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SFDK, raperos: “La medalla de Sevilla supone que una ciudad tan clasista nos conceda al fin el carnet de socio”

El grupo SFDK

Alejandro Luque

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Los últimos tiempos han sido probablemente una montaña rusa emocional para casi todo el mundo, pero para SFDK quizá un poco más. Si en 2019 celebraban su 25 aniversario con un concierto multitudinario en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de su ciudad, Sevilla, la pandemia congeló todos sus proyectos y el coronavirus afectó seriamente a Saturnino Rey, Zatu, su MC. Y casi sin tiempo para reaccionar, les llegaba la noticia de que el Ayuntamiento hispalense les otorgaba la Medalla de la Ciudad, aunque las restricciones sanitarias les impidieron celebrarlo como merecía la ocasión. Ahora, cuando poco a poco van retomando su actividad, van a poder hacerlo a lo grande, con un concierto en la Plaza de España previsto para el próximo día 9 de octubre, en el marco del Icónica Sevilla Fest.

“Lo primero que nos sale decir es que nos dan igual los premios”, afirma Zatu, “con estas cosas siempre nos preguntamos por qué, quién nos lo va a dar, qué mano amiga nos ha puesto en la palestra… Recordamos cuando [el anterior alcalde socialista] Monteseirín nos acogió en su despacho para demostrar que la autoridad estaba con la ‘cara B’ de la ciudad, y luego nada más. Pero te pones contento porque esa medalla va a hacer que una ciudad tan clasista como esta nos conceda por fin el carnet de socio”, ironiza.

A su lado, el dj Óscar Sánchez escucha con ese modo zen que ha convertido en un sello personal. “Yo siempre he pensado que no tenía talento, de modo que el reconocimiento me ha sobrepasado un poco. Sevilla ha cambiado mucho en estos años, la ‘cara B’ ya no es tan ‘cara B’, todo es más abierto. La medalla es un reconocimiento al granito de arena que hemos puesto para que sea normal que un grupo de rap actúe en la Plaza de España”, dice. “Yo reconozco que me hace ilusión: es mi sitio favorito de Sevilla, y voy muy a menudo a tomarme una granizada. Además, en la Plaza de España tengo recuerdos de muchas épocas, de niño, con los abuelos, con novias, en las barcas… Los bocadillos de chorizo que nos comíamos en la feria. ¡Hasta los papeles para la objeción de conciencia los echábamos allí!”

“Es un sitio de recuerdos”, conviene Zatu. “Yo voy a cantar delante de unas escaleras donde me pegué una hostia grandísima [risas]. Lo suyo sería llegar en coche de caballos, con unos altavoces Sound System [más risas]. Va a ser un concierto especial”.

Buenas canciones

Los músicos reciben a elDiario.es Andalucía en su local de Mairena del Aljarafe, un laboratorio donde la inagotable creatividad que han demostrado a lo largo de casi tres décadas sigue encontrando su cauce. Una andadura en la que no han faltado las tentaciones de tirar la toalla, pero que ha acabado aupándolos a un estrellato reservado a unos pocos elegidos. Más de 18.000 personas lo demostraron en aquel recital del CAAC, y siguen dando sorpresas a los artistas de Pino Montano. “De unos años a esta parte, empezaron a pasar cosas buenas que nacían solas. Quiero decir que venían sin que nosotros hiciéramos otra cosa que sacar discos”, comenta Zatu. “A día de hoy, algunas expresiones que recibimos por redes nos siguen pareciendo desproporcionadas, cosas del tipo ‘Me sacasteis de mi problema’ o ‘Me habéis salvado la vida’. Es demasiado”.

Lo que inspira una particular satisfacción a los músicos es que han llegado a toda esa gente sin necesidad de pasar por las radiofórmulas, yendo de boca en boca. Incluso han sobrevivido al temido cambio generacional, que dejó a muchos en la cuneta. “Solo hemos quedado cuatro o cinco de los de antes: Kase O, Tote, Nach, La Mala…”, hace recuento Zatu, mientras Sánchez cabecea, pensativo. “Yo creo que si las canciones son buenas, te va a ir bien. No todo es imagen y publicidad. Mira a C. Tangana, es muy bueno con el márketing, pero lo que resulta indudable es que ha hecho un disco muy bueno. La parafernalia ayuda, pero no basta. El público no es tonto. Y yo siempre pienso como público: ¿Qué me gustaría a mí escuchar? Si soy una persona normal, lo que me guste a mí tiene que funcionar”.

Zatu, en cambio, cree que la fórmula del éxito de SFDK tiene más ingredientes. “Tenemos muchos trucos, somos magos, engañamos”, dice con una sonrisa socarrona. “Hay muchas formas de hacer que una canción te suene nueva. Y hacemos un estudio del terreno siempre, tal vez eso nos haya distinguido de otra gente. No habremos sido quizá los mejores artistas, pero sí los mejores jugadores”.

Frenar un Ferrari a 200

Ahora toca ver cómo el dúo jugará sus cartas en estos turbios tiempos pospandémicos. Óscar suspira al recordar el efecto que le provocó el parón súbito del confinamiento y los extraños meses que le sucedieron. “No lo he pasado bien”, confiesa. “Fue como frenar un Ferrari en seco cuando va a 200 por hora: daño le haces, seguro. Vi que muchos compañeros se ponían a hacer de todo, conciertos online y cosas así. Yo en cambio hablé con Zatu y le dije: creo que no deberíamos hacer nada. Es un momento en que la gente no sabe ni lo que quiere escuchar. Y creo que tenía razón”.

La conversación con SFDK en su local coincide con el anuncio de la Junta de Andalucía de permitir de nuevo los aforos completos para los espectáculos, una noticia que todos los músicos esperaban con ansia. Los sevillanos, que vienen de un verano en el que han podido “salvar los muebles” con media docena de conciertos, la reciben con optimismo. Por delante tienen la cita de la Plaza de España y, entre manos, un buen montón de música que va tomando forma “sin prisa, porque la situación sigue siendo muy confusa”.

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