El café de San Antonio, un ilustre olvidado del barrio
Los cafés, desde su nacimiento, han estado ligados a la historia del barrio de Malasaña. Hoy, nos acercamos a la historia de uno de sus cafés más emblemáticos, el café de San Antonio.
Desde de mediados del siglo XIX, el café de San Antonio, situado en la esquina de Corredera Baja de San Pablo con los números 1 y 3 de la calle del Pez (en el lugar donde recientemente estuvo abierta la cafetería de la residencia de la Hermandad del Refugio y que hoy permanece vacío y en venta), se convirtió en un importante espacio de encuentro y punto de reunión para artistas, bohemios, poetas, soñadores, artesanos, comerciantes y familias de industriales del barrio.
El café tenía mesa de billar, daba por la noche conciertos y todos los días se ofertaban desayunos -café de puchero y media tostada-, almuerzos -huevos fritos, “beafsteak” (Filete de ternera)- y cenas. En su oferta tenían como especialidades el moka legitimo y la leche de almendras y se podía degustar un 'cognac' superior.
A él “acudía” con asiduidad, uno de los personajes literarios de la Fortunata y Jacinta de Galdós, sobre el cual el propio autor nos dice: “Juan Pablo Rubin no podía vivir sin pasarse la mitad de las horas del día o casi todas ellas en el café”. Se rumoreaba que algunos clientes del local tenían tendencias republicanas y que, en ocasiones, se entonaba el himno de Riego.
El café de San Antonio se anunciaba en periódicos con reclamos publicitarios como los siguientes: “El único defecto que tiene el café de San Antonio es que cuando va uno allí no se sabe marchar”, “Me tomo un beafsteak en el café de San Antonio y ya puedo dar la vuelta al mundo”, “No sé que tiene madre, el café de San Antonio, que a mí tan rico me sabe,” “Las chicas que aquí concurren al instante sacan novio, no en balde este café se llama San Antonio”
Fue uno de los mejores lugares donde pasar veladas, pero en modo alguno el único similar donde hacerlo. No obstante, muy cerca de él estuvo otro famoso café, con quien rivalizó y del que nos ocuparemos en otra ocasión.
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