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Los vecinos alertan del peligro para la salud: la población de palomas en València se dispara un 60%

Un hombre da de comer a las palomas en el barrio de Patraix.

Carlos Navarro Castelló

València —
23 de agosto de 2025 23:00 h

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El Ayuntamiento de València anunció el pasado mes de mayo un plan de choque para frenar el aumento descontrolado de la población de palomas en la ciudad. De hecho, según los datos ofrecidos actualmente hay contabilizados 36.000 ejemplares frente a las 22.000 que aproximadamente había en 2021.

El concejal de Bienestar Animal, Juan Carlos Caballero, anunció entonces diversas medidas para tratar de frenar su proliferación. Entre ellas destacó la puesta en marcha de campañas de concienciación ciudadana para evitar que se dé alimento a estos animales, uno de los principales problemas, así como revisar los comederos con pienso esterilizante, realizar capturas sin sacrificio y traslado de las aves a “palomares ecológicos” y vigilar edificios abandonados en los que se refugian y reproducen.

Caballero, que aseguró que el objetivo es alcanzar un “equilibrio ecológico”, señaló que entre las causas de este crecimiento está “la existencia de edificios abandonados en los que anidan y donde no hay un control ni elementos de disuasión para que entren; la alimentación descontrolada por parte de la ciudadanía, y medidas utilizadas en años anteriores que se han demostrado ineficientes”.

Una paloma trata de comer restos de pan en la terraza de un bar.

Desde las diferentes entidades vecinales confirman el problema de la proliferación de palomas y aseguran que reciben multitud de quejas al respecto. Por ejemplo, desde la asociación vecinal de Patraix comentan que “en las terrazas de los bares de la plaza del barrio se tiran a las mesas para comerse los restos, con las molestias que genera”.

Además, “se han detectado a un par de alimentadores que incumplen la ordenanza y cuando les dicen que no pueden darles de comer se han dado situaciones bastante tensas, llegando a amenazar; algunos llegan con una bicicleta o un patinete y tirar un montón de pan en medio de jardines o zonas como la plaza de Enrique Granados, de plaza de Patraix o de Tres Forques con la calle Cuenca”. También destacan el daño que realizan los excrementos a edificios protegidos “como la iglesia de la plaza de Patraix, con el Jesucristo que tiene en la puerta que está repleto de heces”. A todo esto se suma que ahora, “las propias palomas atraen a las gaviotas, que atacan y se comen a las palomas, es alucinante”.

Desde la asociación vecinal de Nou Moles también aseguran que están teniendo “muchos problemas” porque “hay personas que les dan de comer y ponen un dedo en alguna fuente, para hacer charco y que beban”.

En Benicalap vecinos se quejan que hay personas que les echan arroz y otras pan mojado, “es asqueroso y en el Parterre, estás tomando algo y se plantan en la mesa y te quitan lo que pueden, un asco. Hay un exceso en toda la ciudad”.

En Malva-rosa y Poblados Marítimos también confirman que hay “una proliferación descontrolada de palomas y además se han adaptado al entorno urbano y se encuentran en terrazas, espacios públicos representando un problema para la salud, así como daños para los edificios y mobiliario urbano”.

Las entidades vecinales afirman que “la presencia de sus excrementos también es muy perjudicial para la salud de los residentes, creándose una necesidad de limpieza suplementaria lo que conlleva un gasto extra para las arcas municipales; aunque la opinión generalizada de los vecinos supone un problema importante sigue habiendo vecinas y vecinos que les dan de comer y beber de forma continuada”.

Varias palomas junto a contenedores en una calle de Benimaclet.

Por su parte, la asociación de vecinos de Benimaclet ha lamentado “la inoperancia municipal ante la plaga de palomas” y ha denunciado que llevan “más de tres años denunciando por registro municipal, su proliferación en ciertas zonas del barrio, sin obtener resultado positivo alguno”.

Fuentes de la entidad vecinal explican que “lo único que contestan es que hay instalados comedores para esterilizarlas” y añaden: “Son varias las comunidades de vecinos las que han ido contactando con nuestra entidad para denunciar el destrozo en balcones de las viviendas y terrazas de los edificios motivado por los excrementos de dichas aves. Los vecinos más afectados, son aquellos que pasan semanas fuera de su residencia, y cuando regresan tienen el balcón colonizado, incluso con nidos. Solicitamos también que se lleven a cabo campañas de concienciación para no darles alimentos, campañas que incluso deberían de conllevar sanciones”.

Compromís denuncia que el PP oculta datos

La concejala de Compromís, Gloria Tello, denunció recientemente que el Partido Popular esconde el informe de que acreditaría el aumento del número de palomas en València como fruto del desmantelamiento de Plan de Gestión de la Avifauna Urbana por parte del gobierno de Catalá..

Según Tello, en la primera legislatura del gobierno de Joan Ribó, para propiciar y evaluar la eficacia de las políticas municipales de control de la avifauna urbana (entre las que se encuentra la problemática población de palomas), la concejalía de Bienestar Animal puso en marcha entre otras el informe anual del Control Ético de la Avifauna Urbana. Entre los objetivos del informe, que se emitía entre enero y febrero de cada año, estaba conocer la evolución del número de palomas en la ciudad y su distribución, de cara a adaptar el plan municipal.

Sin embargo, después de que el informe del año 2023 reflejara un rápido deterioro de la situación en medio año tras la llegada a la alcaldía de la derecha y la extrema derecha, el presente 2025 el gobierno municipal liderado por María José Catalá ha negado a Compromís informe anual del Control Ético de la Avifauna Urbana relativo al año 2024. Un informe que, según Tello, “evidenciaría el aumento descontrolado de la población de palomas, tal y como está denunciando la Federación de Asociaciones de vecinos de València”.

Para la extitular de la concejalía de Bienestar Animal, este aumento es consecuencia directa del desmantelamiento del Plan de gestión de la Avifauna Urbana impulsado durante el gobierno de Joan Ribó, con el cual “no solo garantizamos la gestión ética y responsable con los animales sin sacrificio indiscriminado mediante la introducción de palomares ecológicos, la distribución de pienso esterilizando para las palomas y un trabajo de mediación e inspección municipal para evitar un descontrol de la población en naves y edificios abandonados; sino que redujimos la población de palomas más de un 30%”.

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