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Norman Foster renueva Bilbao con su ampliación del Museo de Bellas Artes

El nuevo Museo de Bellas Artes de Bilbao, creado por Norman Foster

Maialen Ferreira

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No es la primera vez que Norman Foster revoluciona la ciudad de Bilbao. Ya lo hizo en 1995 cuando diseñó las estaciones del Metro de Bilbao, con sus respectivos 'fosteritos' las marquesinas de acero y vidrio que sirven de entrada a las bocas del metro y que llevan el nombre de su autor. En esta ocasión, el arquitecto inglés se encargará de la ampliación y remodelación del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Si todo avanza según lo previsto, el nuevo Bellas Artes será una realidad en 2023, tras 16 meses de obras y una inversión superior a los 18,6 millones de euros.

Un plan ambicioso, pero “ilusionante” -según aquellos que han trabajado con Foster en las últimas fechas- en el que Foster se ha volcado “personal e intensamente”. Su propuesta, bautizada “Agravitas” fue la ganadora del concurso internacional de arquitectura convocado por la centenaria pinacoteca bilbaína para ampliar sus instalaciones en más de 5.000 metros cuadrados y reformar las actuales de 2.250 metros.

La idea conductora es recuperar el protagonismo del edificio de 1945 restableciendo su entrada original. Sobre las instalaciones existentes, se proyecta un espacio de dimensiones únicas que de forma respetuosa se asienta sobre los edificios de 1945 y 1970, dotando al museo de nuevas galerías en una única planta diáfana y flexible. La intervención, además, convierte la Plaza del Monumento a Arriaga en el nuevo corazón del eje vertebrador del museo. De esta manera, los cambios pasan a mantener la escalera del edificio antiguo bajo la cual se abrirá el acceso a la galería cubierta que se creará en la plaza del monumento a Juan Crisóstomo de Arriaga y aprovechan el subsuelo de la nueva 'txapela' diáfana que se levantará sobre el museo para generar otra galería acristalada más, de 2.000 metros cuadrados.

En su dictamen, el jurado resumió así las fortalezas del proyecto: “Tecnológica en su imagen, humanística en su enfoque y ecológica en su sostenibilidad, la propuesta aúna calidad arquitectónica, sensibilidad urbana y responsabilidad social para levantar un hito luminoso y leve en el corazón histórico de Bilbao”.

El propio Foster ha visitado Bilbao para presentar las maquetas de su proyecto en una reunión con el Patronato del museo. Tras la reunión ha señalado que su proyecto busca “el equilibrio entre introducir mejoras y mantener intacto lo ya existente sin destruir nada”, además de la regeneración del entorno urbano donde se encuentra el museo.

Gehry, Pelli y Foster a pocos metros de distancia

El arquitecto ha calificado el museo de un “edificio simbólico y muy valioso, que es un puente entre culturas y que sigue la tradición de la ciudad”, por lo que su punto de partida para el proyecto ha sido “la propia ciudad”. Para ello, ha apostado por “reabrir las puertas originales del museo del edificio antiguo” a la nueva urbanización desarrollada en la plaza Euskadi. Una plaza, en la que en pocos metros se van a reunir tres de los grandes de la arquitectura: Frank Gehry, creador del Museo Guggenheim, Cesar Pelli arquitecto de la Torre Iberdrola y ahora, Norman Foster.

En ese sentido, ha afirmado que la presentación de su proyecto ha tenido lugar en un día que ha calificado a nivel personal de “histórico”, porque justo ese mismo día le habían comunicado desde el propio Ayuntamiento que su idea para el museo “va a dar lugar y servir para mejorar tanto la circulación como el tráfico en la ciudad como la propia vida de los ciudadanos de Bilbao”.

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