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Las diferencias en la valoración y la precipitación colapsan las negociaciones de fusión de BBVA y Sabadell

Sede histórica del Banc Sabadell en Sabadell.

Diego Larrouy

27 de noviembre de 2020 22:34 h

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16 de noviembre. BBVA vende su filial en EEUU por 9.700 millones de euros y abre la puerta a reinvertir parte de ese dinero en fusiones. Los ojos de analistas y del mercado se dirigen a Banco Sabadell, que sube en un solo día un 25% en Bolsa. Cuando el mercado cierra, ambos grupos informan a la CNMV que han comenzado las negociación para unirse. Van camino de crear el segundo banco español y el séptimo a nivel europeo.

26 de noviembre. El consejo de administración de Sabadell se reúne y decide concluir con el proceso abierto con BBVA. Un día más tarde, a primera hora de la mañana, ambas entidades anuncian a la CNMV que se dan por terminadas, sin acuerdo, las negociaciones para la fusión.

La razón oficial que se ha presentado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores es que no se llegado a un acuerdo sobre el canje de acciones, es decir, el reparto accionarial que quedaría de la entidad una vez se unieran ambos bancos. Así lo ha confirmado Sabadell a la CNMV, no así BBVA que se ha limitado a informar sobre la falta de acuerdo, pero donde fuentes cercanas han aludido a “falta de entendimiento en términos económicos”. Ambas entidades se remiten a los comunicados que han hecho a primera hora de este viernes.

El reparto de las acciones ha sido el punto fundamental para decidir dar por rotas las negociaciones, pero no ha sido la única razón por la que ambos bancos se han levantado de la mesa, según confirman fuentes conocedoras de la negociación a este diario.

Una idea que sobrevuela sobre todo el proceso es la de la precipitación. Cuando BBVA anuncia que vende su filial en EEUU y que prevé destinar este dinero, además de a recomprar acciones y retribuir al accionista, a fusiones, se crea un caldo de cultivo en el mercado, que espera que BBVA y Sabadell confluyan en una única entidad. Especialmente después de que dos rivales como CaixaBank y Bankia hubieran anunciado dos meses antes la creación del mayor banco en España, acaparando entre un cuarto y un tercio de distintos negocios.

Las expectativas levantadas por las palabras de BBVA a los analistas tras vender su filial en EEUU y algunas filtraciones en medios, obligan a ambas entidades a informar al supervisor de que existen esas negociaciones. “Estaban en un estado muy germinal”, señalan fuentes conocedoras, que apuntan a que era un momento muy inicial de la operación. La diferencia con CaixaBank y Bankia son claras. En aquel caso se conoció oficialmente la operación cuando las conversaciones ya se habían prolongado durante los meses previos, algo que supuso un desenlace rápido desde que se informó al mercado de la negociación hasta que se presentó el acuerdo.

Comienzo con mal pie

Conocedores de la operación apuntan, de este modo, que las negociaciones entre BBVA y Sabadell ya comenzaron con mal pie. En la entidad catalana, además, no ha gustado la actitud del grupo que preside Carlos Torres desde que se iniciaron las conversaciones y el hecho de que, después de comenzarse el proceso, se hicieran valoraciones desde la dirección apuntando a que la operación podía no salir y que el grupo contaba con distintas opciones sobre la mesa, lo que afectaba a la valoración de Sabadell.

El caso más claro en este sentido se produjo apenas dos días después de conocerse que ambas entidades negociaban. El consejero delegado del BBVA, Onur Genç, apuntaba que su banco no estaba “obligado” a culminar esta operación y que solo se haría si le ofrecía a la entidad suficiente valor, apuntando a que había otras alternativas sobre la mesa. Genç se remitió al hecho relevante ante la CNMV, donde el banco señalaba que “no se ha tomado ninguna decisión en relación con esta potencial operación de fusión y que no existe certeza alguna de que se llegue a adoptar”. Términos similares son habituales en este tipo de comunicaciones, también Sabadell los incluía, pero desde el BBVA se ha subrayado especialmente durante estos días.

Las diferencias entre los grupos se han plasmado en algunos de los detalles de la valoración que se le daba al Sabadell para dibujar el reparto accionarial tras el acuerdo. Un ejemplo de ello han sido las diferencias que se han puesto sobre la mesa a la hora de estimar la relevancia que tiene la presencia de Banco Sabadell en el negocio de empresas. Tradicionalmente se ha situado en el sector a la entidad catalana como un banco especializado en empresas, como cuando en su día Popular era el grupo de las pymes. Era uno de los principales activos de Sabadell a la hora de afrontar esta operación, por el impulso que le habría dado a BBVA en este segmento, pero las valoraciones que hacían unos y otros de este negocio no satisfacían a las partes.

Al mismo tiempo que esta tensión era patente en la mesa de negociación, se avanzaba en otros puntos. Por ejemplo, se filtró a comienzos de semana que la presidencia del grupo correspondería a Carlos Torres, quien actualmente ocupa el cargo desde que sustituyó al histórico Francisco González, mientras que Josep Oliu, presidente de Sabadell, tendría una responsabilidad de vicepresidente no ejecutivo. Personas conocedoras del desarrollo de la negociaciones han insistido que Oliu ha sido uno de los actores que más se ha posicionado en contra de un posible acuerdo, aunque otra fuentes consultadas señalan que el modelo de gobernanza del banco no era un problema.

Existe discrepancia entre las fuentes consultadas por este diario sobre las razones que han precipitado el final de las negociaciones sobre si el caso Villarejo ha sido una de ellas. BBVA se encuentra afectada por este caso que afecta a las cloacas del Estado desde que se conociera que directivos del banco contrataron al excomisario para encargarle trabajos. Algunos señalan que este caso, que se encuentra judicializado en una de las numerosas piezas que investigan la actividad de Villarejo, podría haber afectado durante la negociación, complicando el acuerdo por las reticencias que tiene el BCE ante un posible desenlace negativo para el banco. Otras fuentes rebajan esta cuestión.

En definitiva, el mal comienzo y el complicado desarrollo de las negociaciones han dado al traste con la creación de un nuevo gigante bancario que iba a unir casi un billón de activos en todo el mundo y cerca de 600.000 millones en España. BBVA lograba con ello acercarse a CaixaBank, que una vez absorba a Bankia, creará al líder indiscutible de la banca en España, y distanciarse de Santander. Cumplían, además, con la urgencia que habían impuesto los supervisores a que el sector bancario se concentrara para crear entidades más solventes y rentables, reduciendo costes.

Nuevo cambio en el mapa bancario

La pregunta que muchos se hacen tras el fracaso de la negociación es: Y ahora, ¿qué? Oficialmente no cambia el discurso de las dos entidades. Ambas habían planteado que son capaces de seguir en solitario al mismo tiempo que dejaban abierta la puerta a participar en operaciones si surgiese la oportunidad. Los dos bancos dejan esta puerta abierta. Sin embargo, la Bolsa no ha valorado de igual manera para ambas la ruptura de las negociaciones. Sabadell llegó a caer un 18% cuando abrió el parqué, aunque luego fue moderando la caída hasta cerca de un 12%. BBVA, por su parte, fue la empresa que más subió en el día con un alza de más del 2%.

El grupo que preside Carlos Torres contará, una vez que culmine la venta de su negocio en EEUU, con unos 9.700 millones de euros en su capital disponibles para su uso. En la presentación con analistas cuando se anunció esta operación el presidente apuntó que se destinaría a un programa de recompra de acciones, a remunerar al accionista y a asumir operaciones que le permitieran crecer en sus principales mercados. Se descarta que esa inversión vaya a su filial en Turquía, donde desde el banco dicen sentirse cómodos con el 49% que tienen en Garanti.

Si se mira a España, las opciones se reducen tras haber fracasado el acuerdo con Sabadell. Descartadas Bankia, adquirida por CaixaBank; Bankinter, que se ha desvinculado públicamente desde el primer momento de la ola de fusiones; y Sabadell, la mirada de BBVA se tendría que dirigir ya al siguiente escalón del sector. Allí se mantienen las herederas de las antiguas cajas como Unicaja, quien ya está negociando su fusión con Liberbank; Ibercaja, Abanca, o Kutxabank. La lista de posibles entidades que diesen un salto en la posición de BBVA en España, ya no son tantas.

Para Sabadell la situación tampoco es sencilla. El banco ha emitido este viernes un comunicado en el que avanza que presentará un nuevo plan estratégico a comienzos del año que viene. De este plan ya ha avanzado algunas líneas, donde destaca que podrá el foco en el mercado doméstico y buscará su salida en los otros mercados donde está, México y Reino Unido, abriendo la puerta a desprenderse de la filial británica que desde su adquisición en 2015 ha generado distintos quebraderos de cabeza al banco. Aquí en España, ampliarán el programa de eficiencia y traslado a canales digitales que ya ha supuesto el proceso abierto para el recorte de 1.800 puestos de trabajo. Fuentes de la entidad señalan que tienen abierta todavía la posibilidad de buscar otros posibles socios en fusiones.

En el pasado se especuló con una unión de Bankia y Sabadell, que nunca llegó a germinar en una negociación oficial. Tampoco ha salido adelante el acuerdo con BBVA por lo que el grupo catalán tendría que dirigirse a los ya mencionados bancos medianos que quedan en España, que ya no son tantos. Fuentes conocedoras apuntan que una opción que está sobre la mesa es retomar una operación que se aparcó en el pasado y que acercaría a Sabadell a Kutxabank, heredera de las antiguas cajas vascas.

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