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El amoniaco ruso, una vía de negociación en la guerra de Ucrania

Familiares y amigos de prisioneros de guerra ucranianos en una concentración en Odesa en noviembre al grito de "primero la libertad, luego el amoniaco".

Icíar Gutiérrez

6 de diciembre de 2022 22:38 h

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Tras meses de negociaciones a puerta cerrada e intensos contactos diplomáticos, la ONU ve “bastante cerca” un acuerdo para reanudar las exportaciones rusas de amoniaco, ingrediente clave de los fertilizantes, a través de una vía actualmente inactiva debido a la guerra de Ucrania.

La atención se centra concretamente en un gasoducto que une Togliatti –en la región rusa de Samara, al oeste– y el puerto ucraniano de Pivdennyi (Yuzhne), en Odesa, a orillas del mar Negro. Desde ahí se cargaba en buques y se enviaba a otros países. Fue construido en los 70, tiene una longitud de 2.417 kilómetros (unos 800 en Ucrania) y puede transportar 2,5 millones de toneladas de amoníaco al año.

El transporte de amoniaco por el gasoducto se suspendió cuando Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero y no se ha reanudado. La compañía rusa Togliattiazot controla la sección rusa del gasoducto, mientras que el operador de su parte ucraniana es la empresa estatal Ukrkhimtransammiak.

El gasoducto que transporta amoníaco desde Rusia

Moscú

Togliatti

Rusia

Kiev

Jarkov

UCRANIA

Odesa

Pivdenny

Mar negro

FUENTE: ICIS

El gasoducto que transporta amoníaco

desde Rusia

Moscú

Togliatti

Rusia

Jarkov

Kiev

UCRANIA

Odesa

Pivdenny

Mar negro

FUENTE: ICIS

Al ser preguntado sobre el acuerdo para reactivar el gasoducto, el secretario general adjunto de asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, dijo la semana pasada: “Creo que estamos bastante cerca, nos estamos acercando a ello esta semana”. “El funcionamiento de ese gasoducto de amoníaco desde Rusia a través de Ucrania hasta los puertos de Odesa se entiende bien, no es difícil, puede ponerse en marcha en una o dos semanas. Creo que lo conseguiremos”, dijo en un evento de Reuters. Griffiths subrayó que este asunto es “enormemente importante, casi más que los cereales”.

Los compradores del amoniaco ruso

Según la firma de análisis Argus Media, en 2021 se enviaron alrededor de 2,3 millones de toneladas de amoniaco ruso desde el puerto de Pivdennyi, y los mayores compradores fueron Marruecos, Turquía, India y Túnez.

Antes de la guerra, Rusia enviaba amoniaco a través de los puertos del mar Báltico, y el grueso por gasoducto a Odesa. El suministro de amoniaco ruso representa cada mes alrededor del 20% del mercado mundial de amoniaco comercializado por vía marítima, según la compañía ICIS, que proporciona información sobre el mercado petroquímico. Alrededor de dos tercios de esos volúmenes se exportan a través de Pivdennyi, y el resto llega a los mercados europeos y mundiales a través de los puertos del mar Báltico. Según analiza ICIS, la interrupción del suministro “ha hecho subir los precios de los fertilizantes y los alimentos”.

Rebeca Grynspan, secretaria general de la conferencia de Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), se mostró a mediados de noviembre “optimista” acerca de que la reapertura del gasoducto “pueda ocurrir”, con el acuerdo de Kiev y Moscú. “Es importante que esto suceda para bajar los precios y aumentar los volúmenes en términos del problema de los fertilizantes, por lo que es de interés para la seguridad alimentaria del mundo”, dijo.

Grynspan y Griffiths han trabajado en el asunto durante meses y han estado en contacto con diferentes autoridades para intentar “eliminar los últimos obstáculos para facilitar” el comercio de fertilizantes rusos –un caballo de batalla de Moscú–. Guterres también ha hablado personalmente del asunto con Putin.

Naciones Unidas sostiene que los fertilizantes y las materias primas necesarias para producirlos, entre ellas el amoniaco, procedentes de Rusia, son “fundamentales” para la producción agrícola mundial. A la ONU le preocupa la próxima cosecha y “la crisis que se avecina si los fertilizantes no están disponibles rápidamente y a precios razonables para los agricultores de todo el mundo cuando comience la temporada de siembra”. “Una crisis de asequibilidad puede convertirse en una crisis de disponibilidad”, ha dicho Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general. Grynspan ha advertido de que tal crisis podría afectar a alimentos básicos como el arroz. Según la jefa de UNCTAD, los precios de los fertilizantes siguen siendo dos veces y media superiores a los de 2019, lo que ha provocado que muchos agricultores hayan dejado de producir.

Facilitar las exportaciones de “productos alimenticios y fertilizantes, incluyendo el amoniaco”, es uno de los aspectos centrales del acuerdo negociado por Naciones Unidas y Turquía, y firmado a dos bandas con Kiev y Moscú, a finales de julio, que reanudó las exportaciones ucranianas de cereales por el mar Negro. Se prorrogó a mediados de noviembre, pero la exportación de amoníaco ruso a través del gasoducto no se acordó como parte de la renovación. Las conversaciones sobre ello se habían intensificado en septiembre.

El amoniaco aparece explícitamente mencionado en la llamada “Iniciativa de Granos del Mar Negro” así como en el memorando de entendimiento firmado por la ONU y Rusia, que aspira a “establecer un proceso que facilite el acceso sin trabas de los alimentos y fertilizantes, incluidas las materias primas necesarias para producirlos (incluido el amoniaco), a los mercados mundiales procedentes” de Rusia. A ojos de Gryspan, esto significa que “no es necesariamente indispensable” un nuevo acuerdo.

“Diplomacia discreta”

Los detalles básicos de lo que se está negociando los han revelado el diario Financial Times y la agencia de noticias Reuters, mientras que la ONU ha sido muy comedida a la hora de comentarlos en público, alegando que forma parte de lo que llama “diplomacia discreta”.

Según informó Reuters a mediados de septiembre, Naciones Unidas propuso que el gas amoniaco propiedad del productor de fertilizantes ruso Uralchem se lleve a la frontera entre Rusia y Ucrania. Allí lo compraría el comerciante Trammo, con sede en Estados Unidos. Citando a dos fuentes familiarizadas con las conversaciones, el medio especializado en desarrollo global Devex publicó en octubre que la ONU estaba intentando negociar un acuerdo en dos partes para superar objeciones: Uralchem enviaría su gas amoníaco a la frontera ucraniana, donde lo compraría Trammo, que alcanzaría un segundo acuerdo con las autoridades ucranianas para poder transportar su amoníaco por territorio ucraniano hasta el puerto del mar Negro.

De tener éxito, según informó el Financial Times, el acuerdo permitiría el envío anual de dos millones de toneladas de amoníaco cada año, valorado en unos 2.400 millones de dólares desde Rusia. Se utilizaría el mismo corredor marítimo por el que se han transportado millones de toneladas de trigo, maíz y otros alimentos desde puertos ucranianos previamente bloqueados.

El diario económico ha revelado que uno de los puntos de fricción es cómo repartir los ingresos y si hay que retenerlos en una cuenta de garantía hasta que termine la guerra. Por su parte, una fuente diplomática dijo a Devex que las conversaciones se han topado con una serie de inconvenientes –incluyendo el referéndum ampliamente condenado por ilegal y falso sobre la anexión de territorios ucranianos a Rusia y diferencias sobre dónde celebrar una ceremonia de firma– y las partes añadieron nuevas exigencias, mientras que los ataques rusos en varias ciudades habían complicado los esfuerzos para cerrarlo.

Uralchem se define como el mayor productor de nitrato de amonio y uno de los principales productores de amoniaco de Rusia. La compañía química fue fundada por el multimillonario ruso Dmitri Mazepin, incluido en la lista de sancionados por la Unión Europea, que consideró que Mazepin “forma parte del círculo más cercano de Vladímir Putin” y también es “uno de los principales empresarios implicados en sectores económicos que proporcionan una fuente sustancial de ingresos al Gobierno de Rusia”. Poco después de ser sancionado en marzo, la compañía dijo que Mazepin había renunciado a su cargo de director ejecutivo y había dejado de ser el accionista mayoritario de la empresa, reduciendo su participación al 48%.

Mazepin se reunió el pasado 23 de noviembre con Putin. Según la transcripción publicada por el Kremlin, el empresario preguntó al líder ruso sobre las exportaciones de amoníaco y el gasoducto que conecta Togliatti y Odesa. “Queremos pedirles que nos ayuden: que incluyan temporalmente el transporte de amoníaco en Odesa en el acuerdo sobre el grano para que nuestro producto pueda ir también a los países en desarrollo, incluida África”, dijo Mazepin, según el Kremlin, y agregó que la parte ucraniana “ha presentado una serie de condiciones políticas”. “Trabajaremos con la ONU (...). Veremos qué podemos hacer. Usted conoce mi postura, no me opongo”, contestó Putin. 

Ucrania pide un intercambio de prisioneros

A mediados de septiembre, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania confirmó que Naciones Unidas había empezado conversaciones para reabrir el gasoducto de amoniaco. “Ucrania no ha empezado estas conversaciones; se trata de una iniciativa de la ONU”, dijo Dmitro Kuleba. También subrayó que Kiev no aprobará ningún acuerdo que contradiga sus intereses de seguridad nacional. Abrir el gasoducto es políticamente delicado en Ucrania, como explica el Financial Times.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha expresado públicamente en varias ocasiones que es reacio a la idea, pero que supeditaría la reapertura de las exportaciones de amoníaco por territorio ucraniano a que Moscú devuelva a los prisioneros de guerra. “Solo podemos llegar a un acuerdo si se aplica un canje 'todos por todos'. No queremos comerciar con Rusia, ni ayudarlos: es nuestro enemigo. He dicho que solo podemos llegar a un acuerdo si ellos intercambian todos nuestros prisioneros por los suyos”, dijo Zelenski el 17 de noviembre, según la agencia Interfax. “Solo lo haría a cambio de nuestros prisioneros. Esto es lo que le ofrecí a la ONU”, dijo dos meses antes en una entrevista a Reuters en su oficina presidencial.

En respuesta a una pregunta sobre si el Kremlin estaba dispuesto a considerar esa opción, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo en septiembre: “¿Acaso las personas y el amoniaco son lo mismo?”.

Según Reuters, representantes de Rusia y Ucrania viajaron el 17 de noviembre a Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos, donde hablaron de la posibilidad de que Moscú reanude las exportaciones de amoniaco a través del gasoducto a cambio de un intercambio de prisioneros que liberaría a un gran número de ucranianos y rusos. Las conversaciones contaron con la mediación de Emiratos Árabes Unidos, pero no incluyeron a la ONU, a pesar de su papel central en el acuerdo sobre productos agrícolas, de acuerdo con las fuentes citadas por Reuters.

Los avances en este sentido no están claros. Ni Moscú ni Kiev han hecho públicas las cifras oficiales sobre el número de prisioneros de guerra que han capturado desde que Rusia invadió el país en febrero, pero han llevado a cabo varios intercambios a lo largo del conflicto. Después de un nuevo canje el pasado jueves, Zelenski dijo que 1.319 personas han vuelto a Ucrania.

Un componente clave

El amoniaco es una materia prima clave para la fabricación de fertilizantes. “Se está hablando en gran medida de amoniaco anhidro, que suele enviarse en forma gaseosa”, asegura a elDiario.es Joseph W. Glauber, investigador principal del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), con sede en Washington.

El químico, recuerda Glauber, está compuesto por nitrógeno, uno de los principales componentes de los fertilizantes –los otros son el fosfato y el potasio–: “Los agricultores aplican el amoniaco anhidro directamente en sus campos, pero a menudo se combina con fosfato para formar compuestos fertilizantes como el DAP y el MAP. Estos se envían en sacos a todo el mundo. Así, los grandes países productores de fosfatos, como Marruecos, suelen importar amoníaco anhidro de Rusia y luego exportar MAP y DAP”.

Según un análisis que publicó el mes pasado, las importaciones de fertilizantes procedentes de Rusia también disminuyeron en comparación con los niveles de 2021 entre enero y agosto. Uno de los descensos más significativos se ha producido en las importaciones de amoniaco anhidro de Rusia (un 63% menos), que se envía tradicionalmente a través de puertos de Ucrania. Según sus datos, el año pasado, Rusia envió cerca de 4,4 millones de toneladas métricas de amoníaco, de las cuales un 45% pasó por los puertos del Báltico y un 55% por el gasoducto de Togliatti a Odesa.

La fuerte reducción de las importaciones de amoniaco anhidro ha empujado a Marruecos, por ejemplo, a buscar una serie de proveedores alternativos, especialmente abasteciéndose de productos de Egipto y Arabia Saudí, indica el estudio.

Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han especificado “exenciones” para los sectores de alimentos y fertilizantes. El análisis del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias señala que el amoniaco se usa tanto en fertilizantes como en otras aplicaciones, “lo que hace que la implementación de sanciones y exenciones asociadas sea una perspectiva potencialmente complicada”. Concluye que las excepciones a las sanciones comerciales parecen haber ayudado a mantener las exportaciones de algunos productos agrícolas y fertilizantes de Rusia, pero las exportaciones de amoníaco anhidro de Rusia han disminuido considerablemente.

“Nuestro trabajo indica que las exportaciones de otros componentes de fertilizantes (urea, potasa) han disminuido, pero sobre todo durante los primeros meses de la guerra, cuando era difícil conseguir que los barcos estuvieran asegurados para operar en el mar Negro”, apunta el investigador.  

Moscú se ha quejado en repetidas ocasiones de que sus envíos de fertilizantes, aunque no están directamente afectados por las sanciones, se ven obstaculizados.

Grynspan dijo en octubre que lo que llama el “efecto paralizante” de las sanciones sobre el sector privado, entre ellos el “exceso de cumplimiento, riesgos para la reputación, evasión del mercado”, siguen siendo un “obstáculo real”. “Se han producido contactos muy intensos con Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y otros países y actores del sector privado, que han emitido aclaraciones críticas y declaraciones políticas de alto nivel”.

Sin embargo, “incluso con exenciones claras sobre las sanciones, aún queda mucho trabajo por hacer”. En concreto, “la necesidad de aclarar aún más las exenciones para los alimentos y los fertilizantes dentro de los diferentes regímenes de sanciones, la necesidad de abordar las restricciones indirectas al comercio de alimentos y fertilizantes, así como mejorar la disposición del sector privado a participar”.

Según la ONU, el fertilizante de productores rusos que actualmente está guardado en puertos y almacenes europeos está siendo donado a África, que “actualmente se encuentra en temporada de siembra”. La donación asciende 260.000 toneladas métricas de la empresa rusa Uralchem. El primer envío de 20.000 toneladas de fertilizante salió de Países Bajos en un barco fletado por el Programa Mundial de Alimentos el martes con destino a Malawi a través de Mozambique. 

Por su parte, el Gobierno ucraniano planea enviar más de 60 buques con toneladas de cereales a países como Sudán, Yemen, Kenia y Somalia en el marco como parte del programa humanitario Grain From Ukraine (grano de Ucrania, en español). Este sábado llegó el primer barco a Etiopía con 25.000 toneladas de trigo ucraniano.

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