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La herencia política de Rita Barberá: un PP de Valencia destrozado y en la oposición

La candidata del PP a la alcaldía de Valencia, Rita Barberá, y el candidata a la presidencia de la Generalitat, Alberto Fabra, tras la derrota del PP en las elecciones autonómicas y municipales de 2015.

Voro Maroto

Rita Barberá, la afiliada número 3 del PP, ha sido pieza clave en el partido a nivel valenciano y español durante 40 años. Alcaldesa de Valencia entre 1991 y 2015, su impacto sobre la ciudad es discutible, elogiado y criticado con vehemencia. De lo que no cabe duda es de que su legado político es pavoroso: deja al PP en la oposición -y a Compromís, un partido que detestaba, en el poder-, el grupo municipal prácticamente disuelto, el partido hecho unos zorros -gobernado por una gestora- y prácticamente toda la cúpula del partido imputada por blanqueo de capitales.

La degradación del PP de Valencia, una máquina de ganar elecciones durante seis lustros, es consecuencia directa del caso Taula. Un juzgado de Valencia investiga una supuesta trama corrupta que se aprovechaba del poder del partido para cobrar mordidas por adjudicaciones públicas que servían para lucro personal y la financiación ilegal del partido. Ese asunto llevó a Barberá ante el Tribunal Supremo, que archivará el asunto contra ella por el fallecimiento.

Su muerte, sin embargo, no frena la investigación. El juez ha imputado a todos los concejales del PP en Valencia excepto uno, el único que no trabajó con Barberá durante el anterior mandato. Cree que pudieron urdir o participar de un burdo sistema para blanquear dinero procedente de comisiones ilegales, el llamado pitufeo: transferían 1.000 euros por vía bancaria que luego recibían, para no dejar rastro, en billetes de 500.

A consecuencia de esas imputaciones, el PP, forzado por el escándalo político y mediático que conllevó el caso Taula, suspendió de militancia a nueve de sus 10 concejales. Y reemplazó a la dirección -compuesta por gente de confianza de Barberá- por una gestora. El amago de refundación fue frustrado por Madrid. El PP, tras 24 años de dominio apabullante en Valencia, no tiene ni grupo municipal ni dirección en la ciudad. Casi toda la estructura comandada por la exalcaldesa -concejales, asesores y técnicos- está bajo investigación.

La “hostia” que llevó a Joan Ribó al poder

El caso Taula estalló en enero de 2016. Antes, en mayo de 2015, el PP se llevó -en palabras de Barberá: vídeo aquí- una gran “hostia” en las elecciones municipales y autonómicas. La alcaldesa eterna sufrió al perder el poder en favor de un rival al que despreciaba, Joan Ribó, cabeza de lista de Compromís. Ni siquiera, en contra del protocolo, le cedió la vara de mando en el Ayuntamiento durante el traspaso de poderes.

La senadora ha sido reconocida y elogiada unánimemente por el PP, que forzó su renuncia a la militancia, tras su muerte. Cuatro décadas de militancia (1976-2016) seguramente lo merecían. Su desaparición, sin embargo, llega con el PP de Valencia en el peor momento de su historia.

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