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David Noguera, presidente de MSF: “A Europa se le llena la boca con reconstruir Siria y la solución está en los refugiados”

David Noguera, en la instalación #seguirconvida en Málaga | N.C.

Néstor Cenizo

David Noguera es, desde hace apenas un par de meses, presidente de Médicos sin Fronteras en España. Asume el cargo en medio de una crisis de refugiados desconocida en los últimos 70 años, que ha obligado a la organización a acercar el trabajo a casa: las crisis ya no están lejos, en países ignotos de África. Es aquí y ahora, en Europa y su mar nuestro, donde el día anterior a realizarse la entrevista se han ahogado 25 personas, 3.800 en 2016, según las últimas cifras de ACNUR. Repetirá la idea varias veces: la obligación no es (sólo) moral; en un mundo global, sus crisis son también las nuestras.

Noguera acaba de volver de Jordania, donde ha conocido la historia de Mohamed, un médico “súper formado” que después de nueve años en Arabia Saudí, dijo “hasta aquí” y se plantó en un hospital de Busra, al sur de Siria. No sabe si volverá a hablar con él. “Contraponer estos ejemplos de vocación médica a un discurso vacío de miedo a los refugiados… La sociedad merece un debate más sofisticado y elaborado”, opina.

La entrevista se realiza con ocasión de la presencia en Málaga de la instalación #seguirconvida, una experiencia de realidad virtual que sirve para acercarse, sólo un poco y sin el miedo a las bombas, a lo que supone vivir en un campo de refugiados en Siria o en Malakal (Sudán del Sur). Al encuentro acude también Isaac Alcalde, que acaba de regresar del país africano, uno de esos conflictos desconocidos con todo tipo de desplazados: desde los confinados en campos, a quienes huyen a los no muy hospitalarios de alrededor o las bases de los cascos azules, también objeto de ataques, pasando por los desplazados “preventivos”: quienes se refugian en la selva cuando oyen los primeros tiros de kalshnikov. Dos millones y medio de personas desplazadas (una quinta parte de la población), según Oxfam, y aquí pocos lo saben.

¿Es posible ponerse en la piel de un refugiado?

David Noguera: No. Los refugiados, por ejemplo los que sacamos del Mediterráneo, salen de un país en guerra, se han pegado dos años en África hasta llegar a Libia, donde los secuestran y los torturan hasta sacarles todos los recursos y cuando ya no son mercancía los expulsan al agua. Es ahí donde interactúan con nosotros, pero esa foto es el eslabón final de una cadena dramática. Sería un ejercicio de hipocresía pretender que se puede sentir ese nivel de sufrimiento. A mí me impresiona ese nivel de resiliencia.

Isaac Alcalde: Incluso en el terreno, por mucho que estés allí, somos ciudadanos de diferente clase porque el mundo nos ha puesto así. Yo cuando quiera llamo a Barcelona y digo “ponme un avión que mañana me voy”.

¿Y cómo se gestiona esa dualidad?

David Noguera: Es que nosotros vivimos dos vidas. Es el mismo mundo, es aquí, no son extraños, pero vas a un campo de refugiados durante una crisis nutricional, trabajas dos meses, y luego vuelves y le compras una bicicleta de 100 euros a tu hijo. Esto genera puntos de contradicción y cada uno encuentra el suyo. Sí señalamos a los responsables, que tienen la capacidad de cambiar estas cosas. Al ciudadano no le juzgamos, tiene el derecho de hacer lo que quiera, pero le invitamos a la reflexión de que entienda que en un mundo global las crisis humanitarias, sus consecuencias y sus causas también están aquí.

El discurso facilón del miedo a la diferencia, los tópicos absurdos de que nos vienen a islamizar y traen enfermedades, se contesta solo. Pretender que se puede vivir sin involucrarte en esto es una hipótesis arriesgada. A veces se nos acusa de cierta superioridad moral y es verdad que hay un discurso ético, pero también hay un discurso de gestión: este es el mundo real, esta crisis de refugiados está para quedarse y ustedes ¿cómo van a gestionar esto?

¿Hay una presión suficiente de la sociedad en la crisis de refugiados?

Isaac Alcalde: Absolutamente no. Y en España hemos tenido la suerte de que aún no ha salido la gente con pancartas “refugiados, terroristas, fuera”. Pero a mí me asusta mucho que veas la imagen de una mujer con un niño de siete meses en un barco de goma y veas la imagen de una terrorista.

Hoy el discurso más duro parece dar votos. ¿Habéis percibido una evolución en la percepción de la ciudadanía sobre el asunto de los refugiados?

Isaac Alcalde: Yo no veo el miedo que hay en Alemania, Estados Unidos… Veo falta de proactividad, pero no he visto miedo. No he escuchado en un bar “a estos no hay que aceptarlos porque nos van a quitar el trabajo”.

David Noguera: Bueno, se oye. Pero es que estamos en una discusión previa. La discusión no es “tenemos 20.000 sirios, a ver cómo los integramos”. Es que tenemos 600. Lo que está en discusión hoy es el derecho de asilo, no cómo se integran. Hablamos de que ayer sacamos 25 muertos del agua. La discusión, a día de hoy es esta. Cómo los integra me da igual. Sáquelos del agua, deles vías seguras de acceso. Llevamos 3.800 muertos este año, que conozcamos. Cierran en Turquía, pues ahora vienen por Libia y el 90% nos llegan torturados, extorsionados hasta el límite, porque las mafias cuando llegan los ponen en trabajos forzados, “dame la pasta, llama a casa o te doy una somanta de palos y tu mujer dámela”.

Ojalá la discusión fuera tenemos 20.000 sirios en el puerto de Barcelona. En Barcelona, donde traen 100.000 tíos una semana al Mobile World Congress y los alojan sin ningún problema… Pero la discusión no es esa: de lo que hablamos es del derecho de asilo, de un sirio al que le bombardean su casa, y tiene todo el derecho a salir, y nosotros la obligación de acogerlo y tratarlo dignamente.

¿Se han rebajado las exigencias en el cumplimiento de la legalidad, como la Convención de Ginebra?

David Noguera: Absolutamente. Estamos hablando de incumplimientos flagrantes en Europa. Nosotros que hemos viajado por el mundo somos conscientes de cuál era la idea de Europa hace unos años. Y ahora pasa esto en el campo de Dadaab en Kenia: Echo [la DG de la Comisión Europea de Ayuda Humanitaria y Protección Civil] se sienta con el gobierno de Kenia y les dice: “No podéis devolver a 300.000 somalís a un país en guerra”. Y el gobierno de Kenia les dice: “¿Perdona?, Tú, Unión Europea, que tienes 3.000 ahogados en el Mediterráneo, ¿me dices lo que tengo que hacer?”.

Yo invito a hacer la siguiente reflexión: en la guerra siria hay gente que dice “yo no voy a matar. La violencia no es la solución. Cojo a mi familia y me piro”. Esta gente es la esperanza de Siria. Entienden que la violencia no es la solución. Y vienen a Europa y los tratamos así. Estamos hablando de darles cobijo y comida durante dos años. Hay un componente moral, pero también legal y otro de gestión. Europa se le llena la boca con reconstruir Siria… pues debe ser consciente de que la solución está en esa gente.

Una gran parte de los que están cruzando desde Libia no son sirios. ¿Está en cuestión la distinción tajante entre migrante económico y refugiados?

Isaac Alcalde: La gente entiende refugiado como huir de la guerra, pero es cualquiera que deja su país por cuestiones políticas, religiosas o de opción sexual y que escapa para preservar la vida. Un eritreo que huye porque es gay también es un refugiado.

David Noguera: Sí, es cierto que una vez cerrada la vía turca sirios hay muy pocos. Son más africanos, y es un factor que hay que imputar a la ecuación. Hay refugiados, hay migrantes económicos y hay una zona gris: Etiopía no es un país estable, Costa de Marfil no está en guerra pero hay mucha violencia, Guinea Conakry lo mismo. Pero lo que es legal es que todo el mundo tiene derecho a que se oiga su caso. Y en términos prácticos, aunque sea un problema puramente de inmigración ilegal, ¿vamos a discutir realmente si dejamos ahogarse en el Mediterráneo? ¿Esto está sobre la mesa? Esta discusión es previa. Tiene un problema de inmigración ilegal: gestiónelo. Les pregunta de dónde viene, que no [cumple los requisitos], lo expulsa. Pero mejor eso a que te tengan cuatro meses torturado en Libia y luego te juegues la vida en el Mediterráneo. Es que es esto lo que está pasando. De los partidos del Congreso: que levante la mano el que diga que a un inmigrante económico, un senegalés, no lo rescatamos del Mediterráneo. ¿Hay alguien?

¿Están supliendo las ONG y la sociedad civil algo que debían hacer los Estados?

David Noguera: Siempre hacemos un trabajo de sustitución. Y no me importa sustituir al ministerio de Salud de Somalia, porque no existe, pero otra cosa es en Europa. Eso es una vergüenza. Revisamos continuamente nuestras operaciones porque es un juego de suma cero. Cuando ponemos un barco en el Mediterráneo tenemos que dejar un hospital en Yemen.

Los picos de mayor toma de conciencia han coincidido con la difusión de imágenes impactantes. ¿Hay una dictadura de la imagen?

David Noguera: Sí, puede ser, pero hay pocas excusas para decir no sé. El que tenga vocación para informarse puede hacerlo. Hoy te enteras porque hasta en Somalia hay cuatro compañías de móviles y todo el mundo tiene smartphone. Llevo 15 años en esto pero sigo teniendo más preguntas que respuestas, y no tengo ni idea de cómo la gente no reacciona, ni tengo idea de cómo solucionarlo más allá de recomendaciones genéricas. Pero a veces hacemos cosas porque la alternativa de no hacerla no es alternativa. ¿Cómo no vas a sacar a un tío del agua?

Isaac Alcalde: A veces la gente me dice que tendríamos que hacer otro tipo de comunicación. Cualquier campaña, por potente que fuera, no hubiese llegado a la mitad de lo que supuso la imagen de Aylan en la playa.

David Noguera: Yo tengo envidia de los ecologistas que han hecho que nos preocupemos todos de la Gran Barrera de Coral de Australia, que seguro que es súper importante. Cómo han conseguido que si no reciclas te sientas mal, y en cambio se mueren tíos en el Mediterráneo, o en Yemen, y ahí seguimos. Seguro que una parte de culpa la tenemos nosotros. A la gente le preocupa el cambio climático porque piensan que un día se van a quedar sin sol. Por eso es importante entender esto también como una cuestión de gestión: las causas y consecuencias de los conflictos humanitarios están aquí y hay que gestionarlo.

Acabas de volver de Jordania. ACNUR cifra en 635.000 los refugiados. Jordania tiene seis millones de habitantes. ¿Qué has percibido?

David Noguera: En junio cerraron la frontera por un tema de seguridad. Yo estuve reunido con el segundo del ministerio de Salud jordano. Le pregunté en qué se podía ayudar y me dijo: “En todo, porque llevamos cinco años con el sistema al límite”. Le pedimos que abra la frontera a heridos, y hablamos de una zona de nadie donde hay refugiados sirios que no pueden entrar, dos tercios de los cuales son mujeres y niños. Y le expresé mi admiración por el pueblo jordano y mi vergüenza como ciudadano europeo. Casi me disculpé por la absurda, ridícula respuesta de la UE.

Asume ahora la presidencia de Médicos Sin Fronteras. ¿Cuáles son los retos?

David Noguera: Lo primero: MSF, como es una organización seria, no es presidencialista ni de liderazgos. Es sólida y lo que importa es lo que pasa en terreno y que siga habiendo gente como Isaac que se va allí. Retos hay muchos, pero hablo en clave de continuidad. Para mí, el principal en términos operativos es mantener nuestra presencia en países de conflicto ante la amenaza nueva de ataques sistemáticos a la misión médica. En 2015 tuvimos 100. Esto es nuevo. No queremos irnos, pero si nos ponen la bomba nos tendremos que ir, porque el martirio no está en nuestros estatutos, no vamos a coleccionar muertos.

En términos asociativos, tenemos que ser capaces de invitar a la ciudadanía a un ejercicio de reflexión. Más allá del apoyo económico, que es vital, nos atrevemos a decir que necesitamos también su influencia. No vale el silencio. A ver si nos comprometemos: esto no va de dinero.

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