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La Diputación de Málaga pide hacer excepciones a la seguridad aérea para permitir el parapente

Parapentistas en Valle de Abdalajís, zona incluida en el CTR del Aeropuerto de Málaga

Néstor Cenizo

A pesar de que existe una prohibición expresa de la Agencia de Seguridad Aérea (AESA), un decreto del fiscal jefe de Málaga que confirma la prohibición, y de que ha habido un incidente en el que un piloto de un avión de pasajeros tuvo que esquivar a un parapentista, la Diputación de Málaga ha vuelto a mostrar su apoyo a la práctica del vuelo libre en Valle de Abdalajís.

La administración provincial ha aprobado una moción institucional (votada por todos los grupos) en la que reconoce lo que todo el mundo sabe, que allí se vuela, y se felicita por el beneficio económico que supone. Simultáneamente, ha aprobado otra moción en la que insta a AESA a que redefina los criterios que rigen en la zona de seguridad de acercamiento al aeropuerto de Málaga y regule la actividad, admitiendo que el vuelo en parapente está por ahora prohibido y entraña riesgos para la seguridad aérea.

Esta zona de vuelo tan apreciada por los aficionados entra de lleno en el CTR del aeropuerto de Málaga, un espacio donde los aviones empiezan a realizar las maniobras de descenso, y en el que está prohibido cualquier vuelo de aeronaves no controladas para garantizar la seguridad de las operaciones. AESA confirmó a eldiario.es Andalucía que “no se puede realizar parapente en esa zona”.

Esquivar a un parapentista

El incumplimiento de esta prohibición es patente y pudo generar un grave accidente el 12 de marzo de 2016. En esa fecha, un piloto de Norwegian Airlines esquivó a un parapentista a 6.800 pies de altura. “No puedo pensar en las consecuencias si hubiéramos tenido todavía conectado el piloto automático o no hubiéramos mirado fuera. Con seguridad no habríamos podido hacer la maniobra de evasión”, consignó el piloto en un parte recogido en el informe de la comisión que investigó el incidente. Después de ese episodio, el fiscal jefe de Málaga confirmó en un decreto de 5 de septiembre de 2017 que la actividad está prohibida.

Sin embargo, en Valle de Abdalajís se vuela, nadie hace nada para evitarlo y las empresas que se dedican a ello se anuncian con carteles en el municipio. Durante un tiempo, la Diputación promocionó activamente esta actividad, pero dejó de hacerlo a raíz del incidente aéreo. Ahora, acaba de aprobar dos mociones de manera simultánea. La primera, por unanimidad, reconoce el valor del parapente para este pequeño municipio de unos 2.000 habitantes y da cifras de una actividad que se desarrolla de manera irregular. Según el ente provincial, el parapente en Valle de Abdalajís atrae a más de 12.000 usuarios anuales y tiene un impacto económico anual “superior a 800.000 euros”.

No obstante, la Diputación reconoce que “la actividad de vuelo libre en la zona no se encuentra regulada”. No sólo eso: además está expresamente prohibida por la máxima autoridad para la seguridad aérea. La propia moción señala que quedan “limitadas las operaciones de vuelo si no cuenta con la autorización de las respectivas autoridades aeronáuticas”, y admite el riesgo que entrañan: “Este hecho impide que la actividad de vuelo libre se continúe desarrollando con seguridad”.

“Suspensión de las limitaciones al vuelo libre”

La segunda moción, presentada por el PP y también aprobada, acuerda presentar a AESA una propuesta para redefinir el “volumen susceptible de ser utilizado de forma segura” para el parapente, “concretar los procedimientos de coordinación” con la torre de control del aeropuerto y obtener de AESA una “suspensión de las limitaciones operacionales impuestas al vuelo libre, para los usuarios del volumen que se publique y en las condiciones que se establezcan”. Es decir, la Diputación de Málaga acuerda pedir al encargado de velar por la seguridad aérea que haga excepciones a los criterios de seguridad.

La Diputación ha preparado una “solicitud-propuesta” a AESA, con un “análisis preliminar” que concluye que la actividad “no provocaría ninguna afección o limitación al tráfico aéreo del aeropuerto malagueño ni tampoco a las autovías que discurren sobre la zona de vuelo”. Además, contiene unas propuestas tomadas de otros lugares donde se practica parapente dentro de los CTR y que incluyen “una serie de procedimientos de vuelo”, “formación específica” y “mejora de las instalaciones”.   

La moción señala que es “evidente que la habilitación de la zona de vuelo adecuadamente coordinada con otros usuarios del espacio aéreo resulta imprescindible en aras de la seguridad”.

Carmelo Garrido, de la Federación Andaluza de Deportes Aéreos, admitió en su día que históricamente ha habido una coordinación y “convivencia tácita” entre la torre de control del aeropuerto y Valle de Abdalajís. De mantenerse ahora, este acuerdo tácito estaría incumpliendo una prohibición expresa de AESA, con riesgo para la seguridad aérea.  

En Valle de Abadaljís se practica parapente desde que a finales de los años 70 empezaron a llegar los primeros turistas que vieron entre esas montañas el lugar idóneo para lanzarse en vuelo libre. La práctica se ha consolidado como un negocio para las empresas que se dedican a ofrecer estos viajes aéreos.

Aunque el CTR de Málaga se redujo en 2016, Valle de Abdalajís siguió dentro de la zona prohibida. “Es una prohibición que un poco se la salta todo el mundo, respetando unas normas mínimas”, explicaba en su día Mario Moreno, de Eolox. Los parapentistas mantienen que la prohibición es absurda, reducen la importancia del incidente con el vuelo de Norwegian Airlines como un caso aislado, y piden que se reconsidere la prohibición de volar allí.

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