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Vuelven a sus casas la mayoría de los desalojados en el incendio de Sierra Bermeja

Un helicóptero en las labores contra el fuego en Sierra Bermeja / PLAN INFOCA

Néstor Cenizo

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Si la semana pasada todo era frustración e impotencia en Sierra Bermeja, este lunes ha traído a los pueblos más afectados un atisbo de esperanza. El máximo responsable del operativo de extinción, Juan Sánchez (director del COR del Infoca), inauguró la senda del optimismo después de una noche -del domingo al lunes- en la que el trabajo, por fin, cundió. “El incendio nos ha dado una tregua”, dijo el lunes por la mañana. “Hay luz a final del túnel”, añadió. La tarde trajo el matiz: la situación se ha estabilizado en los frentes este, sur y norte, pero el viento de levante y las tormentas lo avivaron al oeste, donde ahora amenaza Casares.

La esperanza este lunes estaba también puesta en el cielo. AEMET daba por seguro que se producirán precipitaciones importantes en la zona a partir del martes. Sánchez rebajó la euforia: difícilmente la lluvia apagará un fuego tan voraz, pero sí facilitará (y acortará) la tarea que sus bomberos tienen por delante.

Ya este lunes cayó algún que otro aguacero, que sobre todo sirvió para dar ánimos a los vecinos. En torno a 1.600 de ellos (habitantes de Alpandeire, Júzcar, Pujerra, Faraján, Genalguacil y Jubrique) esperaban, ya entrada la noche, luz verde para volver a sus casas. La recibieron al filo de las diez, pero con cautela. En total, volvieron a sus casas 1366 personas que habían sido evacuadas.

Quedaron fuera del realojo los de Genalguacil y las personas con movilidad reducida o que necesitaran ambulancia para el transporte. Los técnicos aún temen que el flanco oeste pueda derivar en riesgo para la población de Genalguacil, que seguirá por ahora realojada en un polideportivo de Ronda.

Esfuerzos para evitar que alcance Casares

Con un perímetro que ronda los ochenta kilómetros, no se puede hablar ya de la situación del incendio, sino de los distintos sectores. Y ahí es donde se producen las diferencias. “La zona sur podríamos considerarla estabilizada, el resto de sectores están vivos o muy vivos”, alertó el lunes por la noche Alejandro García, subdirector del operativo.

Preocupa ahora la zona oeste, ya en el término de Casares, donde el fuego se reactivó a lo largo del día. Una tormenta generó vientos que impidieron la descarga de los aviones de ala fija y avivó las llamas. García preveía centrar los esfuerzos nocturnos en este sector. De continuar su evolución, el fuego podría llegar a amenazar algunos diseminados de Casares.

La zona norte, sin estar apagada, había mejorado considerablemente, hasta el punto de permitir el regreso de la población. La zona este también había quedado cerrada, “que no sellada”. Esto significa que hay puntos calientes en los que el viento podría reavivar las llamas.

Accidente sin daños personales

Este lunes se produjo también un accidente con un helicóptero en el que viajaban 19 brigadistas. Una de las palas de la hélice chocó contra un pino, pero no se produjeron daños personales. “Los 19, una vez pasado el susto, han decidido terminar su turno y seguir trabajando las dos horas que quedaban en su línea de defensa”“ comentó García.

En el incendio de Sierra Bermeja, que se declaró el jueves, se cuentan ya en torno a 8000 hectáreas afectadas por el fuego, incalculables daños sobre la flora y fauna y un bombero muerto. Los expertos lo denominan “incendio de sexta generación” porque combina factores como la cercanía de poblaciones y urbanizaciones, una situación de abandono de la gestión del entorno natural y los efectos del cambio climático.

Con todo, los indicios sugieren a que para provocarlo hizo falta la mano directa del hombre. La Fiscalía de Medio Ambiente cree que, tal y como apuntan las primeras pesquisas del Seprona y agentes forestales, el fuego fue provocado. Las llamas se originaron de forma prácticamente simultánea en varios focos, cercanos a una carretera poco transitada.



Gresca política

En el terreno político, el alcalde de Genalguacil reiteró las quejas que le brotaron con lágrimas el domingo, cuando denunció la “dejadez” de la Junta de Andalucía y la falta de coordinación en las labores de extinción del incendio. Miguel Ángel Herrera cree que se tardó en actuar con contundencia, y percibe un agravio en la celeridad con la que se actuó cuando el fuego amenazó con dañar no solo los pequeños pueblos del noroeste de la provincia, sino también municipios de la Costa del Sol. “En el momento que el fuego se extiende en la Costa del Sol todos los focos se ponen ahí”, declaró a este periódico. Alcaldes y cargos socialistas creen que la Junta de Andalucía solicitó tarde la intervención de la Unidad Militar de Emergencias.

Francisco Salado, presidente de la Diputación de Málaga, replicó pidiendo “responsabilidad” y “lealtad institucional” a Herrera. “Es muy irresponsable convertir esta tragedia en otra polémica política, en otro motivo para la confrontación”, señaló Salado. 

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