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PODCAST | María Gomes: “En la escuela nos enseñan la historia de Roma, pero no la de nuestro pueblo”

isma generación, diferente época y vestimenta

José An. Montero y Victoria Quintanilla

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Al palomar de Alcobendas, término municipal de Madridejos, Toledo, unos murales le han salido. Palomar que mira al sol nacer, hecho de adobe y abandonado hace muchos años, fue escenario de juegos de la niña María Gómez-Carreño Infantes. La niña creció y marchó a Granada a estudiar para artista. Descendiente de estirpe de mujeres a las que se les pesaban las palabras, acortó su nombre y le puso sonido de la tierra de acogida. María Gomes se llama de artista. Después marchó a Hungría para pintar el mundo. 

Cuando regresó a su tierra, el palomar seguía allí, ya  con el techo caído, deshaciéndose sin que nadie recordara su historia. Pensó en los príncipes nazaríes y en el sol poniéndose sobre el Alhambra. En ese mismo sol que proyectaba la sombra alargada de su palomar sobre la tierra al atardecer. Conversó con su abuela, y con las hermanas de su abuela, para que le contasen historias de las abuelas de sus abuelas, historias de cuando el palomar seguía vivo e imperial reinaba sobre el páramo.

Tomo cal y recreó lo narrado sobre las paredes de adobe. Historias de gentes que allí vivieron y cuya memoria es ya un simple suspiro. Pensó que la escuela le había enseñado más de los sultanes nazaríes que de lo que allí había sucedido hacía apenas cincuenta años. Pintó durante las tardes de este agosto enmascarado cinco murales que se perderán con las próximas tormentas. Dibujó a su abuela charlando con su propia juventud también enmascarada y silenciada. 

Murales efímeros capaces de transmitirnos toda la potencia de un pasado tantas veces ignorado por la academia, las escuelas y los libros. Un patrimonio rural que desde los despachos se ha tratado muchas veces de instrumentalizar, musealizar o interpretar silenciando las manos que lo construyeron, volviéndolo vacuo,  homogéneo y reconstruido desde un lejano estudio de diseño. 

El palomar de María es un ser vivo. En él habita la memoria con una potencia inaudita. Este palomar es una muestra del trabajo de una nueva generación de artistas que reinterpretan el mundo rural desde el corazón que siente el pulso de la Tierra. (39,470433 -3,464307) es la posición del satélite para llegar al Palomar de Alcobendas (Alcoberdas, decidió llamarlo el Sr. Google). El mejor ejemplo que podemos encontrar de Centro de Interpretación de este territorio. Allí están las pinturas de María hasta que las lluvias las devuelvan a la tierra a la que pertenecen.

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