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Los músicos callejeros, en el punto de mira en Valencia: “No nos sentimos acosados, pero sí vigilados”

Una actuación callejera en el barrio valenciano de Patraix

Miguel Giménez

Valencia —

El Ayuntamiento de Valencia dispone de cuarenta licencias o permisos para músicos callejeros para la zona de Ciutat Vella, y cada día se pueden ver alrededor de una veintena de actuaciones en diferentes puntos de la ciudad. Los intérpretes se arriesgan a ser multados si no disponen de la correspondiente autorización, o por contaminación acústica si utilizan amplificador. El problema, reconocen desde el colectivo, no es la sanción económica en sí, sino que también se les pueden requisar los instrumentos, “lo que nos deja indefensos y sin la posibilidad de seguir tocando y, por tanto, sin poder ganarnos la vida”, apunta Kirón, portavoz de la asociación de músicos y artistas callejeros de Valencia (Musicarte Urbana).

Precisamente, éste es el caso de Borja Catanesi, el músico al que la Policía Local multaba y retiraba los instrumentos hace unos días en la Plaza del Ayuntamiento. Esta actuación policial en concreto, con la intervención de varios agentes, provocó una protesta ciudadana (grabada y difundida en redes sociales) y cierta polémica entre los concejales de Movilidad, Giuseppe Grezzi (Compromís), que se personó en el lugar y afeó la actuación policial, y la responsable de la Policía, Anaïs Menguzzato. Incluso el alcalde, Joan Ribó, se ha visto obligado a intervenir para poner orden después de la polémica generada.

Catanesi explica que, en su caso, él toca la guitarra eléctrica y sin amplificador, “los que utilizamos son pequeños, de calle, y funcionan con pilas”, no es posible. El problema se agrava porque se quedan quince días sin los instrumentos: “Antes no los puedes retirar, y evidentemente tienes que pagar 120 euros, además de la multa”. El colectivo de músicos de calle considera que están siendo tratados de manera “injusta”, con una normativa municipal que les da “la espalda”.

El caso de Borja (a quien no es la primera vez que multan en Valencia, aunque nunca le habían retirado los instrumentos), no es el único, explican desde el colectivo. En las últimas semanas, la Policía Local ha requisado los instrumentos a músicos callejeros hasta en tres ocasiones. “Es ridículo que nos multen por contaminación acústica cuando, como le pasó a Borja, estás tocando en la Plaza del Ayuntamiento o, en otra ocasión, lo hicieron cuando estaba frente a la Plaza de Toros, en plena calle Colón, durante las Fallas”, explica Kirón, quien además defiende que no se puede demostrar que tocan por encima de los 60 decibelios cuando en ningún momento se realiza una medición. “Lo que hacemos normalmente es pagar la multa, porque si recurres se alargan los plazos y mientras tienes una deuda con el Ayuntamiento no te renuevan o conceden el permiso para actuar en la calle”, sostiene.

Aunque aseguran no sentirse acosados por la Policía Local, “sí que notamos que se nos vigila y que existe cierta arbitrariedad en algunas intervenciones”. No obstante, reconocen que la policía “no hace más cumplir con la ordenanza, aunque podrían ser más flexibles”. El problema, insisten, es que no se ha avanzado nada en cuatro años en la elaboración de una ordenanza que está desfasada en la que no se ha avanzado nada en los últimos cuatro años: “Hace un año que no nos reunimos con el concejal de Espacio Público (el valencianista Carlos Galiana), y los técnicos, a quienes nos derivó, tampoco nos reciben desde antes del verano escudándose en que están saturados de trabajo, que no disponen de personal y en que esta ordenanza no es prioritaria. Nos hemos ofrecido para ayudarles dándoles alternativas, pero se negaron”. “Es una cuestión de voluntad política”, consideran desde la asociación.

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