Primera semana de À Punt televisión: alabanzas, críticas y polémicas absurdas
Después de cinco años de apagón informativo en lo que respecta a los medios públicos en valenciano, la puesta en marcha de la televisión, el escalón más importante que le quedaba a À Punt, no ha pasado desapercibida. Aun con críticas bastante marcadas, en general la sociedad valenciana aplaude el inicio del nuevo ente público.
Después de tres años de preparativos jurídicos, legales y laborales, a la televisión pública no se le han concedido los cien días de gracia. Ni cien segundos. Antes de arrancar, vino ya con polémicas, algunas más fundamentadas que otras.
El nuevo ente tenía un objetivo no escrito muy claro: desmarcarse por completo de la losa de la manipulación informativa y el partidismo que caracterizó a la extinta RTVV durante los años bajo el Gobierno del PP. Había que hacer una televisión del siglo XXI -donde este formato tiene y tendrá graves problemas- y, además, un ejercicio de desagravio con la sociedad valenciana desde los medios públicos, que requiere de un código ético que cumplir a rajatabla. Una tarea complicada que necesitaba muchos gestos.
Había que devolver el valenciano al espacio público y recuperar cinco años perdidos; había una deuda con la vertebración del territorio -entender que hay Comunitat más allá de Valencia y de las fiestas locales- y empezar a tratar cuestiones que en este lustro se han acelerado y empapan las distintas partes de la sociedad, como el ecologismo o la perspectiva de género. Una televisión que partiera con mujeres siendo discriminadas no tendría cabida.
La composición de la parrilla de programación y de los colaboradores se ha ido comunicando con cuentagotas, de forma inteligente para generar expectativas. Ahora, con una imagen completa de lo que serán los medios públicos, es hora de empezar a juzgar con criterio.
La Unió de Periodistes considera “muy buena noticia” este último paso en la puesta en marcha de los medios públicos valencianos. “Siempre hemos defendido la necesidad de medios públicos en lengua propia”, recalca Noa de la Torre, presidenta de la organización profesional. Al margen del recurso sobre la contratación del personal, una reivindicación que sigue en pie, la Unió aplaude la llegada de las emisiones. “Vemos positivo, a nivel informativo -el resto es producción externalizada- la inclusión del feminismo y la igualdad y la presencia de periodistas mujeres”, apunta, así como recalca el esfuerzo de la televisión por “vertebrar y salir de Valencia ciudad”. De la Torre aplaude que se dé voz a todo el arco parlamentario, al contrario que en Canal 9 y que haya pluralidad en las tertulias. “Su primer reto es demostrar que no caen en la manipulación de Canal 9 y eso lo tienen claro”, destaca.
Durante la primera semana de emisiones se han registrado cientos de mensajes aplaudiendo el retorno del servicio público. En las tres redes predominantes (Facebook, Twitter e Instagram) los usuarios han publicado fotografías de la cuenta atrás del domingo y ha habido un feedback considerable. La cadena recomendó el hashtag #comencemAPunt para hacer seguimiento de los tuits o stories -publicaciones gráficas que duran 24 horas en un perfil- y así monitorizar las opiniones de los telespectadores.
La directora general de À Punt Mèdia, Empar Marco, explica que en el equipo se encuentran muy satisfechos con la respuesta. “Se están cumpliendo los objetivos de servicio público”, se enorgullece Marco, que reitera que “la programación es una declaración de intenciones del servicio público y, personalmente, estoy muy satisfecha”. Respecto a las muestras por redes sociales, la responsable de la cadena comenta que “lo que nos transmiten los valencianos y valencianas es que la programación está por encima de sus expectativas”.
La red de periodistas feministas valencianas aplaude la puesta en marcha de la televisión Ay la considera “una oportunidad para reescribar la realidad que huya de estereotipos y rompa con la cultura patriarcal”, avisando de que estarán vigilantes y pedirán las correcciones que sean necesarias para llegar a una sociedad libre de violencia hacia las mujeres.
El sector audiovisual
Respecto a la producción externalizada, buena parte de las horas de emisión, el colectivo profesional estará vigilante. El sector audiovisual está contento con esta decisión, ya que contribuye a su reactivación tras la crisis que supuso el cierre de RTVV, pero existe el riesgo de que sirva como cortina a la precariedad. “Se dijo que habría unas condiciones salariales similares a la de los propios trabajadores de À Punt. Habrá que vigilar que no haya precaridad a costa del sector público y que las condiciones sean dignas”, advierte De la Torre. En esta línea, el president Puig explicó que, en tres años, la puesta en marcha de los medios de comunicación públicos ha triplicado el número de trabajadores del audiovisual. En el pleno de las Corts Valencianes, el presidente señaló que se ha pasado a entre 3.000 y 4.000 trabajadores y que las empresas de este sector han aumentado un 20%. El jefe del Consell felicitó a los trabajadores por su labor y pidió “confianza y apoyo” para “un proyecto audiovisual, público, de calidad y en valenciano”.
En la misma sesión, el síndic de Compromís, Fran Ferri, propuso que en la reforma del Estatut d'Autonomia se blinde la televisión pública para que “nadie pueda usarla como su juguete”. Además, instó a la Generalitat a aumentar su presupuesto en el próximo ejercicio para garantizar el máximo nivel de calidad.
La máquina del fango
Por muy previsible que fuera no deja de ser sorprendente el empeño de algunos sectores de la derecha política y mediática por buscar polémicas. El primer día de emisiones, la directora de À Punt, Empar Marco, vistió de amarillo. El color de moda de esta temporada -basta con darse una vuelta por una calle comercial o abrir una revista para saber que no se trata de una conspiración- fue utilizado como arma arrojadiza contra la directora, en una interpretación digna de un Oscar de un gesto catalanista -ya ni siquiera se baraja la solidaridad con políticos que llevan meses en prisión preventiva-. La idea de que À Punt es “la sucursal de TV3” parte precisamente del PP, insinuando a saber qué sobre la televisión pública catalana. Miembros de Nuevas Generaciones dedicaron su domingo a un visionado exhaustivo de la programación, denunciando a diestro y siniestro la americana de la directiva y la camiseta de un cantante que ponía “democràcia”. La respuesta ha sido un hilo recopilatorio sobre el amarillo en la televisión pública valenciana.
Críticas sobre el contenido
El programa sobre la diversidad familiar también arrastró críticas entre sectores feministas. Su primer capítulo trató los vientres de alquiler como una alternativa más, sin hablar de las madres gestantes, lo que ha motivado el rechazo de diputadas como Esther López Barceló o Marta Sorlí. Aunque en el libro de estilo no se hace referencia a estos temas, se ha cuestionado el posicionamiento del programa Famílies, que no explica qué hay detrás de la gestación subrogada, una práctica prohibida en España por la Ley de Técnicas de Reproducción asistida de 2006.
Se ha señalado como una falta grave que en las emisiones no haya consideración hacia las personas sordas. La senadora de Podemos Pilar Lima criticó que tampoco hubiera subtítulos durante los programas ni en la web, como marca la ley de servicio público de radiodifusión. La senadora pidió que al menos se incluyeran los subtítulos, aunque aspira a que se haga también la comunicación en lengua de signos.
Audiencias
À Punt Mèdia aún no ha contratado medidores de audiencia, por lo que solo se puede atender a las estimaciones. Zenith, la agencia responsable de la publicidad de la corporación, calcula que puede alcanzar unas audiencias de entre el 1,5 y el 3,2% en su primer año, con picos que pueden llegar hasta el 6%.
Para la medición, explica la productora, se basa en datos de Kantar Media -el medidor de RTVE que monopoliza la mayoría de canales en España-, en las cifras en las que se mueven las autonómicas y los valores que han alcanzado los canales procedentes de las últimas concesiones de TDT.