Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El 'boss' no era el bueno: el cine europeo contra la épica mafiosa de las series

Fotograma del 'El traidor' de Bellocchio

Alejandro Luque

Sevilla —

El Festival de Cine Europeo de Sevilla (Seff) sirve, además de para columbrar los rumbos estéticos del séptimo arte, para detectar en cada momento cuáles son las preocupaciones de los creadores. A juzgar por la programación de este año, sin duda una de ellas es la voluntad de llamar pan al pan y asesinos a los asesinos. Así, frente a una creciente ola de series televisivas que exaltan la épica mafiosa, con capos y killers convertidos en héroes, los directores del momento tratan de reflejar al crimen organizado como lo que es: una lacra y un enorme fracaso social.

En un lugar destacado de esta postura se encuentra El traidor, el nuevo trabajo del director italiano Marco Bellocchio, donde se narra la historia de Tomasso Buscetta, el pentito (arrepentido) de la Cosa Nostra siciliana que decidió colaborar con la justicia para proteger a su familia de las ansias vengativas de sus viejos socios. Esta coproducción de Italia, Francia, Brasil y Alemania ha logrado acumular cuatro nominaciones para los próximos premios de la Academia del Cine Europeo (EFA), y promete ser la guinda del certamen sevillano, que concluye este sábado.

“Bellocchio es uno de los grandes cronistas de la historia de Italia”, comenta Javier Estrada, programador del Seff, “y vuelve con una cinta de corte tradicional, sin necesidad de transgresiones, pero con una narrativa vigorosa. En cada plano está esa puesta en duda de la particular moralidad de la mafia”.

Sátira sin concesiones

El argumento del Buscetta real era cínico pero intachable: la asociación a la que él había pertenecido, llamada la Honorable Sociedad, ya no existía, se había convertido en otra cosa, más cruel, más inhumana. Y precisamente La mafia ya no es lo que era es el título de la nueva propuesta del siciliano Franco Maresco. Componente durante años del exitoso dúo cómico Cipri e Maresco, este director lleva varios años apostando por comedias corrosivas de un profundo sentido cívico, en las que se formulan graves denuncias de corrupción y criminalidad con una carcajada de fondo.

Si en su anterior Belluscone ponía el acento en las conexiones entre el Estado italiano y la mafia, en esta ocasión Maresco toma como personaje central a la fotógrafa Letizia Battaglia y como pretexto el aniversario del asesinato de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino para conjugarlo todo con el boom de la música neomelódica, el sonido cani por excelencia de los barrios deprimidos del sur de Italia. “Maresco hace retratos hilarantes de figuras de medio pelo que colaboran con los verdaderos capos”, explica Javier Estrada. “El resultado es un panorama muy agridulce, donde muestra cómo toda la sociedad palermitana está enferma, infectada por el virus mafioso”.

“Sin embargo”, prosigue el programador, “Maresco trabaja en todo momento en clave de humor, y eso es precisamente lo que hace sus películas particulares y fascinantes. Se ríe de toda la sociedad, pero no es un cínico, es un analista. Cree que una sociedad enferma, que acepta a la mafia, se merece como mínimo que se rían de ella”, añade. Como dato curioso, cabe señalar que el cineasta no ha visitado Sevilla este año, y de hecho no viaja nunca a los festivales. Dicen que tiene miedo a ser asesinado por la Cosa Nostra o similares si sale de su zona de seguridad, en la capital siciliana, lo que no le impidió conquistar el premio del Jurado en la última edición del Festival de Venecia.

El corazón de un tiempo

Muy diferente en la estética, pero no del todo en el fondo, es el documental Camorra, del director Francesco Patierno. En él se trata de poner de manifiesto que la mafia no son solo los bajos fondos, sino que es un modo de vida que se extiende a todos los órdenes de la sociedad, que empieza controlando la paz social para seguir con la economía y acabar apropiándose del alma de un pueblo. “Es una película construida con material de archivo, en clave histórica”, informa Estrada. “Se trata de ir al corazón de un tiempo, de ese momento preciso en que la telaraña de la mafia empezaría a envolver a la sociedad italiana entera. Posee una pulsión emocional muy grande, y al mismo tiempo remite al presente”.

Según el programador, “todas estas películas, al fin y al cabo, hablan de un país que dan por perdido en cuanto a tener la fuerza y el coraje de romper las cadenas con la mafia”.

Un último título da un giro inesperado a estas visiones realistas y comprometidas del fenómeno más desolador que se ha abatido sobre la Italia del último siglo. Se trata de Tano da moriré, película incluida en el ciclo Melodías Excéntricas y que fue estrenada en 1997 por la directora Roberta Torre. Aquí la desacralización de la figura del boss viene expresada en clave de musical, demostrando una vez más que la risa puede ser un magnífico instrumento para enfrentarse al poder grosero de los mafiosos. “Una forma iconoclasta y humorística de hablar del hecho mafioso”, concluye Estrada; muy lejos, en todo caso, de esos capos que a veces el propio cine ha presentado como figuras admirables o modelos a imitar. Todo parece indicar que estas visiones grotescas son, se mire por donde se mire, mucho más fieles a la realidad.

Etiquetas
stats