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Cuando la transfobia llega a las aulas: “Después de un año dándome clase siguen sin tratarme como lo que soy”

Cabecera de la manifestación del Orgullo Crítico en defensa de las personas trans

Maialen Ferreira

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Cuando el curso pasado Iren tomó la decisión de estudiar el grado superior en Integración Social a pocos meses de terminar su transición, jamás se imaginó que en el propio centro de formación profesional les costaría tanto que aceptaran su género. “En seguida noté la falta de formación que había sobre temas de igualdad y derechos LGTBI. A pesar de que cuando entré no había comenzado la hormonación, ni había conseguido cambiar el género en mi DNI, porque es un trámite que tarda bastante, en todo momento me presenté como Iren y en masculino, pero la mayoría seguía hablándome en femenino”, cuenta a este periódico el joven de 25 años de Bilbao, que sostiene que más allá del DNI contaba con documentos oficiales otorgados por el Gobierno vasco para reconocer su cambio de género.

Viendo que la situación no cambiaba, a los tres meses de clase y con el apoyo de algunas de sus compañeras, decidió hablar con su tutor en el centro de formación profesional, el CIFP Txurdinaga, para que los profesores le trataran en masculino. “Entiendo que te puedes confundir alguna vez, pero el problema aquí es que no se lo estaban tomando en serio”, lamenta. Sin embargo, al poco tiempo todos los profesores comenzaron a reconocerlo como tal e incluso, algunos de ellos le pidieron perdón por el trato ofrecido. Todos menos una profesora, que siguió con la misma actitud. “Me señalaba diciendo el pronombre 'ella' y cuando mis compañeras salían a decirle que me tratara de chico o yo le confesaba que la situación me estaba generando malestar, le quitaba importancia, nunca me pedía perdón o me hablaba de 'él', como mucho me llamaba a veces por mi nombre”, explica el joven.

La situación comenzó a empeorar de tal manera que Iren decidió acudir a la jefatura de estudios del centro. “Pedí que hicieran una mediación. En aquel momento ya contaba con el apoyo de mis compañeras, del resto de profesores y de mi tutor, por eso y por el tipo de carácter que tengo decidí defenderme. Este tipo de situaciones, si eres muy sensible o depende del momento de tu transición en el que estés, te pueden llegar a afectar muchísimo. Yo podía haber dejado el curso porque me estaba sentando fatal. Al final dejé de ir a sus clases para no seguir viviendo esa situación”, sostiene. En la mediación, en la que estuvieron presentes la jefa de estudios, la profesora y el joven, hablaron sobre lo que estaba ocurriendo, sin llegar a una solución. “Les expliqué cómo me sentía y la jefa de estudios nos dijo que teníamos que pedirnos perdón. No lo entendí, pero pedí perdón por alguna actitud que pude haber llegado a tener. La profesora, en cambio, no lo hizo. Dijo que el perdón no iba con su carácter y que tratarme en femenino era como confundir los nombres, que la discriminación está en mi cabeza”, indica.

“Terminé el curso como pude, pero este año, al volver, vi que ella me seguía dando clase y me temí que fuera a pasar lo mismo. Y así fue”, según señala Iren, el primer día de clase la profesora volvió a tratarlo en femenino, algo a lo que el joven respondió saliendo del aula. “Le pregunté delante de todos si me había tratado en femenino, me hizo un gesto con el brazo, y me ignoró y salí de clase. Luego, mis compañeras me contaron que le preguntaron si me seguía tratando en femenino y la mayoría le dijeron que si seguía así ellas también abandonarían la clase. Menos mal que mis compañeras no son tránsfobas, porque cuando algo así ocurre por parte de un profesor, puede pasar que el resto de la clase se sienta con derecho a tratarme como lo que no soy”, lamenta.

Después de aquello, Iren decidió hacer pública la situación a través de sus redes sociales. Debido a la repercusión que han tenido sus mensajes en Twitter, la jefa de estudios fue a pedirle “su versión”. “Me pidió mi versión, como si lo que estoy contando fuera mentira. Yo solo quiero que me pida perdón y me reconozca como soy, que deje de negar mi identidad y, aunque no lo comparta, que lo respete. Después de un año dándome clase siguen sin tratarme como lo que soy. Me dijo que en el colegio hay otro chico trans y que él no tiene ningún problema, como si fuera mi culpa. Quería hacer esto por las buenas, solucionarlo en el centro, pero veo que es imposible”, critica el joven, que ha decidido llevar su denuncia al Departamento de Educación del Gobierno vasco.

Este periódico se ha puesto en contacto con el CIFP Txurdinaga y con el Departamento de Educación, desde donde aseguran que “están trabajando para que el problema se solucione”. “El centro ha tomado con sorpresa lo que ha pasado este inicio de curso y la denuncia del estudiante, porque el año pasado trabajó en reconducir la situación y creían que estaba solucionado. Ahora lo que toca es seguir trabajando para que impere el sentido común y se salvaguarden los derechos del alumno, algo con lo que el centro está completamente de acuerdo”, han asegurado desde el Departamento. El centro de formación profesional, que prefiere no ofrecer declaraciones más allá de lo señalado por el Departamento de Educación, se ha reunido con Inspección para, “cuanto antes”, lograr una solución.

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