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El concejal de Chamberí gasta más de 15.000€ de dinero público en “banderitas”, constituciones y flores para decorar iglesias

El concejal Javier Ramírez, en el centro de la imagen, durante la última celebración de las Fiestas del Carmen en Chamberí

Diego Casado

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El concejal de Chamberí, Javier Ramírez (PP), acumula 15.464,57 euros en lo que va de legislatura en el apartado de protocolo y representación, una partida que el consistorio reserva para compromisos de los ediles relacionados con su cargo. La mayoría de facturas han sido abonadas en los últimos 12 meses, un periodo en el que gastó más dinero público que cualquier otro edil de distrito y se acerca a las cifras del alcalde, José Luis Martínez-Almeida.

Ramírez ha pagado durante su mandato 2.609,90€ en flores para decorar iglesias en Chamberí y también en Fuencarral, el otro distrito del que es concejal-presidente. La compra de ramos es habitual en los ediles con cargo, pero siempre como agradecimiento a personalidades homenajeadas por el Ayuntamiento o también en el caso de fallecimientos de personal municipal. El uso de dinero público para la decoración de iglesias es práctica exclusiva de este concejal, ya que el resto de sus compañeros de legislatura, tanto del PP como de Ciudadanos, no emplean esta partida para ornamentar templos privados.

La partida de gastos de protocolo ha servido para decorar las iglesias de San Fermín, Santa Teresa y así hasta 21 parroquias solo en Chamberí. Desde el Ayuntamiento de Madrid aclaran que la compra de flores se efectuó “con motivo de la celebración de actos litúrgicos de especial relevancia en el distrito” (San Fermín de los Navarros, Nuestra Señora del Carmen y Festividad de San Francisco Javier) “y por la celebración de la Navidad”. Durante la última Semana Santa se produjo la misma práctica. El pago se tramitó mediante anticipos de caja, al tratarse de importes individuales pequeños, indican a este periódico fuentes municipales.

La partida más importante de los gastos protocolarios de Ramírez (7.225,92€) fue para comprar constituciones de tamaño bolsillo. Tenían la bandera de España impresa en su cubierta y fueron repartidas por la Junta de Chamberí entre alumnos de colegios públicos, concertados y privados del distrito, en los cursos de primero a quinto de Primaria, aclaran las mismas fuentes. Se repartieron la semana del Día de la Constitución, dentro del acto que organiza el concejal al lado de la enorme enseña nacional que colocó en la Plaza de Chamberí. El trámite para la adquisición de las constituciones se realizó a través de compra centralizada con los proveedores del acuerdo marco, añaden desde el Ayuntamiento.

Javier Ramírez también abonó 798,60 euros para la compra de “banderitas”, según consta en los documentos municipales. Aunque en el desglose de gastos no está detallado, la partida podría corresponder a las banderas de España que se enviaron a los centros escolares con motivo de la citada celebración del día de la Constitución y que algunos colegios rechazaron porque se trataba de material no solicitado ni con relación con su actividad escolar. Es conocida la querencia del concejal por la enseña nacional, muy presente en sus presupuestos desde el inicio de legislatura.

Entre el resto de gastos que se detallan en este artículo, destaca la compra de material personalizado por parte del concejal de Chamberí y Fuencarral, con 1.663,75€ dedicados a la adquisición de bolígrafos serigrafiados con el escudo de Madrid y 1.754,50€ invertidos en la compra de mascarillas personalizadas.

En respuesta a preguntas de Somos Chamberí, el Ayuntamiento de Madrid aclara que la partida presupuestaria destinada a gastos protocolarios permite aplicar a la misma los gastos derivados de comidas institucionales, productos alimenticios, flores, catering, trofeos y distinciones y otros conceptos. “En todos los casos se ha contratado con el procedimiento establecido al efecto en cada caso y todos ellos son gastos autorizados por la normativa vigente”, añaden.

El concejal más polémico de Almeida

Javier Ramírez es desde el inicio de la legislatura uno de los ediles que más quebraderos de cabeza está causando al ejecutivo de Almeida. Arrancó su mandato destruyendo la peatonalización de Galileo y con arbitrarios desalojos en los plenos de distrito, una práctica que ha mantenido en toda la legislatura y por la que intentó ser reprobado en Cibeles. Fue el ejecutor del destrozo de la placa de Largo Caballero por el que la justicia ha condenado al Ayuntamiento de Madrid.

Conocido por su actitud beligerante hacia las asociaciones de vecinos, fue el responsable de echar de su local municipal cedido a la Casa de Cultura de Chamberí después de cuatro años en los que celebraron miles de actividades gratuitas y acabó condenado por multar a estos mismos vecinos, mientras recogían firmas de protesta por la expulsión. A la vez, beneficiaba con una ampliación de aceras muy discutida y pensada para los hosteleros de la calle Ponzano.

Su última polémica tiene que ver con la privatización de un polideportivo en el distrito: recién acabadas las obras, Ramírez quiso trocear la nueva cancha de baloncesto para meter allí un gimnasio, lo que dejaba sin posibilidad de practicar deportes de equipo a cubierto a los chamberileros y a los niños del colegio cercano. Después de semanas de protestas de los vecinos y de presiones políticas, el concejal anuló la licitación. Aunque amenaza con volver a intentarlo con el comienzo de curso, pese al crédito político perdido después de dos votaciones perdidas en los plenos de Chamberí y Cibeles y la retirada del apoyo en este caso de sus socios de gobierno, Ciudadanos.

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