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Closca, la premiada empresa de cascos de bicicleta, reconoce que vendió mascarillas de diseño con falsos filtros FFP2 y devolverá el dinero

La 'Closca Mask' en una imagen promocional de la empresa.

Lucas Marco

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La empresa valenciana Closca, premiada por el diseño mundialmente conocido de su casco para bicis, anunció en pleno confinamiento por la pandemia del COVID-19 el lanzamiento al mercado de una moderna mascarilla reutilizable con seis filtros desechables (“los mismos que utilizan las mascarillas tipo FFP2, homologadas para la lucha contra el coronavirus”, decían).

Tras un aluvión de quejas y reclamaciones de clientes en las redes sociales, la empresa fundada por Carlos Ferrando ha enviado un correo electrónico ofreciendo el reembolso de los 20 euros que cuesta la mascarilla o la anulación del pedido. Ferrando reconoce que vendió mascarillas con unos filtros que no eran FFP2 a pesar de anunciarlo a bombo y platillo. El nuevo producto estrella de Closca se coló en varios publireportajes de la prensa estatal y valenciana.

“Con el objetivo de aportar a nuestros clientes las máximas garantías y calidad, y debido a las dificultades en relación a la validación y homologación de materiales utilizados para la confección de mascarillas FFP2 provenientes de China, hemos decidido cambiar la producción de nuestros filtros a España con un proveedor certificado de mascarillas higiénicas”, dice el mensaje enviado este lunes a los clientes.

Closca reconoce ahora, casi un mes después de lanzar el producto, que los filtros de sus mascarillas no son FFP2. “Esta decisión supone abandonar nuestra intención de utilizar materiales similares a los utilizados en mascarillas FFP2 para la confección de nuestros filtros”, añade la empresa en un mensaje que también ha colgado en las redes sociales. El CEO de la empresa pide disculpas en su mensaje “por si estos cambios han supuesto alguna diferencia con las expectativas generadas”.

Una de las clientas, que compró el producto tras leer la noticia en la prensa valenciana y que ya ha pedido el reembolso en tres ocasiones, se siente “estafada”. “Cuando la compré, anunciaban que estaba ensamblada siguiendo criterios FFP2 pendiente de homologación y con filtros que sí eran FFP2”, declara M. a eldiario.es. “Yo compré tres mascarillas, una para mi suegra que es población de riesgo. Han jugado con la salud y el dinero de la gente y ha tenido que ser la gente la que los destape”, apostilla.

Closca ha incluido en su página web un aviso legal que advierte de que su producto “no está considerado por el Reglamento Europeo 2016/425 como EPI (Equipo de Protección Personal)”. La empresa ha declinado responder a este diario cuándo adjuntó este aviso legal aunque varios clientes sostienen que no figuraba cuando adquirieron la mascarilla.

La mercantil valenciana, creada en 2011 y galardonada con varios premios internacionales, ha vendido sus cascos ciclistas de diseño por todo el mundo y sus productos se encuentran en museos como el MoMa de Nueva York, el Centre Pompidou de París o el Victoria & Albert de Londres.

La Closca Mask, según aseguraba la empresa, formaba parte de un “programa de donaciones”. “No hay ánimo de lucro: la empresa convierte el ingreso de cada unidad vendida en la donación de otras cinco mascarillas sanitarias para la población de riesgo”, indica la nota de prensa inicial. Así, la empresa de Carlos Ferrando anunció la donación de 10.000 “mascarillas sanitarias para la protección del personal de hospitales y grupos de riesgo”. Closca destacaba que había empezado la donación al Hospital de Alzira, de gestión público-privada.

La empresa, con ocho empleados y domiciliada en un polígono industrial de L'Olleria (Valencia), ha visto interrumpida su ascendente trayectoria por la crisis del coronavirus. “Teníamos acuerdos con grandes marcas mundiales que se han puesto en stand by debido a la crisis, pero seguimos creyendo en nosotros mismos”, decía Carlos Ferrando en la nota de prensa.

Hace dos años se incorporó como consejero de Closca Leandro Sigman Gold, hijo de los magnates argentinos Hugo Sigman y Silvia Gold. Un año después fue el turno de César Goyache, asesor del Gobierno de Mariano Rajoy en la Sareb (el banco malo) y asesor del FROB para la reestructuración de las entidades fallidas españolas.

Eldiario.es contactó este lunes con los responsables de prensa de Closca que se remitieron al “anuncio oficial en redes sociales”, aunque también se ofrecieron a contestar otras preguntas. La empresa no ha contestado las numerosas preguntas remitidas por esta redacción.

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