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El Puerto de València lleva seis años sin restaurar una playa del Saler que ha perdido 42 metros de anchura desde 1984

El oleaje golpea contra una duna de la playa de la Garrofera.

Carlos Navarro Castelló

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El pasado 7 de febrero la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) anunció la restauración del sistema dunar de la playa de La Creu de El Saler para favorecer la regeneración natural de la playa y potenciar un paisaje de gran valor ecológico.

La actuación abarca una superficie de 800 metros de costa en los que se pretende reintegrar el sistema dunar mediante la formación de nuevos cordones, la fijación de las dunas con un sistema de empalizadas biodegradables, la plantación de especies propias de estos ecosistemas y su protección gracias al acordonamiento y la señalización de la zona.

El proyecto, sin embargo, no es nuevo. Tal y como reflejan las alegaciones presentadas por el servicio de la Devesa-Albufera del Ayuntamiento de València, “el proyecto se redactó en 2015 y se hizo una pequeña modificación en el 2017” por lo que “durante estos años la playa ha sufrido cambios de consideración que exigen un nuevo planteamiento”.

En su escrito, además, se destaca que “al igual que todas las playas del término municipal de Valencia situadas al sur del Puerto de Valencia, la playa de la Creu sufre un fuerte proceso de erosión”.

Tomando como referencia los datos de los resultados obtenidos en los últimos estudios, “la pérdida de anchura de playa en el tramo de la playa de la Creu y en sus tramos inmediatos situados al sur y norte de la misma, durante el periodo comprendido entre 1984 y 2020, es de 69 metros en la playa de L’Arbre del Gos, 42 metros en la playa de la Creu y 38 metros en la playa del Saler (norte)”.

En sus alegaciones, los técnicos de la delegación que dirige el vicealcalde de València Sergi Campillo consideran que “la anchura de la playa seca, ya de por si escasa, se merma con la construcción de los tres módulos de dunas propuestos y las pendientes de estos, tanto las de barlovento como las de sotavento, son muy exageradas”.

Por tanto, “la evolución y las características de estas playas y de sus sistemas dunares anexos exige playas con anchuras mínimas de 45 metros y unas alineaciones dunares con pendientes suaves y tendidas” ya que “solo así se podrá garantizar cierta estabilidad de la playa y cierta durabilidad de los cordones dunares”, unas condiciones que “no se cumplen con la actuación propuesta”.

Por este motivo, recomienda “la realización de un proyecto integral que incluya la restauración completa de toda la zona comprendida entre el extremo norte del paseo de El Saler y el extremo sur de L'Arbre del Gos con una anchura suficiente que favorezca la estabilidad de la playa y la presencia de dunas embrionarias que posibiliten la existencia del hábitat idóneo para la cría del chorlitejo” y considera que “la actuación, tal y como está planteada, no debe ejecutarse”.

Así, consideran que deberá contemplar, “aparte de la recuperación del solar la antigua fábrica Plexi, la inclusión del triángulo de la zona de cultivos que se sitúa al sur de los aparcamientos y que se localiza detrás del carril bici, el trazado del carril bici se trasladaría hacia el interior y junto al trazado de este debería discurrir el nuevo paseo marítimo que una la playa del Arbre del Gos con la del Saler”.

El pliego de licitación de esta obra cuenta con un presupuesto de 628.703 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses, aunque la APV no ha detallado cuándo espera que puedan iniciarse los trabajos seis años depués de redactarse el proyecto.

Este proyecto es independiente del que prepara el Ministerio de Transición Ecológica, que está pendiente de tramitar la evaluación ambiental, y lleva dos años y medio de retraso. Como ha informado elDiario.es, el órgano sustantivo, es decir, la Dirección General de la Costa y el Mar, remitió solicitud de inicio de evaluación de impacto ambiental el pasado mes de febrero, paso previo a la licitación del proyecto, que tiene un presupuesto de 28 millones de euros.

La memoria justificativa de la actuación achaca la erosión que vienen sufriendo estas playas “al efecto sombra y de difracción que provocan las obras de abrigo” del Puerto de València y considera que “el proceso regresivo amenaza, de forma especial, a los ecosistemas de la Dehesa, por el estrechamiento de la restinga que cierra L'Albufera” hasta el punto de que el oleaje ya daña las dunas protegidas.

Un estudio de la Universidad Politécnica presentado recientemente por el alcalde, Joan Ribó, y por el propio Campillo a la directora general de la Costa y el Mar del Ministerio para la Transición Ecológica, Ana María Oñoro, constata que el frente dunar de las playas del Parque Natural de la Albufera solo recupera de forma natural un 16% de los 168.000 metros cúbicos de arena perdidos entre los años 2015 y 2020.

El informe afirma que “llama especialmente la atención este hecho en la parte norte del puerto donde es de suponer que debe haber llegado una ingente cantidad de sedimentos ya que el dique norte funciona como una trampa total a las arenas que las corrientes longitudinales arrastran hacia el sur”.

Según refleja, “todos estos resultados sugieren que los procesos de recuperación natural solo han logrado recuperar de forma muy parcial la morfología previa y que el volumen de arenas disponibles para el sistema móvil en el que se encuentran insertos las playas y dunas de València ha sufrido una disminución, con lo que todo el sistema ha dado un paso más hacia una mayor fragilidad”. En todo caso, “los procesos siguen activos y por tanto este diagnóstico no puede ni debe ser tomado como definitivo”.

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