“Con la troika no se pacta, y si hay que esperar otros cuatro años, esperaremos”
Diego Cañamero (Málaga, 1957) acumula una trayectoria de reivindicación casi tan larga como los años que lleva sobre la tierra. Sobre la tierra de manera literal, porque se ha centrado en los problemas del campo. Cañamero es portavoz nacional del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), y ha visitado la Región de Murcia para presentar el libro Gente precaria, de Enric Llopis, al que aportó un prólogo y su visión sobre las consecuencias de la crisis.
Durante la presentación, el sindicalista explica el problema de las peonadas en el campo andaluz como un foco de irregularidades contra las que está luchando sin descanso: “Hay que quitar las peonadas”, afirma, y cuenta el caso de unos trabajadores a los que “un empresario no pagó las peonadas a la Seguridad Social, y como consecuencia de ello se les ha quitado el desempleo agrario a los jornaleros”. “Hay empresarios que compran y venden peonadas, es una situación insostenible”, reflexiona.
En la presentación del libro también se pone de manifiesto la necesidad de mantener viva la reivindicación en la calle, gobierne quien gobierne, porque sólo así se consiguen los cambios. Sin embargo sigue importando quién gobierne, y por eso la primera pregunta que le formulamos se refiere a los resultados de las elecciones andaluzas.
¿Qué análisis hace de las elecciones en Andalucía, con una nueva victoria del PSOE?
Los resultados tienen una explicación sociológica. El pueblo andaluz es un pueblo de parados, de emigración, de pobreza, de hambre… El pueblo andaluz siempre vivió muy mal y siempre tuvo muchas necesidades, y dentro de su pobreza, cree que si hay un cambio, puede perder algunas cosas que tiene, como el subsidio agrario o el PER. El Gobierno andaluz se vende a sí mismo como si fuera Andalucía, como si Andalucía fuera un cortijo privado donde hay unos tentáculos después de más de treinta años en las instituciones. Hay unas redes clientelares políticas y económicas, donde se financia casi todo. Todos los instrumentos de consorcios, fundaciones y mancomunidades, son chiringuitos creados para colocar a estos estómagos agradecidos. No hay ni un solo alcalde del PSOE desde 1979 que esté en paro.
¿Con eso se explica el resultado?
Es que dicen que son Andalucía. Susana Díaz dice ‘yo soy Andalucía, y a partir de ahora va a mejorar todo, y voy a echar a los corruptos…’. Y eso lo dice cuando ha estado estos años gobernando con su partido, al lado de Griñán y de Chaves. Eso es una desgracia que tenemos en Andalucía.
En su opinión, ¿cómo se puede cambiar esa situación?
Destapando los oídos y los ojos de la gente. No podemos perder la esperanza de que haya un cambio y una regeneración política y democrática en Andalucía. Eso es de salud mental. Hace falta que las fuerzas políticas de la izquierda se constituyan en el futuro en un frente común para la mayoría de la sociedad andaluza, un frente que realmente le dé un vuelco a todo eso. Hace falta que dignifiquemos Andalucía porque sigue siendo la cenicienta de España.
¿Entonces el PSOE no responde, en su opinión, a sus siglas?
Nadie puede negar que el PSOE es un partido que viene del pueblo. Cuando Pablo Iglesias crea el PSOE, lo hace para la gente, porque el pueblo quiere cambiar la sociedad, pero el partido es un instrumento al servicio de la gente para cambiar la sociedad, no es un fin. Es como cuando usas el coche para ir al trabajo: si el coche se te estropea, ya no te sirve y te tienes que buscar otro coche. Un partido no es como el Betis o como el Real Murcia, que esos son tus colores… No, un partido es un instrumento, como un sindicato es otro instrumento. Y cuesta mucho trabajo, pero es normal. Cuando has aportado tanto trabajo por eso, y ves que no, y lo intentas… Pero llega un momento en que está todo tan contaminado que no se puede seguir.
¿Cree que a Izquierda Unida se le ha penalizado por su participación en el Gobierno andaluz? ¿Considera que es un resultado justo para ese partido?
Izquierda Unida ha cometido el error de abrazarse al oso, a la corrupción, al atraso, a la Andalucía de la pandereta y del Rocío. Izquierda Unida tiene que saber que el que juega con fuego, se quema. Y ya hay experiencias de otros partidos que se han acercado al PSOE y han terminado anulados.
¿No comparte entonces su pretensión de cambiar las instituciones desde dentro, de procurar que el PSOE hiciera políticas de izquierda?
Es que eso… Eso es como querer limpiarle a un borrico los dientes. Querer cambiar al PSOE, que es un partido del régimen, del sistema, de la troika, de los recortes, de los terratenientes, de la duquesa de Alba, que es un partido estructurado para defender los intereses del sistema del libre mercado sin importarle la mayoría… Eso es una locura. Izquierda Unida ha cometido esa locura y lo está pagando. En política los errores se pagan caros.
¿Y qué opina de Podemos, y de su situación actual?
Creo que Podemos puede cometer el mismo error que Izquierda Unida. Esa ola de cambio, de entusiasmo colectivo que hay ahora mismo en la sociedad, Podemos no tiene derecho a destruirla. La ola no es de Podemos, Podemos se ha puesto encima de la ola. No es patrimonio suyo, es patrimonio del corazón y del deseo de la gente que quiere cambio. Hay que ponerse en esa ola para que no caiga, no desfallezca. Y si Podemos comete el error de tontear con el PSOE, le pasará como a Izquierda Unida. La gente no quiere eso, quiere un cambio. La gente está cansada de ver a estos dos partidos que han administrado nuestra democracia y nuestra economía, y que nos han llevado a ser los pobres de Europa. Si sólo se trata de cambiar las caras, se estará dando continuidad al régimen del 78 y a algo que no tiene nada que ver con la democracia del pueblo. En el momento que empecemos a pastelear con esos partidos, no hay nada que hacer. Con la troika no se pacta, y si hay que esperar otros cuatro años, pues esperamos.
¿Cree que Podemos está suavizándose?
Podemos está cambiando, está bajando mucho el empuje con el que se presentó a las elecciones europeas. Podemos está descafeinando mucho su discurso. Se está perdiendo. Si realmente queremos cambiar la sociedad, hace falta que recupere esa fuerza con la que Podemos se presentó a las europeas.
¿Es usted favorable a que se haga un frente de partidos con Izquierda Unida, Podemos y EQUO ante las elecciones generales?
Sería lo ideal. Y si no antes, pues después. La unidad de la izquierda se tiene que dar en el futuro para conquistar y cambiar esa realidad. Eso es la unidad popular, la mayoría social, la mayoría del ochenta por ciento que quiere un cambio sustancial. La gente quiere una vivienda, un trabajo, un futuro, un derecho, y para eso hay que hacer políticas favorables a la mayoría.
¿Qué políticas son esas? Y sobre todo, ¿cómo se ponen en práctica?
Pues esas políticas son poner la economía al servicio de la mayoría gente, y la democracia al servicio del pueblo. ¿Y cómo se concretan esas medidas? Pues mire usted, los bancos no pueden operar de manera privada para su antojo y sin control. El banco tiene que estar un poco sujeto a lo público. La educación y la sanidad tienen que estar en lo público. Hay grandes sectores energéticos que tienen que estar al servicio de la mayoría… Hay que llamar a las cosas por su nombre para que nadie se extrañe. Decía Gandhi que el que niega la evidencia en público, está negando el hambre del pueblo. Tú no puedes negar las cosas que tienes que hacer. Nuestro sindicato no niega que lo que queremos es poner la tierra al servicio de la mayoría. Nadie tiene que tener la titularidad de la tierra, no pertenece a nadie. Nosotros no queremos título de la tierra, queremos que esté en manos públicas, ya sea ayuntamientos, Junta o Estado, y que esté para las cooperativas, para generar bienestar y riqueza. No hablo de la tierra de un campesino que tiene cincuenta hectáreas, sino de los que tienen cincuenta mil o treinta mil, que tienen que estar al servicio del pueblo. Y quien diga que eso nos retrotrae a una época pasada, al socialismo, a la Unión Soviética o a Cuba… No. Eso no nos retrotrae a ninguna parte. Ahora tenemos una realidad económica y queremos que la gente viva con dignidad en su territorio. Para eso tenemos que controlar a las grandes empresas, a los grandes bancos… Y que estén al servicio de la mayoría. ¿Y eso qué nombre tiene? Pues dale tú el nombre que quieras.
Para acabar, ¿cómo va con las causas judiciales que tiene pendientes?
Pues tengo unas cuantas pendientes, sí. Tengo la del Carrefour, que entramos a coger material escolar para los niños, y tengo otra de una huelga general, y tengo una de un desahucio, y también la de la ocupación de 'Las Turquillas' y de otras tierras… Somos uno de los sindicatos más represaliados de Europa, acumulamos cerca de un millón de euros de multas. En el 2013 tuvimos que pagar 73 mil euros, y en el 2014 pagamos 45 mil euros. Y en lo que va de año ya hemos pagado 10 mil euros. El sindicato está muerto económicamente.
Y ahora con la llamada ‘ley mordaza’ será peor.
Ahora no te puedes ni asomar. Hay procesados… Sabemos perfectamente que si no cambiamos esta sociedad o a este gobierno, iremos a la cárcel. Lo sabemos. Seguro. Tenemos juicios pendientes. Para un compañero piden hasta cien años, y como tiene antecedentes, si le condenan irá a la cárcel.