Arqueólogos cántabros realizan un paro en protesta por la falta de presupuesto para excavar
Miembros de la Asociación para la Protección y Estudio del Patrimonio Arqueológico de Valderredible (Apepav) trabajan por segundo año en un eremitorio medieval compuesto de tres cubículos rupestres, excavados en la roca y situados cerca de la localidad palentina de Berzosilla, concretamente en Erias, en el valle de Valderredible. Es la segunda campaña que dedican a este enclave visigótico altomedieval y tanto el Ayuntamiento de la localidad como la Diputación de Palencia han desistido de prestarles el apoyo requerido, ofreciéndoles sendos 1.000 euros.
Por tal motivo, los ocho componentes del grupo, entre arqueólogos, voluntarios y documentalistas, han parado este martes la excavación en un acto simbólico de protesta de una hora por la falta del apoyo con el que contaron el pasado año. Para 2023 esperaban contar con un presupuesto similar de 17.000 euros para excavar y retirar los escombros acumulados en este eremitorio altomedieval.
Carlos Lamalfa forma parte de Apepav y es director de la excavación, que cuenta con el aval científico del Instituto Sautuola, según el mismo explica en declaraciones a elDiario.es. Fue Lamalfa quien firmó en 2019 una memoria que se basó en unos trabajos preliminares de 2018. Posteriormente, se procedió a una primera temporada de excavación, que despejó el terreno de la tierra acumulada en superficie.
A ese trabajo se pretende dar continuidad ahora desescombrando los vertidos del interior y buscando restos que den pistas sobre el uso que tuvieron. Entre las hipótesis que se barajan no se descarta que hubiera una iglesia en el lugar o al menos un baptisterio (espacio dedicado a la ceremonia del bautismo). Pese a la falta de presupuesto, la excavación continúa, paliando con sus propios recursos los gastos relacionados (alojamiento, comida y materiales diversos). “Una cosa es no cobrar, pero hay que dar de comer a la gente y a los que vienen de fuera darles alojamiento”, recuerda Lamalfa.
Cultura comunal
La investigación pretende desentrañar los usos que tuvo este enclave de un valle como Valderredible, en donde proliferaron manifestaciones religiosas previas a la expansión de monasterios e instituciones eclesiásticas.
Los tres cubículos han sido usados durante décadas como vertederos, utilizando para ello las aberturas cenitales que se cree pudieran ser la salida de humos de talleres de alfarería. Entre los siglos VIII y X fueron ocupados por eremitas en lo que era un complejo religioso rupestre, excavado en la arenisca posiblemente en el Neolítico. Los tres espacios tienen relación entre sí y el objeto de la excavación es precisar el uso y la datación.
Los restos traen cuenta de una cultura comunal previa a la privatización eclesiástica del culto y las tierras por la paulatina implantación de instituciones monacales y eclesiásticas. Según el estudio previo en el que se basan los trabajos, el sur de Cantabria y el norte de Palencia y Burgos fueron zonas en donde pervivió una cultura comunal.
“Es lógico deducir que la anterior cultura druídica (de la que no existen datos conocidos en estas tierras cántabras, aunque sí en la Galia francesa y el sur de Inglaterra) se hubo de encontrar con la corriente eremítica de raíz cristiana que ponen de manifiesto las construcciones rupestres en negativo o excavadas en la roca. Y es posible que llegaran a coexistir e, incluso, a fusionarse produciendo un cierto sincretismo religioso, reconducido posteriormente por la iglesia católica”, es una de las conclusiones de la memoria.
Y también añade que “los restos encontrados parecen poner de manifiesto una organización de comunidades rurales, donde predomina el carácter comunal en su organización social y un cristianismo primitivo. La existencia actualmente de los terrenos comunales y de ciertas prácticas colectivas (adras, huebra, mojonera…) ponen de manifiesto la pervivencia de una cultura colectivista, en la que todos participan, aunque en diferente grado, de la tierra y los bienes”.
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