Los hosteleros de Cartagena, con la 'soga al cuello' tras el cierre de bares y restaurantes por la pandemia
Una manifestación contra el cierre de la hostelería ha hecho de acompañamiento a la sesión de la Asamblea Regional en Cartagena. En torno a 400 personas, entre las que se encontraban propietarios y empleados del sector junto a proveedores y taxistas, se han concentrado frente a la sede parlamentaria y han bloqueado con vehículos la calzada principal. Quien ha encabezado la protesta ha sido Pablo Brotons, propietario de un restaurante Tagliatella, que con una soga al cuello ha interpelado a la Asamblea Regional contra las medidas de restricción implementadas en el sector. Brotons ha señalado durante su intervención que la hostelería acató en la primera ola las normas que se le impusieron: “Ahora nos vuelven a señalar y es injusto”.
El portavoz ha insistido en que los convocantes son “apolíticos” y ha rechazado cualquier vinculación con partidos, a quienes a ha agradecido la iniciativa de concertar reuniones pero ha criticado que “lleguen tarde”. También ha criticado que no se cerrara exclusivamente la capital murciana, con 3882 positivos en los últimos 14 días frente a los 830 de Cartagena.
Al finalizar su intervención, los manifestantes han instado al presidente de Murcia, Fernando López Miras, a “dar la cara”. Del parlamento autonómico han salido miembros de PSOE, Ciudadanos, Vox y Podemos para mostrar su apoyo a la convocatoria, pero ninguno del PP.
Con tres pancartas que rezaban ‘Si no trabajamos = no pagamos’ y un ataúd que representa la ‘muerte’ de la hostelería, los asistentes han aupado las palabras del portavoz de la concentración. “Estamos reclamando que nos cierren con unas condiciones y ayudas específicas. La situación de la pandemia no era tan problemática, como en otras zonas” ha contado a este medio Antonio, dueño de la cafetería Soldadito de Plomo. “Desde el inicio de la pandemia había estado cerrado hasta hace dos semanas. Ha sido abrir y volver cerrar”. El hostelero no había abierto hasta hace dos semanas porque no veía “rentabilidad” en hacerlo antes. Con el nuevo cierre cree que para él y sus compañeros la única opción es una “huida hacia adelante”.
“Todo empezó en un grupo de Whatsapp que tenemos los hosteleros del centro, y hoy ha acudido gente hasta de La Manga”, ha expresado José Miguel, dueño de la taquería mexicana Ándale. La pandemia le ha afectado como al resto de sus compañeros. “Pasamos de querer expandir la franquicia a tener que gastar todos nuestros ahorros y vivir al límite, del servicio a domicilio y amigos”. El llamado ‘take away’ solo representa para José Miguel un 30 por ciento de sus ingresos anuales. El hostelero ha reclamado poder trabajar en las mismas condiciones que tienen una tasa de contagio similar al de Cartagena. “Estoy dispuesto a hacer el esfuerzo que me pidan, siempre y cuando los demás también lo hagan”.
Diego gestiona los restaurante Pincho del Castilla y ha tenido que volver a poner en ERTE a los 40 empleados. “Nos han imposibilitado poder abrir nuestros negocios teniendo gastos. Nos tenemos que echar a la calle, no podemos seguir así”, sostiene. Critica que las medidas impuestas al sector los abocan al “desastre y que hay ”muchas familias“ comiendo de las empresas que protestan.
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