso aislado, hay un patrón repetido.
Mamouth Bakhoum, vecino de Sevilla desde hacía siete años y a quien la comunidad senegalesa-sevillana ha llorado desolada por su especial bondad, en manifestaciones multitudinarias, es el sexto senegalés muerto impunemente por este hostigamiento en España, desde 2015. Hombres de los que quizá os suene Mame Mbaye Ndiaye, también mantero, fallecido de un infarto al ser perseguido en 2018 en Lavapiés (Madrid), mientras los otros cuatro están en el olvido: Mor Sylla (Salou, 2015), Amadou Wade (Murcia, 2016), Elhadji Ndiaye (Pamplona, 2016) y Ousseynou Mbaye (Madrid, 2018)].
¿Hay justicia si se obvia que todos murieron perseguidos por la Policía o ya en comisaría? No existe “obediencia debida” que permita hoy a los policías justificar persecuciones racistas como no se admitió tal eximente a los militares nazis en los juicios del holocausto.
Desde 2015, seis senegaleses han muerto en España hostigados por la Policía o en comisaría sin que haya habido condenas ni indemnizaciones. Para evitar más muertes es urgente que la justicia haga pagar por la pérdida de estas vidas humanas.
El auto de la Audiencia de Sevilla dice que los dos policías “se arrojaron al río de forma casi inmediata”. El “casi” es vital. Porque resulta que uno tardó un minuto y otro minuto y cuarto. Que igual parece poco pero, pensadlo, cuando te estás ahogando o viendo ahogarse a otro se hace infinito. Es más, dice el auto que los agentes se tiraron al agua “tras quitarse el chaleco antibalas, los zapatos y el cinturón”.
Si un día, por ese Muelle de Nueva York por el que suelo pasear con mi familia, habiendo dos policías junto al agua, yo o uno de mis hijos damos un traspié y caemos al río, ¿se van a entretener en quitarse el cinturón? ¿Tardarán un minuto en descalzarse mientras nos ahogamos? ¿Tampoco por nosotros llamarán al 061 de Emergencias sino a los bomberos para sacarnos del agua ya cadáveres? Apañados estamos.
Los agentes tardaron más de 1 minuto en quitarse chaleco antibalas, cinturón y zapatos y tirarse al agua mientras Mamouth Bakhoum se ahogaba y al exculparlos ahora, ni ellos ni el Estado indemnizarán a la viuda y huérfana de año y medio por esta muerte que debió haberse evitado.
Ninguna sentencia, por justa que sea, ningún arrepentimiento de un policía menos empeñado en proteger una vida que en evitar la venta de camisetas a 25 € cuando incluso a él puede serle difícil comprar a sus hijos las oficiales a 135 €, va a resucitar a Mamouth Bakhoum. Pero hay que acabar con la impunidad. Para salvar vidas tiene que dejar de salir gratis empujar a la gente a la muerte por ser negra. Hay que lograr indemnizaciones para las familias, pagadas por los responsables directos y/o por el Estado como responsable civil subsidiario (algo aún pendiente también en el caso del ahogamiento de 15 personas por disparos de pelotas de goma a cargo de la Guardia Civil en el Tarajal, 2014, y en la matanza en la valla de Melilla, 2022, que causó 37 muertos y 70 desaparecidos).
Urge, para que nuestra justicia no quede manchada de imborrable racismo. Como urge que nuestros tribunales se pronuncien con la misma contundencia que el auto de la Audiencia de Sevilla, pero protegiendo a las personas migrantes, en vez de culpándolas de sus tragedias, tanto en el caso del maltrato a los niños inmigrantes en Canarias que esta semana se ha revelado que es conocido e impune desde 2021, como en el ataque con cócteles molotov al centro de menores de Vallirana (Barcelona), y en el de la valla islamófoba puesta por Vox en El Ejido (Almería), dentro de una campaña de odio que llevo denunciando en mis artículos desde el 11 de abril de 2025. Profesionales de la justicia española, estamos esperando vuestro impulso democrático frente al embate fascista.
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