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Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

Ni buena economía ni buena salud pública

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez EFE/Emilio Naranjo

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La crisis económica derivada de la pandemia va a ser más larga y dura de lo previsto. La recuperación, más tardía y menos vigorosa de lo que hasta hace pocas semanas se nos decía. Algunas decisiones administrativas tomadas en la desescalada por el Gobierno central y por algunos gobiernos autonómicos, y algunas indecisiones en la segunda ola de la pandemia, pensando en ambos casos más en la economía que en la salud pública, se ven hoy claramente erróneas. Sin una buena salud pública no tendremos una buena economía, ni pública ni privada. Nada es mas antieconómico que, por razones económicas, forzar pases de fase en la desescalada sin tener cobertura sólida de datos y recursos sanitarios.

Apenas hemos dejado el verano y se desvanece casi por completo la teoría de que la crisis económica iba a ser en V (caída brusca y profunda, rebote inmediato y muy alto). Ya hay quien habla de crisis en U (caída brusca y profunda, y un periodo de al menos un par de años de estancamiento antes de rebotar). Algunos muy pesimistas, incluso, alertan sobre una crisis en L (caída brusca y profunda y un larguísimo periodo de estancamiento en el fondo del pozo, sin recuperación a la vista, al menos hasta que no haya vacunas eficaces y universalmente administradas). 

Si hay muchos rebrotes incontrolados de COVID-19, no habrá un sólido rebote económico, advertían algunos expertos hace apenas dos meses, cuando ya muchos indicios señalaban que nos estábamos relajando contra la pandemia, tanto muchas instituciones como muchas personas. Dos informes económicos de la semana pasada, coincidiendo con el ascenso rampante de la curva de los contagios, especialmente en algunas Comunidades Autónomas como Madrid, les dan la razón. Según Funcas, la caída del PIB español este año será superior al 13%, tres puntos porcentuales peor que las previsiones oficiales del Gobierno. El Banco de España tiene dos previsiones de caída para nuestro PIB de este año. La mala, del 10,5%. La malísima, del 12,6%. Y para los dos próximos años, prevé crecimiento, sí, pero insuficiente para compensar el retroceso de estos meses: un +7,3% o un +4,1% en 2021 y un +1,9% y un +3,3% en 2022. La figura se parece más a un garabato en U que a uno en V. Y esto no son sólo estadísticas macro. Son personas: el paro puede dispararse por encima del 20%.

El caso de la Comunidad de Madrid es ejemplar en todo esto del debate salud versus economía, ejemplar para mal, de mal ejemplo. Madrid tiene desde el comienzo los peores datos de la pandemia no solo de España, sino también de Europa. Los datos son incontestables: con el 14.1% de la población nacional total, reúne el treinta y muchos por ciento (la cifra oscila cada día, al actualizarse los datos) tanto de los contagiados como de los fallecidos. Más del doble de lo que por peso demográfico le correspondería. Es cierto que hay algunas razones objetivas para que así sea: alta densidad de población, zona de paso de toda España y de muchos tránsitos América - Europa, transporte público masivo... Pero a esas dificultades intrínsecas se le añaden otras de mala gestión. La mayoría, del Gobierno que encabeza Isabel Díaz Ayuso. Algunas, del Gobierno de Pedro Sánchez. Casi todas, por primar la economía sobre la salud, por no tener en cuenta que sin seguridad sanitaria era imposible la recuperación económica. 

Madrid pasó de fase en la desescalada sin tener los datos sanitarios necesarios (hasta la directora general del ramo del Gobierno de Ayuso dimitió porque sabía que no estaba la región en condiciones de relajar las restricciones). El Gobierno central cedió a las presiones y le concedió el pase pese a todos los pesares (como cedió a las presiones del sector turístico sin poner las medidas de control suficiente. Resultado: ni se salvó la temporada turística ni se protegió suficientemente la salud de residentes y visitantes). Madrid no reforzó la atención primaria como debería haberlo hecho, ni contrató los rastreadores que debería haber contratado, ni fue diligente en comunicar los datos reales de la expansión del virus en verano, ni obligó al uso de mascarillas cuando lo debía haber hecho, ni bajó las frecuencias de paso de los convoyes del Metro para evitar las aglomeraciones en andenes y vagones, ni reforzó las plantillas de docentes, ni, ni...

Todas las medidas que ha tomado han sido tarde e insuficientes. Y ahora nos encontramos donde nos encontramos: incidencia acumulada de la pandemia, que es casos registrados en los últimos 14 días por 100.000 habitantes. Media española, a este lunes: 280. Madrid, 746. La peor, seguida de Navarra (606), La Rioja (454), Aragón (382)... Y empeorando. “Vienen semanas muy duras”, comentó este lunes Pedro Sánchez sobre Madrid tras su reunión con Isabel Díaz Ayuso. ¿Y se resignan uno y otro gobierno sin más, sin tomar medidas más contundentes y hacer que se cumplan? A la próxima oleada, de pandemia y de restricciones, llegaremos de nuevo tarde.

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Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

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