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Zapatos rojos para levantar la voz contra el maltrato

Zapatos rojos

Néstor Cenizo

Hay zapatos que cuentan crímenes. En 2009, Elina Chauvet una artista mexicana, creyó que podía visibilizar los asesinatos de mujeres que se cometían a centenares en Ciudad Juárez (México) con unos zapatos rojos. Zapatos, porque de las desaparecidas a veces sólo se encontraba eso. Rojos, por la sangre y la violencia. Reunió 33 pares y los expuso como si marcharan en silencio. Aquella patada sobre conciencias dormidas tuvo réplicas en Argentina, Italia, Reino Unido, Ecuador y este viernes, suena en Málaga. En la Plaza de la Constitución se exponen más de 500 pares de zapatos teñidos de rojo que recuerdan que existe el feminicidio en España.

Las coordinadoras del proyecto explican que se trata de llamar la atención hacia una violencia que parece enquistada como un mal endémico de la sociedad. “La violencia contra las mujeres suele quedarse de puertas adentro. De ahí el arte público”, comenta Alba Carrasco. Ella es historiadora del arte y cuando conoció el proyecto de Chauvet se propuso replicarlo en Málaga y algo más: acompañar un acto artístico (de contenido social) de un proyecto completo de educación en derechos humanos. En la campaña ha colaborado Amnistía Internacional.

Desde enero, cuando comenzaron a trabajar en la iniciativa, han organizado charlas informativas, talleres de pintura y reparación de zapatos, un cinefórum y hasta una actividad de papiroflexia con motivo de La Noche en Blanco de Málaga. Han involucrado a Plataforma Violencia Cero, Marea Violeta, La Casa Invisible y un grupo de alumnos de la Universidad de Málaga ha contribuido a difundir la actividad. Todo, para mostrar que la violencia en la pareja no es ni normal ni tolerable. Cualquier violencia.

Empezaron en enero y el jueves por la tarde aún recogían calzado. Se propusieron 100 pares y han conseguido más de 700. “158 pares en un colegio”, cuentan con orgullo. Dicen que el zapato es el icono que representa, como casi ninguno, el estereotipo de la mujer. También que en Ciudad Juárez es a veces lo único que permite identificar a la víctima.

Elina Chavet comenzó pidiendo zapatos a las mujeres y la noticia voló: “Hay una artista que pide zapatos”. Luego, invitó a pintarlos: “Dicen que los pintan de rojo”. Y luego los expuso para que todos lo vieran y sintieran: los zapatos representan los centenares de mujeres asesinadas y desaparecidas (imposible saber cuántas, aunque el número no cuantifique el horror) en Ciudad Juárez. En España, el Ministerio de Justicia reconoce 54 muertes vinculadas a la violencia de género en 2014 y 14 en lo que va de 2015. Pero hay violencia que no se ve porque se queda en casa, insisten.

“Zapatos Rojos es un encuentro del arte y la memoria colectiva. Busca en su andar solidaridad entre los pueblos para con una ciudad donde el asesinato y desaparición de mujeres es un hecho cotidiano”, explica Chavet en su blog. Pero es, también, una invitación a la reflexión en los lugares donde se presenta. Su idea tuvo réplicas autorizadas como esta, la número 40, siempre altruistas. En España, hubo Zapatos Rojos en Bilbao y en Chiclana (Cádiz) y a finales de octubre se organizará en Córdoba. La de Málaga es la tercera. A las 18.00 descargarán todos los zapatos en la Plaza de la Constitución y a las 21.00 podrán dejarse mensajes en ellos.

El viernes no es el Día de la Mujer ni el de la lucha contra la violencia de género. Es un día más. “No es un problema de un día”, resaltan las organizadoras. Reunir zapatos es levantar la voz.

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