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Greenpeace denuncia que el Gobierno de Cantabria concede subvenciones “a vuelos no rentables”

Avión de Volotea en el aeropuerto Seve Ballesteros-Santander

elDiario.es Cantabria

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“El Gobierno de Cantabria lleva desde 2004 subvencionando vuelos no rentables al Aeropuerto de Santander”. Es una de las conclusiones que Greenpeace ha sacado a la luz en su último informe, titulado 'Chanchullos en el aire: Análisis de las subvenciones de ayuntamientos y comunidades al sector aéreo', en el que denuncian las ayudas que diversas administraciones han dado a las aerolíneas para mantener vuelos deficitarios.

En este informe Greenpeace critica con especial dureza la “opacidad” del Gobierno de Cantabria a la hora de conocer los detalles de estos contratos. “El Aeropuerto de Santander parece recibir subvenciones de forma sistemática, pero es imposible conocer su importe ya que la Presidencia del Parlamento cántabro aprobó en 2016 una resolución para restringir la información sobre las ayudas concedidas a través de la Consejería de Turismo y la Fundación Centro Tecnológico en Logística Integral”, apunta la organización. El Gobierno de Cantabria “justifica abiertamente esta opacidad” amparándose en la “libertad de empresa” de las aerolíneas beneficiadas, entre las que figuran compañías como Wizzair, Volotea o Ryanair.

En este sentido, según Greenpeace, la reiteración de estas ayudas demuestra que, lejos de ser una promoción puntual, las aerolíneas utilizan estos contratos para “mantener unos vuelos que nunca serían rentables sin estas inyecciones adicionales de dinero público”, una práctica, según señala, que ya está siendo vigilada de cerca por entidades como el Tribunal de Cuentas Europeo, al suponer una perturbación de los principios de libre competencia.

Según Adrián Fernández, responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace, “en plena emergencia climática, el Gobierno de Cantabria está financiando una actividad nociva para el medioambiente, como es la aviación. Unas ayudas que bajo la apariencia de contratos de promoción turística, tienen como finalidad real que las aerolíneas mantengan de forma artificial unos vuelos innecesarios. Por ello demandamos al Gobierno de Revilla que detenga este tipo de ayudas y dedique estos recursos a promover un modelo turístico compatible con la protección del clima y el entorno”.

Según Greenpeace, la subvención de vuelos al aeródromo de Parayas carece de sentido por su proximidad con el aeropuerto de Bilbao, a poco más de una hora de distancia y con mayor actividad y conectividad. “La mayoría de vuelos conectan Santander con Madrid y Barcelona, rutas donde el tren debería ser el transporte prioritario por su menor impacto”, remarca la ONG.

El avión es el medio de transporte más contaminante por persona

A través de su campaña de movilidad, Greenpeace llama la atención sobre el impacto del sector aéreo en las emisiones de CO2 y denuncia que en plena emergencia climática las administraciones sigan promoviendo los viajes en avión a pesar de ser el transporte más contaminante por persona transportada. Como ejemplo, alguien que viaje en avión de Santander a Madrid estará emitiendo 124 kg de CO2; mientras que el mismo viaje en un tren Alvia, que es 100% eléctrico, supone solo seis kg de CO2.

Greenpeace exige a la UE y a los estados miembros la prohibición de los vuelos cortos cuando se pueda ir en tren. Una medida ya aplicada parcialmente en Francia y que no solo reduciría las emisiones procedentes de la aviación, sino también evitaría las importaciones de queroseno desde Rusia en un momento de crisis energética.

“A pesar de que las compañías aéreas han expresado su intención de alcanzar las emisiones netas cero para el año 2050, apenas hay evidencia de que las grandes aerolíneas puedan alinear sus objetivos con los del Acuerdo de París”. Es la conclusión de otro informe 'Volamos hacia el fracaso climático: Un análisis de los siete mayores grupos aéreos europeos' que Greenpeace publicó a nivel europeo este verano y que cuestiona la agenda climática de siete grandes grupos aéreos. Entre ellos, tal y como detalla la organización, figuran firmas muy presentes en el norte como Ryanair o el grupo IAG, matriz de Iberia, Vueling y Air Nostrum.

Según se desprende de dicho informe, las aerolíneas “carecen de planes a corto plazo para reducir sus emisiones absolutas de CO2 y sustentan la mayoría de sus compromisos climáticos en soluciones que se consideran contraproducentes con el medioambiente, como los mecanismos de compensación de carbono o un mayor uso de agrocarburantes, cuya producción está relacionada con la deforestación en regiones tropicales”.

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