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Vuelve la burbujeante receta del solar municipal: el Ayuntamiento de Zaragoza fía sus cuentas al ladrillo cuando este colapsa

El alcalde y la vicealcaldesa de Zaragoza, Jorge Azcón (PP) y Sara Fernández (C’s), con el primer edil madrileño, José Luis Martínez Almeida.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

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La coalición  PP-Cs de Jorge Azcón y Sara Fernández, que gobierna el Ayuntamiento de Zaragoza bajo la supervisión de Vox, ha resucitado el solar municipal como concepto político. Así, la previsión de ingresos de sus primeros presupuestos conjuntos retrotrae la política local de la capital aragonesa a los felices años 80 y a los de la burbuja, etapas en las que la despatrimonialización de las instituciones en favor de los negocios urbanísticos se convirtió, al tiempo que ayudaba a cavar fosas como la costosa crisis del sector bancario, en una de las principales vías de financiación de las administraciones en toda España.

Los primeros presupuestos de la coalición de centro-derecha, con una cuantía de gastos e ingresos de 801,2 millones de euros, aprobados este pasado jueves con el apoyo de Vox, incluyen sendas partidas de ingresos vinculadas al ladrillo que suman casi 25 millones de euros.

La menor, de 4,75, incluye ocho anotaciones vinculadas a otros tantos proyectos de desarrollo inmobiliario entre los que destacan los relacionados con la antigua fábrica modernista de Averly, de 639.708 euros; con el entorno de la plaza de toros de la Misericordia, de 1,7 millones, y con el 'outlet' Torre Village en lo que fue la fábrica de Pikolín, de medio millón de euros.

En varios casos se trata de previsiones de ingresos procedentes de la transformación en dinero del 10% de la superficie incluida en los desarrollos inmobiliarios que, en principio, los promotores deberían ceder al consistorio.

Suelo para vivienda protegida a 70.000 euros por piso

Paralelamente, el proyecto de presupuestos incluye otras nueve anotaciones de ingreso directamente procedentes de la venta de suelo municipal entre las que se incluye la enajenación de una parcela para un aparcamiento privado en la calle Bruil por 894.332 euros, de otra en Arcosur por 5,5 millones y cuatro directamente destinadas a la construcción de VPA, viviendas de protección oficial autonómica.

Este subgrupo incluye el ingreso de 1,66 millones de euros por una parcela destinada a acoger 24 viviendas, al que se suman un apunte de 1,75 para 53, otro de 1,1 para 23 y uno más de ocho para 276 casas, lo que da sendas relaciones de 69.166, 33.018, 47.826 y 28.985.

Dos de ellos, el primero y el tercero, con cargas de casi 70.000 euros y de cerca de 50.000 solo por el suelo, apuntan por otro lado a viviendas de precios elevados, ya que a ese coste hay que añadirle los de la obra y la urbanización de la zona.

Las partidas de ingresos vinculadas al ladrillo suponen poco más del 3% del presupuesto municipal, aunque su peso cualitativo parece mayor si se tiene en cuenta que las previsiones económicas se realizan en un contexto de enfriamiento económico y que, al mismo tiempo, el discurso oficial atribuye a las arcas municipales una tenebrosa situación, aunque eso no impide anunciar de manera simultánea bajadas de impuestos.

No se venden casas nuevas

Llama la atención que esas optimistas previsiones del equipo de gobierno municipal, que se plantea aplicar también las recetas urbanísticas para pagar la remodelación de La Romareda previa a su privatización a la carta, lleguen cuando el propio mercado inmobiliario atraviesa los peores momentos de la década.

Según la última Estadística de Transmisiones de Derechos de Propiedad del INE (Instituto Nacional de Estadística), entre enero y noviembre del año pasado se vendieron en toda la provincia de Zaragoza, que tiene en la capital su principal mercado inmobiliario, una media de 156 viviendas al mes.

Mientras tanto, la vivienda usada copa prácticamente cinco de cada seis transacciones de este sector, con una media de 810 al mes que, por el contrario, ofrece una tendencia alcista.

Ninguna de esas dos tendencias del mercado, que llevan tiempo dándose en toda la comunidad, parece casar con las previsiones económicas de la coalición de centro-derecha, cuyos partidos centraron el grueso de su discurso como oposición (y también como gobierno en las críticas a la gestión de ZeC (Zaragoza en Común) en este apartado, pese a los evidentes resultados positivos que esta arrojó.

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