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“Mi familia y yo tendremos que pagar 800 euros para obtener la nacionalidad española”

Cola en la oficina de la Seguridad Social para tramitar los papeles de la regularización | Efe

Gabriela Sánchez

Mario y su familia, de origen rumano y ucraniano, llevaban dos años intentando conseguir la nacionalidad española después de vivir aquí más de 12 años. “Pero siempre pasaba algo...”, lamenta. A las dificultades previas se añade ahora un nuevo obstáculo: un coste mínimo de 180 euros para cumplir los trámites requeridos, y un máximo de cerca de 300 euros. “Somos tres. Tendremos que pagar casi 800 euros”, lamenta.

Este jueves entró en vigor la reforma del Registro Civil que modifica los trámites para la obtención de la nacionalidad por residencia: la norma acaba con la gratuidad de estos e incluye como requisito un test oficial para acreditar el conocimiento de la Constitución y de la sociedad española, así como un examen de idioma exclusivo para aquellos cuya lengua materna no sea el castellano.

Los extranjeros interesados en obtener la nacionalidad tendrán que pagar una tasa inicial de 100 euros sólo por iniciar el procedimiento y con independencia de cual sea el resultado final. A ello se suma el coste de la prueba de conocimientos constitucionales y socioculturales de España (CCSE) que asciende a 85 euros por cada intento. Aquellos que no procedan de un país donde el castellano sea lengua oficial, tendrán que pagar la matrícula de la prueba de idioma del Instituto Cervantes: 121 euros.

Estos 306 euros son los que tendrán que pagar Mario y su mujer, a lo que se añade las tasas para los trámites de su hijo menor, exento de la prueba de idiomas y del test de “integración”. “Si le sumamos el abogado, al que he tenido que acudir porque a través de la web o la oficina del registro civil siempre me encontraba problemas que nadie me solucionaba, nos costará unos 2.000 euros en total”, añade en un castellano perfecto.

“Es demadiado... Lo pagaremos, pero parece que el Gobierno quiere castigar a los trabajadores de clase media”, critica. “Mientras que a aquellos que pueden comprarse un piso caro les dan facilidades -añade en referencia a víde de tramitación de la residencia para las personas que invierten en España-. El hombre de origen rumano ha estudiado un grado superior en este país y en la actualidad trabaja como conserje en un hotel. ”No solo hablo español, también inglés, francés, rumano y ruso“, corre a explicar mientras habla de la prueba de idioma que deberá superar para obtener la nacionalidad.

En concreto, tendrá que pasar el Diploma de Español como Lengua Extranjera (DELE) en un nivel A2 o superior. Lo suficiente para, según el Instituto Cervantes, “acreditar que el candidato es capaz de comprender frases y expresiones cotidianas de uso frecuente relacionadas con áreas de experiencia que le son especialmente relevantes (información básica sobre sí mismo y su familia, compras, lugares de interés, ocupaciones, etc.)”.

Todos los aspirantes a la nacionalidad, excepto los menores, deberán realizar la Prueba de conocimientos constitucionales y socioculturales de España (CCSE), un examen tipo test de 25 preguntas de las que deben acertar al menos 15. “Tendré que estudiar”, augura Mario.

El examen sobre la sociedad Española

No le falta razón. Los contenidos se dividen en dos grupos: Gobierno, ley y participación ciudadana en España (60 % de las preguntas) y cultura, historia y sociedad españolas (40 %). Para preparar la prueba, el Instituto Cervantes ha elaborado un manual de 96 páginas donde incluye los temas que deberán aprenderse los aspirantes a la nacionalidad española.

Desde las fiestas nacionales, las empresas españolas, comidas y bebidas típicas, hasta la profesión de Penelope Cruz, cuánto dura la garantía de los productos, o los requisitos para acceder a una FP, son algunos de los contenidos incluidos en este manual.

Antes de la aplicación de la reforma, los encargados de cada Registro Civil realizaban una prueba a los solicitantes para evaluar su grado de integración en la sociedad y cultura españolas. Este método suponía la discrecionalidad en las preguntas en función del funcionario y el registro de turno, lo que despertó polémica por la dificultad de algunas de las cuestiones.

A George, más que la dificultad, le sorprendió lo “íntimas” que eran las preguntas que le hicieron. También rumano, se encuentra a la espera de conocer el resultado de su solicitud de nacionalidad. En el Registro Civil de Manresa tuvo que responder a 30 preguntas sobre su integración en España. “La mayoría no eran cuestiones de cultura general, eran preguntas personales. Y parecían destinados a personas de una cultura concreta: 'Si apoyarías a una hija si fuese a la universidad, si le dejarías ir con otros chicos a una piscina...”, explica a eldiario.es este joven de 27 años que lleva desde los 14 viviendo en Catalunya.

Pero la pregunta que más le incomodó fue otra. “Me pedían que dijese cinco motivos por los que creía que me sentía adaptado. Después de estar aquí desde los 14 años... ¿Qué digo? ¿Que me gusta el pan con tomate?”, reconoce el joven.

Ahora le quedan por delante dos años para conocer el resultado de su petición. Dos años para saber si tendrá que volverse a presentar y, con ello, pagar los nuevos costes. “Creo que nos encontraremos con otra dificultad. Ahora además van a hacer un examen bastante más serio, a parte del coste económico”, afirma George. “Y ya me estaré yendo a los cinco o seis años intentando obtener la nacionalidad”, lamenta.

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