Regreso multitudinario de Mägo de Oz a Vitoria después de seis años y con nueva formación
Después de seis años, Mägo de Oz volvían a la capital de Euskadi, con motivo de las fiestas de La Blanca. Pero, echando la vista atrás, muchas cosas han cambiado en este transcurso de tiempo. En 2019, la banda presentaba aquel ‘Ira Dei’ que en su momento se dijo que era la “verdadera” tercera parte de la trilogía de ‘Gaia’. Supondría el tercer disco de Zeta, regalando a los fans una obra densa, madura y elaborada, volviendo al formato doble álbum. Sin embargo, la era de Zeta duraría otro disco más, que dejaría un digno legado para la gran mayoría de los fans.
Esta vez, los madrileños vuelven a Vitoria con una nueva formación. A lo largo de su dilatada historia, Mägo de Oz ha demostrado con creces la capacidad de superar los obstáculos y esta vez no iba a ser menos. En pleno siglo XXI, la agrupación cuenta con una alineación ‘galáctica’. Entre sus componentes destacan Rafa Blas –ganador de La Voz en 2012– o el guitarrista internacional Jorge Salán. En la calurosa tarde de la capital, ‘la bruja’ –la figura representativa de la banda– hacía presencia en el casco viejo a través de las míticas camisetas que delataban a los seguidores. A pesar del calor, el público que asistiría al concierto, compartía momentos de hermandad con los suyos.
A medianoche, después de un cinematográfico intro donde se leían expresiones tan míticas como “deseos.com”, la tripulación abordaría la capital vasca con la entrada al centro del escenario de un Víctor de Andrés motivado, junto a su guitarra y con una actitud ‘sleaze’, tan característico en él. ‘Alicia en el metaverso’, todo un ‘mix’ heavy de 12 minutos perteneciente a su último lanzamiento, daba la entrada a otra mágica noche de la Virgen Blanca.
Una nueva era
Desde la primera canción, Blas demostró ser todo un ‘frontman’ que cumple con todas las características que un cantante de Mago de Oz debe reunir: amplio registro vocal, comunicación directa con el público y una gran presencia en el escenario, gracias a sus movimientos y actitud. Aunque la banda haya tenido diferentes ‘nueves’, el actual demuestra con creces que es un digno sucesor.
Sin apenas descanso, los platillos de Txus di Fellatio darían pie a la clásica ‘Molinos de viento’, con Don Quijote y Sancho Panza luciendo en la pantalla, rememorando el disco ‘La leyenda de la Mancha’. El público no paraba de bailar, saltar y gritar durante toda la canción. Entre ellos se encontraban desde padres de familia hasta adolescentes que acababan de descubrir a la banda, creándose un ambiente ‘familiar’, repleto de diferentes generaciones.
“Es un placer estar aquí con todos vosotros. Muchísimas gracias por acompañarnos y por habernos traído aquí a vuestra ciudad tan maravillosa”, expresaba Blas totalmente agradecido, antes de dar pie a la melódica ‘Luna de Sangre’, de su última obra, que en la parte intermedia recuerda mucho a la trilogía de ‘Gaia’ con sus toques orquestales y sinfónicos. El violinista Carlos Prieto (Mohamed), hijo del compositor palentino Claudio Prieto, se nota que disfruta mucho con este tipo de cortes. Con ‘La posada de los muertos’, volvían de nuevo al tono festivo que tanto les ha caracterizado a la banda. Siendo sinceros, en parte, su llegada al éxito fue a través de este tipo de canciones pegadizas y divertidas, con su particular mezcla del folk y el heavy.
Con ‘Diabolus in Musica’, de la segunda parte de la trilogía, la banda recordaba esos toques góticos que estuvieron muy presentes en el querido álbum ‘La voz dormida’. Esa época en concreto fue uno de los puntos álgidos del grupo, con unos históricos conciertos en México DF, que quedarían en la memoría de los más acérrimos.
“No somos conscientes de lo importante que es cuidar nuestro planeta, nuestra tierra, nuestra casa, nuestro hogar. Y no somos conscientes de que todo mal que hagamos a Gaia, ella nos la devolverá”, servía como introducción de ‘La venganza de Gaia’, de la primera parte de la trilogía de 2003, que hablaba acerca de cómo el ser humano ha estropeado a la madre tierra durante muchos siglos. De hecho, en aquellos textos que Txus di Fellatio escribió para el álbum conceptual, se hablaba de temas como el colonialismo y la conquista; ecologismo y defensa de la Tierra; o la memoria histórica. A veces cabe recordar que el grupo siempre ha estado cerca de temas sociales.
La magia que nunca se apaga
Después disfrutar de una canción muy progresiva y experimental, llegaba el turno de la cantante del grupo, Xana Lavey, que cantaría el experimental con tintes modernos ‘Te traeré el horizonte’. De nuevo, Rafa Blas volvía al centro del escenario: “Esta canción habla del amor más puro que se puede tener en esta vida. Que es el de una madre y un padre hacía su hijo o hija”. Uno de los presentes respondía al cantante: “Ese amor no falla”.
“Esta canción quiso hacerla Txus para su hija Leia”. Con esas palabras vino ‘Por si un día te pierdes’ en clave acústica y folklórica con un épico solo de guitarra de Jorge Salán. A continuación, vendría la presentación de la banda. Rafa Blas se encargaría de presentar a cada miembro, presentando en último lugar a Víctor de Andrés: “En parte estoy aquí gracias a él”. De Andrés, por su parte, se encargaría de presentar al cantante con: “¡¡Él ganó La Voz!! ¡¡Fue el primer cantante de heavy metal en ganar La Voz!!”. También se ocupó de defender la música: “Gracias a esto que estáis viviendo aquí, muchos niños sabrán que la verdadera música se toca con instrumentos”, dando a pie a un coreado ‘Hasta que el cuerpo aguante’.
El público también pudo disfrutar del momento ‘guitar hero’ de Salán que mezcló ‘Marcha Turca’ de Mozart con un breve homenaje a Ozzy -recientemente fallecido-. Todo un galán de las 6 cuerdas, que una vez más dejó claro que es uno de los mejores guitarristas nacionales con amplia experiencia en el territorio internacional.
Con ‘Gaia’, Blas volvería a erizar los vellos a los presentes con los juegos vocales que exige la canción, terminando por todo lo alto con un grito estremecedor, que a muchos les vino a la mente la época de la La Voz, donde dejaba a los televidentes españoles impresionados con sus gritos heavys.
Después de un amago clásico, los Mägo terminarían la faena con ‘La costa del silencio’ y ‘Fiesta pagana’, dos de sus grandes clásicos, dejando el pabellón bien alto. Después de que terminara el show, un seguidor soltaba: “Algo tiene esta banda que reune a tanta gente de diferentes edades, sexo, pensamiento, creencias… algo tiene y no suele ser muy común”.
La banda sigue demostrando que, a pesar de los cambios, su esencia permanece intacta. Blas, junto al resto de la banda, ha logrado conectar con su audiencia de una forma única, brindando un espectáculo lleno de energía, emociones y momentos épicos que quedarán grabados en la memoria de todos los presentes.
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