Más de cuatro décadas forjando convivencia en el desfile de carrozas de Azuqueca de Henares
“Es una ilusión que los vecinos de Azuqueca sentimos y deseamos que llegue cada año”. Con estas emotivas palabras se refiere José Cuenca, azudense de 22 años y estudiante de Psicología, al popular desfile de carrozas, una fiesta organizada por las peñas de esta localidad guadalajareña. Cuenca es uno de los miembros más jóvenes de la peña El Cebollón, que lleva activa desde 1983 y cuenta en sus filas con 160 socios: “Participo en la peña desde hace siete años, pero desde que era pequeño tenía claro que quería unirme a ella. Somos una gran familia, trabajamos mucho, pero también disfrutamos y hacemos amistades”, reconoce a eldiarioclm.es.
Con un censo cercano a los 35.000 habitantes y enclavada en la linde de Castilla-La Mancha con la Comunidad de Madrid, Azuqueca de Henares es la segunda ciudad más poblada de Guadalajara, después de la capital. Su imagen está asociada a la intensa actividad industrial de sus polígonos y a su capacidad para convertirse en nudo de comunicaciones gracias a sectores pujantes como la logística. Pero Azuqueca, en realidad, excede el estereotipo industrial de su fisonomía urbana. También rezuma historia y, sobre todo, una inquebrantable voluntad ciudadana para forjar sus propias tradiciones.
“En Azuqueca no tenemos catedral, no tenemos castillo, no tenemos palacio, pero tenemos un patrimonio inmaterial del que nos sentimos muy orgullosos: el modelo colaborativo de convivencia que desarrollamos desde hace muchos años y del que las carrozas son el mayor ejemplo”, subraya José Luis Blanco, alcalde de Azuqueca.
El próximo 17 de septiembre, el desfile de carrozas azudense alcanzará su 42ª edición. Lo hace con la vitola de Interés Turístico Regional aunque el Ayuntamiento de esta localidad ya ha iniciado los trámites para solicitar su declaración como fiesta de Interés Turístico Nacional, en virtud de su originalidad, su capacidad de atracción de visitantes y la colaboración que arrastra de miles de vecinos de Azuqueca.
Los meses anteriores al desfile son un hervidero de trabajo para quienes participan en su organización. Cualquiera que recorra el ‘backstage’ del desfile, el escenario en el que las carrozas se hacen realidad gracias al esfuerzo y cariño de los peñistas, se queda impresionado. Se trata de una nave de 3.000 metros cuadrados cedida por el Ayuntamiento que sirve de base de operaciones de una gran familia de 2.500 personas que trabaja incansable y desinteresadamente durante el verano. Son las 25 peñas públicas de Azuqueca de Henares que participan en el concurso de carrozas, el epicentro de las ferias y fiestas de septiembre en esta población.
En el ambiente se percibe ilusión, risas, amistad, concentración y una gran labor en equipo. Aquí todo se decide y se hace artesanalmente en comunidad. Desde elegir la temática de la carroza hasta el más nimio detalle en el montaje de la criatura. Todo paso es consensuado y cada uno trabaja en las diferentes fases de producción: el diseño, el modelaje de las piezas, el ensamblaje hasta la pintura… Es un laboratorio de color e imaginación donde se pueden observar figuras tan variopintas como animales, castillos, embarcaciones vikingas, instrumentos musicales, vagones de tren que dan forma a los carruajes. Una singular mezcla de realidad y ficción que produce placer antes incluso de cobrar forma definitiva.
Las peñas son las artífices de esta fiesta, declarada de Interés Turístico Regional en 2009, que cada año despierta mayor expectación y atrae más visitas a Azuqueca. Este reconocimiento ha supuesto un gran impulso turístico para la ciudad. Mari Carmen García es albaceteña de origen y azudense de adopción. Con 50 años, esta manchega es una de las integrantes más veteranas de la peña El Trébol, que lleva concurriendo al desfile desde hace 20 años. Su cara transmite alegría y orgullo de hacer algo en lo que cree. “Somos un grupo de amigos de toda la vida y es ilusionante construir la carroza cada año, tenemos buen ambiente y trabajar juntos durante meses refuerza nuestra amistad”. Este amor a la fiesta se la ha transmitido a su hija Cristina de 21 años, que ya forma parte de la peña.
Este equipo de 85 azudenses de todas las edades,–el más joven es un niño de 3 años-, se afana en esta ocasión en diseñar una carroza que recrea las míticas escenas del film estadounidense Grease, producida en los años 60, con motivo de su 40 aniversario. Se trata de un concienzudo montaje sobre una plataforma de 12,5 metros de largo donde se pueden ver algunos de los iconos del popular largometraje como los coches típicos, la banda de música, el edificio del instituto y hasta las chaquetas que vestían los personajes. La carroza que ha costado cerca de 1.200 euros ha sido desarrollada por los miembros de El Trébol íntegramente en papel, cartón y pintura.
En esta edición del desfile, la agrupación del Cebollón se presenta con un espectacular carruaje que recrea a una familia de gárgolas ante una catedral gótica. Realizada en cartón, madera, poliespán y pintura, tiene casi 4 metros de altura. “Es una carroza bonita, visual y llena de color y luz que estamos diseñando nosotros a mano”, explica José Cuenca. Precisamente, El Cebollón se ha convertido en una de las peñas que más premios ha recibido en la historia del desfile. El último triunfó lo consiguió hace dos años, con una representación inspirada en el largometraje de los 300 sobre la guerra entre los espartanos y los persas.
Identidad cultural
El desfile de carrozas de Azuqueca ha escrito su propia historia. Cuarenta y dos años de ilusiones, de creatividad, de compañerismo y de compromiso de los ciudadanos con la cultura local. Además, la colaboración que desde siempre ha prevalecido entre el Ayuntamiento de Azuqueca y las peñas ha resultado clave para que esta fiesta se haya afianzado entre las más reconocidas de la provincia de Guadalajara.
Charo Martín, concejala de Fiestas azudense, sostiene a eldiarioclm.es que esta fiesta “es nuestro mayor orgullo como ciudad”. A su juicio, “los peñistas realizan un gran trabajo, lo que muestra cómo una ciudad conocida por la industria, el empleo y la emigración ha sido capaz de preservar esta bonita tradición a lo largo de 42 años”.
A lo largo de estas cuatro décadas, los organizadores han ido perfeccionando algunos aspectos como el diseño, los materiales empleados y la calidad técnica de la carroza. “Ha habido una evolución magnífica. Recuerdo cómo las primeras carrozas salían tiradas por un tractor y hoy la mayoría de las peñas cuenta con su propia plataforma donde trabajan durante varios meses día y noche. Son obras de arte llenas de originalidad con una cuidada puesta en escena”, detalla Martín.
Esta iniciativa artística ha sido también fundamental para forjar la identidad cultural de los vecinos de Azuqueca. El tesón y sentimiento que ponen sus protagonistas en la creación de las carrozas ha hecho posible que esta tradición se consolide, paradójicamente, en una localidad eminentemente industrial y de servicios. “Las carrozas son parte de nuestra vida. Me encanta colaborar con mi peña. Da gusto aportar tu grano de arena a un trabajo en grupo en el que nos entregamos al máximo sin ser profesionales”, explica Miry Gil, otra peñista veterana de la peña Azikuékanos, mientras trabaja en una singular carroza sobre un funeral vikingo.
El desfile de carrozas se ha erigido en uno de los actos centrales de las ferias y fiestas de Azuqueca. Tendrá lugar el 17 de septiembre a partir de las nueve de la noche, y transcurrirá desde la calle Río Henares hasta el Ayuntamiento. Coincidiendo con el desfile de carrozas y con la charanga “Alboroto”, la Peña “El Bollo” propondrá a todos los chavales de menos de 14 años que adivinen cuántos “patos” lleva la carroza de la peña El Bollo. El que adivine el número exacto de patos tendrá un regalo. Al finalizar el desfile, la Peña El Bollo hará su tradicional ‘planta’ de la carroza en el bulevar de la avenida de Alcalá.
La votación de un jurado profesional del mundo de las artes escénicas decidirá cuál es la carroza vencedora. En paralelo, la participación ciudadana a través de una aplicación móvil, ideada por el Consistorio para el desfile, decidirá qué peñas resultan ganadoras. Los premios son cinco: uno de 300 euros, otros cuatro de 150 euros cada uno y la posibilidad de diseñar las carrozas para la Cabalgata de Reyes de la localidad. “La originalidad y puesta en escena que la peña hace de su carroza son los dos aspectos que más se valoran”, afirma la concejal de Fiestas.
El presidente de la Federación de Peñas Públicas, Eduardo Meco, de la peña Aquelarre, destaca “la ilusión” y “el cariño” que invierten los peñistas en las carrozas. “Pasamos muchas horas de manera desinteresada para que lo disfrute todo el pueblo y las personas que nos visiten”. En su opinión, “cada peña es una familia y en esta tarea nos juntamos casi 2.500 personas, lo que es una auténtica barbaridad”. Durante su visita al recinto donde trabajan las peñas, el alcalde azudense ensalzó el esfuerzo creativo de la actividad. “Los peñistas construyen sueños y son el alma de la fiesta”, aseguró.