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El ruido del tráfico afecta a 870.000 vascos y las emisiones reducen la esperanza de vida

Tráfico en el centro de Vitoria

Iker Rioja Andueza

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Más de 870.000 vascos, el equivalente al 39,94% de la población, vivían en 2019 en zonas expuestas a ruido excesivo provocado por el tráfico de automóviles. Y las emisiones contaminantes del transporte (aerosoles, ozono o dióxido de nitrógeno) también suponen 800 años de vida perdidos en las áreas urbanas de Euskadi, 118 casos anuales de bronquitis crónica, 214 hospitalizaciones por problemas respiratorios o cardíacos, 6.140 recetas de broncodilatadores u otros medicamentos y 22.000 “días de tos” en la población. Estos datos forman parte de un informe elaborado para el área de Transportes del Gobierno vasco por Leber Planificación e Ingeniería.

Se considera como contaminación acústica excesiva cuando el tráfico (rodado, de aviones o de ferrocarriles e incluso portuario) supera los 55 decibelios, que sería como añadir al domicilio de manera constante una televisión a un volumen normal. Los datos se extraen exclusivamente de localidades de más de 10.000 habitantes y dejan 419.126 afectados en Bizkaia, 301.885 en Gipuzkoa y 149.826 en Álava. De todos ellos, unas 50.000 personas residen en zonas consideradas como muy ruidosas, con más de 70 decibelios. Sería como tener de añadido un aspirador en funcionamiento. 20.000 se concentraban en Bilbao, que desde entonces ha reducido a 30 kilómetros por hora la velocidad general de circulación por sus calles. En Donostia, que ya ha decidido en 2023 restringir en el centro la circulación a todo tipo de vehículos, incluidos los eléctricos, eran 2.600 los vecinos en peores condiciones. Y, en Vitoria, que también ha activado un plan de calmado de la circulación o proyectos como el BEI, llegaban a 4.100. Además, 22.370 personas residen en zonas próximas a ferrocarriles. En el análisis, se destaca por negativa la situación de Leioa, en el área metropolitana de Bilbao y no solamente por la denominada Avanzada, la autovía que la atraviesa y para la que ya se proyecta un plan para cubrirla. 7.000 vecinos, el 22% del total, tienen exceso de ruidos por el paso del metro. 17.200 se ven afectados por las operaciones en el aeropuerto de Loiu. 1.128 personas sufren molestias por la cercanía de sus viviendas con el puerto de Pasaia.

En cuanto a la contaminación atmosférica, el documento calcula en 163 millones el impacto económico de las emisiones en áreas urbanas, a los que se añaden 22 más de zonas rurales. Se trata de un cálculo que incluye exclusivamente la afección a las personas y no otros problemas como daños en edificios e infraestructuras o el efecto en la biodiversidad, según matizan en el informe. Pero se advierte de que esas consecuencias también existen con un ejemplo: “La reducción en la producción de las cosechas está asociada a la presencia de ozono (derivado de emisiones de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles) y de otros contaminantes ácidos”.

El informa remarca, como aspecto positivo, “la fuerte reducción de costes por contaminación del aire en los modos viarios con respecto al año 2004”, cuando se hizo otro análisis general de la situación en Euskadi. ¿Por qué? “La renovación del parque de vehículos con unas tecnologías más limpias, las nuevas infraestructuras que evitan la proximidad de vehículos pesados a los núcleos urbanos (AP-8 en Bilbao y Segundo Cinturón de San Sebastián) e incluso una reducción del uso del automóvil en áreas urbanas parecen estar detrás de este hecho. El resultado se traduce en una reducción de los valores de inmisión de contaminantes como se observa en los siguientes gráficos referidos a la inmisión de partículas PM10 registradas en 2004 y 2019 en dos estaciones ubicadas en entornos urbanos: Alameda Mazarredo en Bilbao y Ategorrieta en San Sebastián”, se puede leer.

Pero también hay dos alertas. Uno, están proliferando las furgonetas de reparto y no son eficientes por lo que consumen y contaminan en relación a la carga que transportan, que “es reducida en comparación con los vehículos pesados” como los camiones. Y, dos, ha crecido exponencialmente en las últimas décadas el parque de motocicletas y ciclomotores. Producen más niveles de contaminación acústica, el porcentaje de siniestralidad es mayor con los automóviles y, en general, son menos eficientes que los coches, según este estudio. En Bizkaia, el informe revela que hay tramos de carretera en que de 2004 a 2019 ha crecido incluso en un 100% el paso de estos vehículos de dos ruedas.

El informa calcula en 210 millones de euros el sobrecoste que genera la congestión viaria. Se estima que en Euskadi, sumadas la red interna de las ciudades y las vías interurbanas, gestionadas por las diputaciones, hay 3.405.057.232 desplazamientos de vehículos ligeros y 160.686.620 de pesados. “El 80,10% de quienes van en coche lo hacen como conductor y el 19,90% como acompañante, lo que supone una ocupación media de 1,25 personas por turismo”, destaca el informe sobre la baja ocupación de los coches. Las zonas que soportan más tráfico son, además del interior de las capitales, la A8 que une Bilbao y Donostia, la N-1 de Vitoria a Donostia (que se adentra por Navarra), la conexión a Cantabria desde el gran Bilbao y el tramo desde la capital de Gipuzkoa hasta la frontera con Francia.

Por otro lado, los trenes, metros y tranvías sumaron en 2019 143.305.648 viajeros, hubo 68.864 operaciones de pasajeros en los tres aeropuertos vascos (6.400.284 personas se montaron en ellos) y 104.300 viajaron en barcos. Los costes generados por la atención de los accidentes, incluidos los sanitarios, ascendió en 2019 a 544 millones de euros -el presupuesto total de Osakidetza es de 3.333 millones de euros- y en él se incluyen también los siniestros de ciclistas.

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