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El Taller de la Corredera, un espacio donde aprender a hacer joyas

Somos Malasaña

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Ante la disyuntiva de renovarse o morir Alejandro Chamorro lo tuvo claro: regreso al oficio aprendido de su abuelo y de su padre y vuelta de tuerca al mismo abriendo El Taller de la Corredera, un espacio en el que aprender a hacer joyas desde cero para profanos en la materia y, a la vez, un coworking para iniciados que necesiten, o bien profundizar en cualquier técnica propia de la profesión o, simplemente, disponer de un sitio totalmente equipado para desarrollarla.

Alejandro es tan sólo un ejemplo de las decenas de vecinos, tal vez más, que con la crisis se han visto obligados a reconvertirse profesionalmente y que a través de pequeñas propuestas tratan de salir adelante. Tras muchos años trabajando como restaurador en el Palacio Real los recortes del gasto público hicieron que fuera a dar con sus huesos en el paro. Como respuesta a esa situación, rebelión productiva, paso adelante y nuevo proyecto en marcha desandando el camino que un día emprendió. Hoy, la centenaria mesa de joyero heredada de su abuelo y todas las antiguas herramientas propias de ese oficio retoman protagonismo en el renovado y céntrico taller familiar que en los últimos tiempos había servido más bien de trastero.

El espacio se estrena este mes de noviembre impartiendo talleres intensivos de joyería en horario de tarde. “Con 8 horas de clase cualquier persona que no haya tenido relación anteriormente con este mundo podrá aprender técnicas básicas de joyería y el manejo de las herramientas, se familiarizará con los distintos materiales e, incluso, saldrá con un pequeño prototipo de joya hecha en plata por él mismo”. En un segundo taller intensivo de profundización en la técnica Alejandro ofrece la posibilidad de que los alumnos materialicen bajo su dirección una joya diseñada por ellos mismos con cualquier material. En una sociedad en la que el 'do it yourself' está en alza, poder iniciarnos en la producción de joyas es una propuesta tan atípica como estimulante que ahora queda a nuestro alcance en el corazón de Malasaña.

El Taller de la Corredera está situado en un local interior del número 10 de la Corredera de San Pablo, en el bajo B. En la parte exterior de ese mismo local, hoy dividido, hay en la actualidad una cafetería-librería italiana pero a principios de los años 20 del pasado siglo formaba un todo que el abuelo de Alejandro Chamorro, Antonio Chamorro, alquiló para instalar una relojería joyería, un negocio familiar que heredó el padre de Alejandro hasta 1992 y en el que éste se formó. La mesa de joyero, el banco de estirar hilo, así como las múltiples herramientas de joyería del taller, hoy a disposición de todo el mundo, han permanecido en la misma ubicación desde hace casi un siglo. Escuchar de boca de Alejandro para qué sirve cada uno de los viejos utensilios que lo rodean, muchos de ellos 'hechos en casa', es una lección tan grata como sorprendente.

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