El resurgimiento del valencianismo lo convierte en un actor electoral clave
El valencianismo ha irrumpido de nuevo en la escena política. Las campañas del PPCV y de sus juventudes con el lema #SomValencians, los manifiestos resucitando el fantasma del anticatalanismo y los actos de autocomplacencia y partidismo al estilo Camps en los que intenta atribuirse el liderazgo de la sociedad civil valenciana, son la prueba de que el PPCV apuesta por la carta del valencianismo para frenar un supuesto desastre electoral.
Mientras, al calor del resurgimiento del valencianismo de izquierdas, el PSPV-PSOE intenta reivindicar su lado más valenciano, apostando por actos como el que realizó Ximo Puig en el paraninfo de la universidad con el intento de arrebatar a Compromís la marca de quién representa el valencianismo político y evitar una subida de la coalición liderada por Mónica Oltra y Enric Morera.
A dos años vista para las elecciones, el valencianismo parece ser de nuevo decisivo. No ya en la antigua batalla de símbolos, que también, sino en conseguir hacer verse como el partido que defiende los intereses de los valencianos, que en este contexto, será quién realmente se adjudique la bandera de la defensa de la deuda histórica.
Resurgimiento del valencianismo de izquierdas
Ante la hegemonía del PP en el País Valenciano, y al calor de la crisis económica y los escándalos de corrupción junto a factores culturales, el valencianismo que restaba en la marginalidad ha florecido en la escena política valenciana de forma espectacular viendo cómo antiguas formaciones nacionalistas como el BLOC (ahora integrado en la coalición Compromís) lograron entrar a les Corts de forma solitaria. “El PP consiguió hacer una historia de éxito, pero esa historia ha saltado por los aires con la crisis. En ese contexto, es lógico que las fuerzas del valencianismo se vean reforzadas”, comenta el analista político y coautor del blog de política valenciana La Paella Rusa, Guillermo López.
Jorge Galindo, politólogo valenciano, investigador en el Departamento de Sociología de la Universidad de Ginebra y colaborador en el blog de análisis político Politikon, atribuye las causas del resurgimiento del valencianismo a la “financiación y la crisis” junto con “el paro y la corrupción” y la ruptura del “vínculo Valencia-Madrid-crecimiento-PP”. El sociólogo de la Universitat de València y miembro de la fundación Nexe, Vicent Flor, habla de tres causas “el declive de la hegemonía regionalista-españolista, la pérdida de credibilidad del discurso del PP y la madurez del discurso de la izquierda valenciana”.
Importancia electoral
Ante las escenificaciones de los partidos políticos valencianos, el valencianismo puede ser el juez electoral determinante. Vicent Flor opina que “el valencianismo político será fundamental para un cambio político, más si cabe si consigue a medio plazo ser la segunda fuerza del País Valencià”, identificando el valencianismo político con la coalición Compromís. Mientras, Jorge Galindo, se muestra más negativo y afirma “el eje identitario jugará un rol adicional, nunca diferencial”, además opina que el eje indentitario “tiene efectos limitados porque depende de la economía”. “Es uno de los ejes en los que se va a jugar la campaña electoral: la identidad valenciana y quién la defiende”, analiza Guillermo López, profesor de periodismo de la Universitat de València.
Con Esquerra Unida centrada en su discurso más social y contra la austeridad, quién pugna por atribuirse con la representación mayoritaria del valencianismo de izquierdas es el PSPV-PSOE, ante la irrupción de Compromís como fuerza que parece agrupar ese espectro electoral. Ante esta situación el líder de los socialistas valencianos, Ximo Puig, hizo un acto en el paraninfo de la Universitat de València en el que reivindicó al PSPV cómo el guardián de las esencias del valencianismo de izquierdas, delante de todos los sectores del valencianismo congregados en aquel acto. Para Guillermo López, ese acto tuvo el objetivo por parte del PSPV de “recuperar la posición central en la izquierda valenciana”, además de intentar parar “la vía de agua de Compromís”.
Anti catalanismo y coalición regionalista
Al otro lado, el partido hegemónico en el País Valenciano, el PPCV, intenta desactivar el fantasma del catalanismo, identificándolo no sólo en los viejos tópicos, sino en la posibilidad de un gobierno tripartito de izquierdas, aduciendo a la experiencia realizada en Catalunya. El sociólogo Vicent Flor, opina que “el anti catalanismo continua dando votos al PP, pero es bien probable que no tengan suficiente con eso para gobernar el País Valencià”. El profesor de periodismo en la Universitat de València, Guillermo López, apunta en la misma línea “Si llegamos a las elecciones sin mejoras significativas respecto de la situación actual dudo que les sirva de mucho”.
El PPCV consiguió aglutinar en sus filas al referente del regionalismo blavero que fue Unión Valenciana, hecho clave para imponer su hegemonía en el País Valenciano. Sin embargo, los reductos de ese regionalismo parece unirse en distintas formaciones cómo Demócratas Valencianos, Convenció Valencianista y la coalición electoral entre Unió, Renovación Política y Acción Nacionalista Valenciana. El investigador en la Universidad de Ginebra, Jorge Galindo, opina que un hipotético “bloque blavero que consiguiese articular una propuesta llamativa y opuesta al PP, quizás, podría hacerle daño”. Vicent Flor, de la fundación Nexe, analiza: “el blaverismo político solo ha crecido en un contexto de decrecimiento de la derecha española. Con un PP mínimamente fuerte no pasan de ser opciones marginales”. Sin contar con esta opción, lo que sí que parece claro es que el valencianismo jugará un papel fundamental para saber de qué color será el nuevo inquilino de la Generalitat.