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València duplica en un año las sanciones a terrazas, pero retrasa la anunciada campaña de control

Una de las terrazas de la plaza de la Reina

Carlos Navarro Castelló

El control sobre las 3.476 terrazas con que cuenta València es uno de los principales caballos de batalla del Ayuntamiento, por la gran cantidad de quejas que generan entre los vecinos, principalmente por el exceso de ocupación del espacio público que hacen algunos hosteleros, dificultando la movilidad de los viandantes.

Ante esta situación, los concjales de Espacio Público, Carlos Galiana, y de Protección Ciudadana, Annaïs Menguzzato, anunciaron a finales del pasado año que a lo largo del presente ejercicio se haría una campaña de control conjunta y permanente desde principio de año, con el objetivo de retirar el permiso a aquellas que tras ser sancionadas una vez, reincidieran con otra infracción, tal y como establece la ordenanza.

Sin embargo, han pasado ya cuatro meses y medio del presente año y de momento nada se sabe sobre la mencionada campaña, lo cual tampoco quiere decir que no haya ningún tipo de control ni que los agentes de la Policía Local estén de brazos de cruzados.

De hecho, fuentes del mencionado cuerpo han informado a eldiariocv.es que durante el año pasado se pusieron 969 multas a locales hosteleros, la mayoría por exceso de mesas y sillas, incumplimiento de horarios o carecer de permiso.

Esta cifra supone casi el doble de las 510 denuncias que se pusieron en 2015. Las multas pueden alcanzar los 1.500 euros y la mencionada pérdida de licencia en caso de reincidencia.

Paralelamente, los técnicos municipales avanzan, aunque muy lentamente, en el proceso de delimitación de las terrazas mediante marcas de pintura verde en el suelo, tal y como estipula la ordenanza, con el objetivo de facilitar la labor de control de la policía.

Si bien es cierto que desde agosto de 2014 a mayo de 2015 se pintaron 337 terrazas y desde entonces hasta enero de 2017 se han pintado 971, lo cierto es que la complejidad del proceso administrativo necesario para proceder a esta delimitación unido a la carencia de medios humanos del Ayuntamiento hace que el plan se realentice más de la cuenta.

Mientras, tanto desde la asociación Russafa Descansa como desde Amics del Carme han amenazado al Ayuntamiento con ir a los tribunales si no toma medidas efectivas contra el ruido y contra la masificación de terrazas existentes en sus barrios.

En el caso de El Carme, denunciaron hace escasos días que el Ayuntamiento no estaba cumpliendo ni con la limitación al tráfico nocturno, ni con la reducción de la ocupación de la vía pública, ni con la moratoria sobre la apertura de nuevos locales, medidas todas ellas contempladas en la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) que el juzgado obligó al Ayuntamiento a decretar en la etapa del PP.

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