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El subsidio de desempleo europeo: una idea para salvar una socialdemocracia en horas bajas

El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz.

Aldo Mas

La Alemania de Angela Merkel, la del paro al 4,9%, la que prevé ausencia de déficit presupuestario hasta 2020 y la del superávit comercial que se espera este año alcance los 264.000 millones de euros, es la Alemania del rechazo a los eurobonos. Mutualizar la deuda y todo lo que pueda suponer traspasos de recursos fiscales de países pudientes a otros en eventuales dificultades en Europa suele generar rechazo. De ahí que suene novedoso, y hasta cierto punto osado, el discurso europeo del ministro de Finanzas alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz.

A finales del pasado mes de octubre, el político socialdemócrata aportaba mayor concreción a sus planes de crear un fondo europeo al que pudieran recurrir los miembros de la UE en caso de severa crisis económica para impedir así la aplicación de excesivos recortes en prestaciones sociales. Es la única idea europea de relevancia sobre la que se habla en Alemania de un tiempo a esta parte.

Scholz y su equipo ponen el acento en “fortalecer la solidaridad entre los estados miembros”, según los términos que utilizan en el Ministerio de Finanzas germano. Ya el pasado mes de junio, el propio Scholz defendía la necesidad de medidas que fueran en esa dirección en una entrevista con el semanario Der Spiegel.

Scholz parece ahora decidido a que la idea del “paro europeo” se instale en Europa y por eso forma parte del paquete de medidas para la eurozona que serán protagonistas en la reunión del Eurogrupo del próximo 3 de diciembre. De esas intenciones vienen informando los medios alemanes. Entre la comunidad de expertos y economistas de Berlín, no es difícil encontrar opiniones favorables a la instauración del “paro europeo”.

Enzo Weber, de hecho, lleva tiempo trabajando en esta idea. Este experto del Instituto de Investigación para el Empleo y el Mercado de Trabajo (IAB) de Berlín reivindica incluso la propuesta de Scholz como propia. “Es bueno tener un mecanismo de equilibrio en Europa porque ya vivimos en la última crisis que hay países que pueden verse muy afectados y hasta verse superados, perdiendo incluso capacidad para conseguir capitales en los mercados”, dice Weber a eldiario.es. “No es necesario tener un seguro de desempleo para toda Europa, sino un fondo europeo al que se puede recurrir cuando la situación económica de un país resulta crítica”, abunda. Con acceso a ese fondo podrían pagarse en países en crisis ayudas sociales como el subsidio de desempleo. De ahí que se le llame “paro europeo”.

La idea que defiende Scholz, como la de Weber, es que los países que recurran al fondo devuelvan después lo utilizado a esa suerte de macro-hucha europea una vez haya amainado la tormenta económica que justifique utilizar ese recurso todavía en fase de gestación. “No es un mecanismo de redistribución, sino un mecanismo de estabilización”, subraya Weber. Scholz y compañía evitan todo aquello que suene a transferencia de recursos para presentar mejor la idea en suelo alemán.

Marius Clemens, del Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW), plantea a eldiario.es que estamos ante una “idea que responde a situaciones de crisis que ya se han vivido, por ejemplo, en Grecia, España y también, en Alemania, a finales de los años noventa y principios de la década de los 2000”. Alude Clemens a los tiempos en los que el país de Angela Merkel se apodaba el “enfermo de Europa”.

El reto, convencer a socios conservadores y europeos

Las bondades de crear un fondo así, para economistas como Clemens o Weber, no generan controversia. “La cuestión es ver si los países se ponen de acuerdo políticamente en una medida así, el otro problema es que no está claro saber qué pasa si todos los países miembros son golpeados duramente por una gran crisis” sostiene el investigador del DIW. En caso de crisis múltiple en Europa, la idea resulta, sin duda, menos atractiva en Alemania. Pero no hace falta pensar en catastróficos escenarios para encontrar rivales germanos a la idea.

En la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Angela Merkel, la idea del paro europeo no gusta. Para sacar la iniciativa adelante “Scholz no tiene una mayoría en el Bundestag”, según recordaba recientemente a los partidarios de la iniciativa Eckhard Rehberg, portavoz para asuntos de finanzas del grupo parlamentario de la CDU en la Cámara Baja germana.

“Los alemanes están tratando de obtener un sistema en este fondo en el que todos puedan beneficiarse y que no sólo esté basado en el nivel de desempleo, porque ahora mismo Grecia tiene mucho paro y Alemania poco. El sistema tiene que ajustarse al comportamiento medio de cada país y esto es difícil de conseguir”, explica a eldiario.es Michael C. Burda, profesor de economía en la Universidad Humboldt de Berlín. “Los socialdemócratas no lograrán imponer esta idea a no ser que logren contar con el apoyo de más socios europeos”, agrega.

Un SPD sin carácter de izquierdas

Fuera de Alemania, sin embargo, la idea sigue la línea defendida por el presidente francés Emmanuel Macron. Éste hizo campaña en su día por la puesta en marcha de “derechos sociales europeos”, que incluían “estándares mínimos de derecho a la formación, cobertura sanitaria, subsidio de desempleo” o “de salario mínimo”. La propuesta de Scholz también cuenta con el respaldo del Gobierno de España, pues Pedro Sánchez se ha manifestado a favor de la creación del fondo europeo de desempleo.

En la idea de Scholz, de hecho, puede verse una tentativa socialdemócrata de superar las dificultades que atraviesa esta corriente del centro-izquierda. En Alemania, el partido de Scholz parece haber perdido relevancia, hasta el punto que actualmente hay sondeos que sitúan al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) como el cuarto en intención de voto, por detrás de la CDU, Los Verdes y la ultraderechista Alternativa para Alemania.

En este contexto, se ha escuchado a Scholz reivindicar incluso mayores subidas en el salario mínimo en Alemania, llevándolo hasta los doce euros por hora de trabajo cuando, según lo previsto en la ley, a partir de 2019 tendría que ser de 9,19 euros la hora y, en 2020, de 9,35 euros la hora. Para Burda, lograr esa reivindicación o la creación del paro europeo, difícilmente pueden salvar la deriva del SPD.

“Yo no soy optimista con los socialdemócratas. Hay mucha gente que sigue castigándolos en las urnas por sus duras reformas sociales que dificultaron el acceso a beneficios sociales y que pusieron más presión sobre los trabajadores”, destaca este economista. Se refiere a la llamada “Agenda 2010”, el paquete de reformas concebido cuando era canciller el socialdemócrata Gerhard Schröder.

Para el profesor de la Universidad Humboldt, “el SPD ha perdido su carácter de izquierdas”. No en vano, los socialdemócratas han gobernado con la CDU de Angela Merkel durante nueve de los trece años que la canciller lleva en el poder. Todavía lo hacen.

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