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La ambición rubia
Decíamos ayer que con el PSOE en reinvención cual Madonna y el secretario de Organización, César Luena, diciendo que son el partido de moda, la lideresa andaluza estaba, cual bajorrelieve egipcio, extrañamente de perfil. He aquí que Nefertiti ha girado a tres cuartos -de frente no, sería demasiado- y la tierra ha temblado.
Los sondeos empezaban a ir bien para el partido dirigido por Pedro Sánchez, provisionalmente en cabeza en las encuestas, aunque seguido de cerca por los locos del coleta. La agrupación andaluza tenía que hacer su aportación para las locales de mayo y el modo que ha hallado ha sido compartir sus dudas en el apoyo al recién elegido secretario general como cabeza de cartel a las nacionales de 2015. Si no él, ¿entonces quién?
El ex presidente Chaves se vio en la necesidad de bajar de Madrid a lanzar un “aviso a navegantes”, en plan padre o Padrino, de que se apoye a Sánchez. “No conviene jugar con fuego”, fue la advertencia. Salió raudo Mario Jiménez a asegurar que el PSOE-A no se daba por aludido y a ratificar el respaldo a Sánchez, de aquí a las municipales. El fútbol nos ha enseñado cuán seguro está en su puesto el entrenador ratificado. En días subsiguientes se ha insistido, como es preceptivo, en la importancia de que los buenos resultados acompañen cada domingo y sobre todo en el partido de Champions de mayo.
El homólogo de Luena a nivel regional, Juan Cornejo, suscribiría -creo- la frase del primero sobre que el PSOE es un it-party, siempre que se añadiera la coletilla “siquiera en Andalucía”. Por eso ha puesto el parche antes que la herida y, seguro de la victoria en la comunidad, dice que “no toca” hablar de respaldo a Sánchez como presidenciable hasta que dé cuenta de los resultados nacionales. Cabe entender que más en el aire.
La cuadrilla de Díaz ha ido clavando con habilidad las banderillas de las dudas al miura de la prensa, colocándolo como convenía en el centro de la arena, para que una vez apareciera la figura en la plaza, la lideresa, vestida de luces -toda flashes ella-, entrara a la muleta que más le interesa: preguntando si apoya a Sánchez o competirá con él en las primarias a candidata a la presidencia de España.
En el cartel toledano figuraba, junto a la primera espada, Emiliano García-Page que disputará la presidencia de la comunidad a Cospedal. La faena de Díaz ha sido de las buenas y ha dejado, lo que busca todo maestro, estela:
Ni confirma ni desmiente, como las famosas de los espacios de cotilleo que su, de momento, secretario general ha conquistado para el debate político serio, Sálvame y el Programa de Ana Rosa Quintana.
Contesta a Pedro Sánchez -quien la víspera osó retarla a dejar de actuar por la espalda y disputarle el poder abiertamente- que si él está donde está es porque ella le ha dejado, que no perdió el tren de la Secretaría General sino que lo dejó pasar.
Y al final suelta: “En política hay que ser sincero. Tengo ambición por cambiar las cosas” y “por tener la confianza de la gente”.
La lideresa ambiciona, ¿qué ambiciona la lideresa? ¿Acaso la duda ha cogido a Pedro Sánchez por sorpresa? ¿No presagió, cuando su ayuda fue vital para apartar de la carrera al entonces favorito Madina, que si ella evitaba la exposición directa y prefería ir a rueda era porque veía la travesía a las locales empinada cual Tourmalet? Con el vendaval de Podemos soplando de cara, sin tiempo de sacar más trapos sucios que un incumplimiento administrativo -feo, insisto en ello, pero no delictivo- de su número dos, Errejón. Ah, bueno, eso y que Pablo Iglesias ha ganado mucho dinero en 2013, como joven emprendedor de la industria audiovisual y ¡tiene moto!
La realidad se puede transformar desde lo local -insisten esos críticos con Podemos que preferirían que no existieran y ponen palos a sus ruedas al tiempo que les conminan a la implantación universal-. Pero a “la ambición rubia” no ya lo local, sino lo regional se le queda en nada. Y mientras espera a ejercer de reina de El país de las maravillas al célebre grito de “¡Que le coooorten la cabeza!”, se salta a piola la escala España y se postula para negociar con el Presidente de la Comisión europea. “Me reuniré con Juncker, con Rajoy, con quien haga falta”.
Esta tarde a las cinco es la reunión en Moncloa, el aperitivo. Mariano -que tanto añora a Rubalcaba, según confiesa en el Congreso cada semana-, estará asegurando las ventanas ante la llegada de ese “poderío”, como la definió su amigo Alfredo en vísperas de que el ciclón y los malos resultados electorales se lo llevaran por delante. Como quizá le vuelva a pasar a su sucesor en la Secretaría General. Lo que confirmaría “La maldición de Susana Díaz”, según la cual, al final, sólo uno, ella, puede quedar.
Toros, fútbol, cotilleos, ciclismo, misterios paranormales y competición extrema, con cuchillos bien afilados, a lo Top Chef o Gran hermano. Pan y circo. Más circo que pan.
Para que algunos digan que los del “cálculo estratégico” y el “ensimismamiento” son los de Izquierda Unida -por la pugna en la federación de Madrid- o los de Podemos -porque tienen corrientes, ¡algo sin precedente! Se ve que la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés (IU), no hace propuestas como acabar con la financiación público-privada de infraestructuras, “un expolio para las administraciones”, ni la eurodiputada y aspirante a dirigir Podemos-A, Teresa Rodríguez plantea “acabar con la telaraña clientelar en la que el PSOE-A ha convertido a las instituciones”. Ellas se miran el ombligo.
Díaz y el PSOE, en cambio, queda claro que dedican el cien por cien de su tiempo y energía a atender los intereses ciudadanos. Ya la oímos en Toledo, anunciar alto y claro, que sea quien sea el aspirante al Gobierno de España son prioritarias la derogación de la Ley Mordaza y cambiar el actual respaldo del PSOE al tratado de libre comercio UE-EEUU (TTIP) que, con tan funestas consecuencias, pende sobre nuestras cabezas. Ah no, que no, que de eso no habló.