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Todos los partidos de la oposición a Susana Díaz se movilizan para afrontar un adelanto electoral en otoño

Susana Díaz, presidenta andaluza.

Lucrecia Hevia / Daniel Cela

Si es gris, tiene cuatro patas, tiene trompa y parece un elefante es que es un elefante. Esta es la sensación que discurre por los pasillos del Parlamento de Andalucía esta semana. Huele a adelanto electoral, parece que se masca el adelanto electoral. De momento, la oposición está apurando los plazos de sus primarias para que “no nos pille el toro”. Incluso en el PSOE se maneja ya el concepto “adelanto técnico” en un afán por restar importancia a una cita con las urnas antes de marzo de 2019. Por los pasillos de San Vicente, sede de los socialistas andaluces, calientan la maquinaria electoral “por si acaso” y entre bastidores hablan con naturalidad de la cada vez más creciente posibilidad.

En este momento, la foto fija del Parlamento andaluz aparece movida. Todas las fuerzas políticas de la oposición al Gobierno de Susana Díaz -PP, Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida- están movilizadas frenéticamente para resolver sus carteles electorales antes de las vacaciones de verano. Todas esperan que, en cualquier momento, la presidenta andaluza haga uso de su prerrogativa exclusiva y convoque las elecciones andaluzas para el próximo otoño. Hay líderes de la oposición, como el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, que prácticamente se lo están pidiendo a diario desde hace meses. Es cierto que el rumor de adelanto partió del PP a principios de año. Los populares fueron los primeros en tener elegidos a todos sus candidatos, incluidos los alcaldables para las municipales. Pero desde entonces hasta ahora han pasado muchas cosas, incluida una moción de censura que ha catapultado a Pedro Sánchez y a la marca PSOE a niveles inimaginables hace meses.

En las últimas 24 horas, quien se ha sumado fervientemente a estas demandas de adelanto electoral es Ciudadanos, socio de legislatura del PSOE. Mientras Ciudadanos en Andalucía asegura públicamente que confía en la palabra de Susana Díaz -“que es su patrimonio”- y ésta sigue insistiendo en que agotará la legislatura, que no habrá elecciones hasta la primavera de 2019; la dirección nacional de Ciudadanos ha precipitado las primarias para resolver su cartel electoral cuanto antes. Unas primarias exprés con las que resolverá -en apenas siete días- el nombre de su candidato a la presidencia de la Junta [presumiblemente el actual portavoz, Juan Marín] y los cabezas de cartel en las ocho provincias andaluzas.

Podemos e IU están inmersos en el mismo proceso, del que saldrá una confluencia electoral; y la dirección del PP andaluz lo ha apostado todo a una candidata a la presidencia de su partido, Soraya Sáenz de Santamaría, de cuya victoria depende la propia estabilidad orgánica del presidente regional, Juanma Moreno.

Preparados para la guerra

Los partidos están preparados para la guerra, no para la guerra fría de un año más de legislatura. Hay muchos síntomas de adelanto electoral, ninguno determinante, pero cada día se suma un indicio nuevo aumentando las posibilidades. El último son las primarias que, como admitió Marín, le han hecho responder mensajes y llamadas durante todo el día a quienes desde aquí le preguntaban por un adelanto electoral inminente. Pero Susana Díaz buscó este miércoles al portavoz naranja a la salida del salón de plenos.

Lo que es evidente es el distanciamiento entre los socios del PSOE. La Junta acaba de postergar a septiembre la negociación de los próximos Presupuestos Autonómicos, alegando que el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez aún no le ha proporcionado los datos de las entregas a cuenta, necesarios para cuadrar ingresos y gastos. Pero Ciudadanos lo ha interpretado como un síntoma de que el PSOE “no tiene intención de abrir la negociación, y de que la presidenta podría anunciar las elecciones a principios de septiembre y convocarlas a finales de octubre o principios noviembre”. Marín ya ha manifestado que será “difícil” aprobar unos números para 2019 cuando “no hay grado de cumplimiento de los de 2018”, ayudando voluntaria o involuntariamente a la construcción de otro argumento para un posible relato electoral.

Los dos partidos socios de investidura tienen un buen puñado de razones para propiciar el adelanto y plantear, incluso al alimón, una fecha que diferentes fuentes cercanas al Gobierno sitúan a finales de octubre o primeras semanas de noviembre. Desde el partido de Susana Díaz son claros cuando valoran el efecto positivo del nuevo presidente. Las primeras decisiones de Sánchez y su apoyo han reforzado la marca PSOE. Adelantar la cita electoral implica aprovechar la ola de simpatía antes de que las decisiones del nuevo Gobierno reduzcan la magnitud de la misma. Es más, el delegado del Gobierno en Andalucía, el muy sanchista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ya ha anunciado que “por supuesto que Sánchez vendrá a hacer campaña con Susana”. Para el presidente, una victoria socialista también supondría apuntarse el primer tanto electoral de su Gobierno.

Conveniencia

La oposición en bloque está convencida de que la presidenta andaluza convocará elecciones en el momento que mejor le convenga políticamente, y ahora le conviene. Un adelanto electoral a otoño aleja los comicios de las municipales de mayo de 2019, evitando así la misma situación de bloqueo de hace tres años: la legislatura estuvo parada 80 días, porque los partidos buscaban condicionar su apoyo a Díaz en la investidura al resultado que saliera de las municipales. El adelanto también permitiría acudir a las urnas antes de que se conozca la sentencia del caso ERE, que está ahora en juicio y sienta en el banquillo a dos ex presidentes de la Junta, Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Pero, por encima de todo, a los socialistas andaluces, las encuestas internas y las publicadas también les vaticinan un buen resultado electoral: auguran la victoria de Susana Díaz a 15 puntos de su inmediato competidor, el PP, una ventaja inédita en un contexto político tan fragmentado como el actual. Los sondeos publicados dan como claro ganador en Andalucía al PSOE, con los mismos diputados que ahora (47). No crecería pero sí se mantendría con un 30% del voto. Díaz vencería menos por méritos propios que por demérito de los populares, que se enfrentan a los peores resultados de su historia, según la demoscopia. Los naranjas, atentos siempre a las encuestas, atisban la posibilidad de convertirse en líderes de la oposición dando un significativo “sorpasso” al PP. El último sondeo publicado vaticina un empate a 23 diputados de estas dos formaciones, y 16 escaños para la confluencia Podemos-IU (uno más de lo que ahora suman juntos).

La presidenta andaluza niega sistemáticamente el adelanto electoral, pero también lo negaba un mes antes de convocar las últimas elecciones autonómicas, en enero de 2015. Díaz asegura que su intención es agotar el mandato y llamar a los andaluces a las urnas cuando toca: en marzo de 2019. Apela a la estabilidad política y asegura que la gestión de su Ejecutivo lleva “velocidad de crucero”, aunque desde su propio gabinete reconocen que la “pulsión” de los últimos Consejos de Gobierno es muy leve y que “está todo hecho”.

Su principal proyecto político y el arma electoral más potente que había diseñado para los próximos comicios era el acuerdo para la reforma de la financiación autonómica, pactado con el resto de formaciones (excepto Ciudadanos), y avalada por la mayoría del Parlamento. La llegada de Sánchez a Moncloa enterró ese proyecto y rompió el discurso político de la presidenta andaluza -y de paso de la nueva ministra de Hacienda y ex consejera andaluza del ramo, María Jesús Montero-. La reclamación reiterada a Madrid de una financiación más justa para Andalucía -valorada en 4.000 millones de euros- servía a Susana Díaz para ejercitar la confrontación con un Gobierno central del PP, pero no le sirve con un presidente socialista en Moncloa. Su discurso ahora lo está capitalizando el líder del PP andaluz, Juanma Moreno, que ya acusa a Díaz de haber “traicionado” a Andalucía.

Lo que se sabe es que desde todos los partidos se están tomando decisiones con cariz electoral y en los tiempos políticos que vivimos, ya hemos aprendido que todo puede cambiar en 24 horas. Pero si hay primarias, hay opciones, hay relato y vientos favorables para la líder que tiene que convocar… pinta elefante.

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