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De la Fórmula 1 a los Gay Games o a la capital Mundial del Diseño: el cambio de orientación de los grandes eventos en València

Acto de presentación de la candidatura de València como sede de los Gay Games.

Carlos Navarro Castelló

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València presentó este lunes el proyecto con el que opta como finalista a albergar los Gay Games 2026, una propuesta que se basa en el carácter de la ciudad como “referente de diversidad e inclusión, de igualdad y de motor del deporte a todos los niveles”. La capital valenciana competirá con Munich (Alemania) y con Guadalajara (México) para lograr ser la sede de este evento, una decisión que se conocerá el próximo mes de noviembre.

Esta suerte de juegos olímpicos LGTBI en los que participan 15.000 deportistas y que congregan a 100.000 visitantes, encarnan a la perfección el giro que ha dado la ciudad en cuanto a su estrategia de promoción desde que en 2015 cambiara el color político de las instituciones, principalmente del Ayuntamiento y de la Generalitat Valenciana, donde tras la época de hegemonía del PP accedieron gobiernos de izquierdas, con Joan Ribó y Ximo Puig respectivamente al frente de las instituciones, optando por acoger eventos económicamente sostenibles y que aportan valor añadido en materia de sostenibilidad, inclusión o innovación.

Durante los años de mandato de Rita Barberá en el Ayuntamiento y de Francisco Camps en la Generalitat se optó por eventos con costes millonarios y hasta urbanísticos que han estado inmersos en investigaciones judiciales. Fueron los casos de los grandes premios de Fórmula 1 que se celebraron en el circuito urbano de València entre 2008 y 2012, del que aún quedan por pagar 15 millones de euros y que mantiene fracturados los barrios de El Grau y Natzaret, o de la visita del Papa con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias en 2006.

Otros, como los Juegos Europeos del Medierráneo que implicaban la construcción de una villa olímpica con 1.500 viviendas en el Parque Natural de la Albufera, donde se propuso además un tren monorraíl por la costa desde Pinedo hasta Cullera, por suerte no se llevaron adelante, aunque eso no evitó que supusieran un coste para las arcas públicas: el Instituto Nóos se embolsó 3,5 millones procedentes de la Fundación Turismo Valencia (dependiente del Ayuntamiento) y de la Ciudad de las Ciencias (CACSA) por este proyecto y por las jornadas Valencia Summit entre los años 2004 y 2006.

Desde 2015, la ciudad ha pasado de estos proyectos faraónicos y de imágenes como la de Camps y Barberá rodando en un Ferrari por el circuito urbano en plena crisis económica, a fotos como la de Ribó suscribiendo con el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un memorándum con varios compromisos sobre agricultura, pesca, alimentación, desarrollo de la economía rural y costera y sostenibilidad de los sistemas alimentarios, así como la educación del público y la reducción de desperdicios alimentarios, con motivo de la capitalidad mundial de la alimentación.

En 2017, se celebró en Valencia la tercera cumbre de los firmantes del Pacto de Milán, donde se elaboró la “Declaración de València”, un manifiesto que demanda mayor implicación de las administraciones locales y regionales en los procesos de gobernanza en cuestiones de alimentación, cambio climático, lucha contra el hambre y protección del pequeño productor. También en soberanía alimentaria, nutrición y desperdicio alimentario. Además, se creó en 2019 el Centro Mundial para la Alimentación Sostenible (CEMAS) con sede en València.

Ese mismo año, València fue designada Capital Mundial del Diseño, un evento que supondrá a lo largo del año que viene un programa de actos para construir la “cohesión de la sociedad valenciana desde su tejido creativo” e impulsar la economía con perspectiva social. Se prevé la llegada de 50.000 visitantes relacionados con el mundo del diseño y un impacto económico cercano a los 29 millones de euros.

Más recientemente, en septiembre del pasado año, la ciudad optó a ser Capital Europea de la Innovación, aunque finalmente el reconocimiento recayó en Lovaina (Bélgica). La defensa de la candidatura de València estuvo marcada por la polémica, puesto que el concejal de Innovación del Ayuntamiento, Carlos Galiana, ataviado con una mascarilla que le tapaba la boca, se limitó a escenificar con gestos, mientras la voz que se escuchaba grabada previamente era de otra persona.

La presentación de la candidatura de València como sede de los Gay Games confirma el cambio de giro mencionado en los grandes eventos con respecto a lo que se venía haciendo en el pasado. La concejala de Deportes de València, Pilar Bernabé, aseguró este lunes que la organización no incluye el pago de ningún tipo de canon y que el único gasto sería el derivado de las inversiones necesarias para acondicionar instalaciones, sin que esté prevista la construcción específica de ningún nuevo equipamiento.

Tan solo la Copa del América se podría reeditar en un futuro, aunque el presidente del Gobierno valenciano, Ximo Puig, dejó claro este lunes que dependerá de que su coste económico sea “racional”.

“Cualquier evento que se haga en términos de racionalidad económica y que pueda servir para dinamizar la economía y la sociedad y proyectar la imagen de la Comunitat Valenciana lo vamos a apoyar”, dijo Puig.

Tal y como informó este diario, la 37 edición de la Copa del América carece en estos momentos de sede ante la falta de acuerdo entre el Team New Zealand, último vencedor, y las autoridades neozelandesas.

El plazo exclusivo que tienen ambas partes para alcanzar un acuerdo ha expirado y esto abre el abanico a otras sedes interesadas, una ocasión que ha aprovechado el Club Náutico de València para trabajar en una candidatura, según avanzó Nauta 360.

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