Nuevas urbanizaciones de Dénia engullen patrimonio protegido que solo disfrutarán los residentes
Es el símbolo de los tiempos, algo que tenía que pasar. El impresionante despliegue de la construcción que está registrando Dénia hacia el suroeste, entre el Camí dels Lladres y el de Sant Joan, tarde o temprano debía alcanzar hitos medioambientales o elementos históricos centenarios que durante mucho tiempo estuvieron aislados, solitarios, en parajes rurales. Distinguibles desde lejos, pero ya no.
Ahora están a punto de ser engullidos por esta expansión urbanística que está formando, relativamente cerca del actual casco urbano, un nuevo barrio. Hay quien lo llama una nueva Dénia, aunque con muy poco espacio para tiendas y lugares públicos de encuentro y mucho más para las vallas de complejos residenciales cerrados.
Estos vestigios siempre se encontraron en terrenos privados. Para las promotoras podían representar un problema, toda vez que algunos se encuentran protegidos con diversos grados de preservación. Sin embargo, en vez de surcar la vía del conflicto, las mercantiles no sólo han optado por conservarlos, sino incluso por utilizarlos como gancho para vender viviendas, aunque solo los disfrutarán sus clientes e incluso al quedar dentro de estos complejos su visibilidad en buena parte se perderá.
Hasta hace poco, las dos urbanizaciones más emblemáticas en esta forma de preceder eran solo simples bocetos. Pero ahora ya están alzándose bajo el cielo de Dénia. Sus obras avanzan a toda máquina.
Nerva: De la era islámica a la victoriana
Ubicado al principio del Camí dels Lladres en el lado más alejado del casco urbano, Nerva es el complejo más avanzado. De hecho la fachada que da al Camí de Aranda ya se encuentra prácticamente concluida, mientras que las estructuras de hormigón se siguen alzando en el resto de una manzana entera, como se aprecia en la foto superior. Supone una inversión de 50 millones a cargo de uno de los gigantes del sector, Aedas Homes, que prevé allí 195 viviendas. Las obras deben acabarse en 2024.
Ha absorbido en su interior dos arquitecturas históricas que pertenecen a una memoria de siglos: por un lado, la muralla islámica de las Atarazanas (siglo XII) y por otro el edificio victoriano de La Senia de Oliver. Se ha comprometido a “integrar y preservar ambas construcciones históricas patrimoniales”, a las que califica como “atributos diferenciadores”. Es esa fórmula antes comentada de poner la historia del lado de la actividad inmobiliaria.
Espacio l'Alquería: De una alquería a un ficus centenario
En las últimas semanas por fin han comenzado las obras de esta urbanización ubicada en la parte posterior de los dos supermercados que se encuentran en el Camí de Sant Joan, en concreto en la calle Gesmí. El proyecto se anunció en junio de 2022.
Pero ahora ya se han posicionado también allí las grúas y se están efectuando los trabajos de cimentación. El complejo, de 63 viviendas, ha tenido una forma muy curiosa de financiarse parcialmente, ya que la promotora Inmobiliaria Espacio, del Grupo Villar Mir, anunció que había obtenido 4,6 millones de euros de más de mil inversores minoristas a través de una plataforma de crowdfunging.
En este caso, la urbanización engulle dos elementos patrimoniales que de momento aún se ven desde la calle. En primer lugar, la Mistelera o Alquería de Serra, un caserón de la segunda mitad del siglo XIX que se encuentra protegido y estuvo vinculado a los antiguos usos agrícolas de la finca y más tarde a la elaboración del moscatel; de ahí que sea evocado con el nombre de La Mistelera. Esta casa de campo centenaria es la que da nombre a la urbanización, Espacio l’Alquería. Muy degradada durante lustros, será restaurada por la promotora.
El segundo elemento es un impresionante ficus centenario, conocido como ficus de l'Alquería de Serra, preservado en el catálogo de árboles monumentales de toda la Comunitat Valenciana. Sus proporciones son descomunales: alcanza los 21,3 metros de altura.
Ambos elementos, alquería y ficus, sobrevivirán pues a los nuevos tiempos pero sólo serán disfrutados por unos pocos: en su día la promotora anunció que los futuros compradores podrían disfrutarlos “en exclusiva” junto a los 10.000 metros cuadrados de zonas verdes de la parcela.
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