Una noche en vela para las familias de la Corrala Utopía
Entre 30 y 40 personas de la desalojada Corrala Utopía han pasado la noche a la interperie en la Plaza Nueva de Sevilla a la espera de que este lunes pueda alcanzarse algún tipo de acuerdo entre las administraciones. Sin fuerzas y con los ánimos bajos después de la intensa jornada del domingo, las familias han vuelto a pedir ayuda para poder resguardarse en un techo. “Vamos a seguir luchando”, insiste Aguasanta, una de las afectadas, que apenas puede caminar después de que durante el desalojo resultara herida en el dedo gordo de su pie derecho.
Las familias no han querido desplegar las tiendas de campaña de las que se habían provisto por temor a que les retiraran la posibilidad de hacer presión a las puertas del Ayuntamiento de Sevilla. “El acuerdo no interesaba, porque abriría las puertas a que otras familias hicieran lo mismo”, apunta un portavoz del 15M de Sevilla, que lamenta la acción policial del domingo “cuando se estaba a punto de cerrar un acuerdo” entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla.
En esa linea, el secretario general del PCE y diputado de IU por Sevilla, José Luis Centella, se ha acercado al lugar a mostrar su “solidaridad” con los afectados, destacando que “alguna instancia ha querido reventar la posibilidad de acuerdo” con una actuación que ha calificado como semimilitar. “La cuestión de la vivienda no es un problema de orden público sino un derecho”, ha sentenciado.
Maribel Mora, presidenta de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), también se ha querido interesar por la situación y ha considerado “lamentable que el Ayuntamiento de Sevilla tenga en su puerta a vecinos pidiendo una casa”. Igualmente, ha criticado que se haya roto la posibilidad de alcanzar un acuerdo entre las partes “que parecer ser que estaba a punto de cerrarse”.
Mientras una furgoneta de la Policía Nacional se pasea por delante de los afectados, la concentración se comparte con agentes de la Policía Local que también se manifiestan frente a la sede del consistorio. “Estoy es muy penoso”, comenta Mari Carmen que, junto a su pareja, se muestran desesperanzados ante la situación generada. “De momento tenemos la comidad que nos traen. Vamos a ver qué pasa”, señala a la espera de las partes que negociaban la solución puedan realmente dársela a las familias.