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Frenazo político al tren-tranvía de la Bahía de Cádiz

Unión de la vía tranviaria y la ferroviaria, en el nudo de La Ardila, en la salida de San Fernando en dirección Cádiz.

Jorge Garret

La obra del tranvía de la Bahía de Cádiz ha sufrido un frenazo inesperado en uno sus tramos clave: la conexión de la plataforma específica del tranvía con la vía del tren, por la que este medio de transporte metropolitano circulará entre las ciudades de San Fernando y Cádiz. El conflicto político entre la Junta de Andalucía, que impulsa el tranvía interurbano, y el Gobierno, que es titular de la vía ferroviaria, amenaza con volver a retrasar el proyecto. La primera fecha para la inauguración de este servicio fue 2010. El segundo compromiso de la Junta fue 2012. Este miércoles, tres operarios de una subcontrata recogían los últimos restos del material de la obra en el Nudo de La Ardila, en la salida de San Fernando en dirección a Cádiz, sin haber finalizado su trabajo. “Hasta nueva orden”, apuntó uno de ellos.

La línea del tranvía metropolitano de la Bahía conectará Chiclana, San Fernando y Cádiz con un trazado de 24 kilómetros de longitud. De ellos, 13,7 discurren a través de la plataforma de nueva construcción entre Chiclana y La Isla. Para recorrer los 10,3 kilómetros restantes hasta la capital el tranvía aprovechará la línea ferroviaria Sevilla-Cádiz. El proyecto fue diseñado así a mediados de la última década. Tanto la construcción de la infraestructura como la futura gestión del servicio requieren colaboración entre los gobiernos central y autonómico, pero ambas administraciones vuelven a estar enfrentadas en un cruce de acusaciones.

La consejera de Fomento de la Junta, Elena Cortés, culpa al Ministerio de Fomento de bloquear las obras. Cortés recordaba hace unos días que en 2006 y 2007 ambas administraciones “cerraron” los acuerdos que posibilitaban la conexión entre la plataforma del tranvía y las vías del ferrocarril, titularidad de ADIF. Esta actuación fue adjudicada en marzo de 2012 por un importe de tres millones de euros y con un plazo de ejecución de cinco meses. Hoy sigue empantanada. Según la consejera, ADIF no permite que se ejecuten las obras a la espera de la firma de un protocolo de colaboración que Fomento está obstaculizando desde que el Partido Popular se hizo con el Gobierno.

Fuentes de la Administración regional han señalado que, en las comisiones de coordinación con el anterior Ministerio, se llegaron a acuerdos sobre el material móvil, la infraestructura y la futura explotación del tranvía. El nivel de avance del proyecto era tal que llegaron incluso a fijarse los horarios de paso (surcos) del tranvía por las vías del tren, explican las mismas fuentes. Esos convenios quedaron pendientes de firma y todavía siguen sin resolverse, a pesar de la insistencia de la consejera, que ha detallado haberse dirigido a Fomento en tres ocasiones durante el año pasado para agilizar la firma. “Necesitamos que el Gobierno se implique. Ahora mismo tiene ese protocolo bloqueado”.

Fuentes de ADIF defienden la “máxima colaboración” de la entidad con la Consejería y señalan que, en estos momentos, se está estudiando el proyecto de la conexión entre ambas plataformas para confirmar que se cumplen “todas las condiciones de seguridad”. “Es una iniciativa absolutamente nueva”, argumentan las mismas fuentes. El subdelegado del Gobierno en Cádiz, Javier de Torre, ha ido más allá al denunciar a través de un comunicado este martes que el protocolo presentado por la Junta en octubre del año pasado presenta “numerosísimas deficiencias técnicas” que aún no han sido subsanadas. “La Junta carece de fondos para finalizar este proyecto y pretende pasar a otros el problema que han generado ellos mismos con su inoperancia e ineficacia”, sentencia el subdelegado del PP.

En sentido sur a norte, el trazado del tranvía atraviesa Chiclana y San Fernando por sus centros urbanos para después dirigirse a Cádiz, tres poblaciones de la Bahía de Cádiz con una notable vinculación metropolitana. Las obras están finalizadas en La Isla después de un proyecto de peatonalización muy conflictivo de su principal arteria, la Calle Real. En Chiclana, la Junta ejecuta un trabajo igual de dificultoso y que acumula varios años de retraso como consecuencia del enfrentamiento político sobre el recorrido que debe seguir este medio de transporte: el PP, al frente del Ayuntamiento, se opuso durante el último mandato a que el tranvía atravesara el centro. El alcalde, Ernesto Marín, entendía que provocaría un caos circulatorio. Aunque al final ha acabado aceptando el proyecto original, la obra está descolgada del resto del trazado.

En paralelo, la Junta también acumula retrasos en la homologación del tranvía gaditano, un procedimiento complejo porque se trata de un prototipo pinero en España. Esos vehículos deben circular como tranvía de plataforma baja por los trayectos urbanos de Chiclana y San Fernando, y deben adaptarse a las diferentes alturas de andenes al circular por las estaciones de Cercanías de Cádiz. Es una consecuencia más de su modelo bimodal, un punto intermedio entre el tranvía tradicional y el tren de Cercanías, de ahí su denominación técnica de tren-tranvía.

Las dos primeras unidades de este material han recorrido más de 10.000 kilómetros por vías nacionales desde abril del año pasado en su periodo de homologación. La previsión de la Junta es que uno de ellos circulara en pruebas en La Isla desde noviembre, pero es otro plazo vencido. Fuentes de la Administración regional sostienen que la certificación definitiva se obtendrá en “pocos meses”.

Otro frente abierto en el proyecto interminable del tranvía gaditano es que Renfe acceda a gestionar el servicio, un punto imprescindible desde los puntos de vista legal y técnico porque, de nuevo, el tranvía circulará en parte de su recorrido por la vía ferroviaria convencional.

La operadora, que ha participado en las comisiones de coordinación del proyecto, debe compatibilizar las programaciones de Cercanías, trenes de mercancías, otros de Alta Velocidad y el propio tranvía, de ahí que hasta el momento no se haya contemplado la contratación por parte de la Junta de terceros gestores, como ocurre en otros tranvías andaluces. El subdelegado del Gobierno en Cádiz, sin embargo, ha mostrado ahora su sorpresa porque la Junta pretenda que Renfe explote el servicio (lo haría bajo pago) y ha sembrado dudas sobre las intenciones de la operadora, que además está eliminando rutas ferroviarias.

El tren-tranvía tendrá 22 paradas (17 en los primeros tramos y cinco en la prolongación hasta Cádiz) y empleará en viajar entre sus extremos algo más de media hora. Los estudios de demanda de la Junta, previos a la crisis, señalan que servirá a 233.500 personas (las que viven a menos de 500 metros de una parada) para reforzar el concepto metropolitano de la Bahía de Cádiz y que será utilizado por 4,3 millones de usuarios al año, unos 12.000 diarios. La puesta en marcha del servicio, entre dificultades técnicas y políticas, amenaza con retrasarse a 2015.

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