La inmigración en València: “Los nadies” de Catalá
Hace tiempo leí el poema de Eduardo Galeano ‘Los nadies’: “Que no practican cultura, sino folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local”. Así es la inmigración para el Ayuntamiento de València con el Partido Popular y Vox, invisibilizada y convertida en “los nadie” de Catalá.
Es necesario reconocer que esta discriminación empieza rápidamente, cuando al llegar al gobierno municipal se elimina la concejalía. Ya no será Cooperación al Desarrollo y Migración la que tenga su identidad y estructura. Ahora pasará todo a Bienestar Social. Un cajón de sastre con múltiples perfiles, respuestas de emergencia y atenciones psicosociales que demuestra el gran desconocimiento del momento actual y la desidia hacia los colectivos más vulnerables. El suma y sigue continua con el bloqueo a la participación, borrando la actividad del Consejo que representa más de sesenta entidades de personas inmigrantes en la ciudad, evitando dar así cualquier explicación transparente sobre la ejecución de fondos en el ayuntamiento para esta área. Y lo último es tratar de justificar su presencia en un “multiconsejo” donde de nuevo la inmigración se margina del Reglamento Municipal, y que ya hemos recriminado.
Este 2025 comienza con un grave recorte de presupuestos, donde se apartan subvenciones a las entidades que trabajan la acogida (CEAR, Servicio Jesuita Migrante o el proyecto “València Ciutat Refugi”). De esta forma, junto a la reducción de plazas destinadas a familias que llegaban a València, poco a poco y en apenas 12 meses, se borra de un plumazo la gestión de la inmigración del mapa municipal. El aderezo del Partido Popular llega con las iniciativas de Vox, donde ambos grupos del gobierno son cómplices en la construcción de estanques bajo los puentes para evitar que duerman personas sin hogar, o en la convocatoria de ruedas de prensa en el ayuntamiento para explicar bulos que criminalizan la inmigración.
Hace unas semanas recordamos el Día Internacional de las Personas Migrantes. Un día mudo para Mª José Catalá: Ninguna mención en sus actividades de la jornada, ni tampoco alguna moción del gobierno municipal que destacara en este mismo mes la Declaración Universal de los Derechos Humanos o la situación de la Inmigración, tal y como hicimos en los mandatos progresistas. Ni tan siquiera escucharlo, al menos una vez al año, en el Pleno Municipal bajo su presidencia, para compensar los mensajes de odio que han ido escribiendo sus socios de extrema derecha.
La invisibilidad de la inmigración en el gobierno valenciano llega a otros espacios como el reciente “IV Foro de Participación Política de Mujeres Inmigrantes”, organizado por la asociación Por ti Mujer, donde la representación del Partido Popular brilló por su ausencia.
Tampoco pensemos que el desastre de la Dana ha causado una sensible respuesta a la inmigración. En el Pleno del día 29 de octubre recriminamos desde nuestra intervención en el hemiciclo, que una familia de Colombia con dos niños era obligada a abandonar un recurso en plena alerta roja. De esta forma, se quedaban en la calle con una mezquina justificación por parte del ayuntamiento. La situación ya está denunciada al Defensor del Menor porque hay líneas que ni humanamente ni bajo la responsabilidad de cualquier administración se pueden tolerar. Tras las inundaciones conocemos historias de personas inmigrantes que cuidaban ancianos de las zonas afectadas que han fallecido o han perdido sus casas y que ahora se han quedado sin nada. Otros residían en infraviviendas o asentamientos de los que no hay registro, han perdido la documentación o siguen a la espera del padrón.
Historias invisibles para el gobierno de Partido Popular y Vox que retratan la política municipal sobre Inmigración. “Los Nadie” de Catalá. Un camino que no identifica a la València Mediterránea e intercultural. Sólo señala el despreciable abandono de una parte de la población que, como vemos diariamente, Catalá ni respeta ni protege.
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